… —No tienes su bendición. ¿Eso es tan grave? Le di una mordida a mis papas fritas. —De hecho, me van a odiar por influir en su alejamiento de ellos. ¿Tiene Ketchup?. —¡Oh! Sí, toma. —Gracias. —¿Acaso tú le dijiste que se alejara? Llené de ketchup mi papá hasta la mitad y la llevé a mi boca. —No, de hecho le dije que reconsiderara la idea, pero no quiere hablar con ellos. Ahora soy la nuera mala. —No eres mala, hija. Solo eres un caos con pies. Sus consejos y frases motivacionales solucionaban mi vida. Nótese el sarcasmo. —Gracias, don cura. —Es la verdad. Tienes que hablar con Ethan y con sus padres. Por lo pronto, espera que se calmen las aguas. Asentí, le di las gracias y seguí comiendo mis papas. Hablar con él de cierto modo me ayudaba. Habían pasado dos días

