CAPITULO 1
Había comenzado el verano.
El cielo despejado con un sol radiante, el aire templado y las pocas ganas que tenia de salir eran signo de ello.
No me gustaba para nada el verano. Y mas porque mi tía solia venir a quedarse a nuestra casa ¡Y no se iban hasta marzo!
Era demasiado incomodo...siendo que mi primo Adam también venia.
El era 2 años mayor. Tenia 17 y era el sobrino preferido ¡El perfecto! Y pues yo era....el emo corta venas que siempre andaba mirando si se mataba con algo.
Mi estilo siempre había sido diferente a todos los de mi familia. Me encantaba el n***o, me delineaba los ojos, solía escuchar metal pesado y rock. En cambio el "sobrino favorito" era un verdadero ejemplo según mi madre. Si supieran que era un maldito doble cara.
Siempre tuve envidia de el. No podía negarlo. Ahora que ya tenia 15 años no podía dejar que me hiciera de menos frente a mi padre, el cual siempre parecía querer mas a Adam que a mi.
Me dolía cada vez que me hacia un desaire, como aquella vez que pidió pizza y le dio el pedazo mas grande a Adam o cuando le acarició la cabeza mencionando que era un buen chico.
Adam siempre será el perfecto y yo siempre fui el invisible.
Ahora estábamos en la sala junto a mis padres esperando la llegada de mi tía. El silencio me causaba vértigo. Sentía transpirar mis manos, a cada momento las frotaba entre si.
Mis padres estaban sin decir palabra alguna gracias a mi. Si, cagándola como siempre. Mi madre me había encontrado drogas en mi mochila y tuve que decirle la verdad sobre ellas. Por supuesto tiro toda mi droga a la basura y me abofeteo, mi padre no hizo nada y eso causo que mi madre se enfadara con el también.
Si no hicieron un escándalo fue porque mi tía llegaría pronto con Adam y eso era casi una salvada para mi.
Ahora que lo pienso con mas detenimiento, mi padre no había dicho ninguna palabra desde ese momento. Me sentía triste. Ahora quizás estaría mucho mas decepcionado de su hijo. No lo culpaba, me considero un rebelde y pienso seguir siendo uno.
Aunque no me causa gracia su mirada llena de decepción, pero ya no era momento de arrepentirme. Ya había comprado esa droga con las mesadas que me daban y no sentí que aquello fuera algo malo.
Es mas, lo encontraba como algo normal. Fumar droga era mi calma e ida de este mundo de mierda.
No era feliz y no esperaba que nada cambiara.
- Han llegado. Espero que te comportes Brendan, no quiero que molestes a tu primo ¿has oído?
Hice oídos sordos y solo me dedique a limpiar "la mancha" inexistente de mi pantalón. Mi madre era un loca por el control.
- Harás lo que tu madre diga Brendan - la imponente voz de mi padre me dejo frío -
Cuando mi padre decía algo no había nadie que pudiera desobedecer y menos cuando ponía aquella voz tan dura. Aunque solo la usaba conmigo, siempre.
Mi madre ya había abierto la puerta de entrada y la voz de mi tia no se tardo en escuchar.
- ¡Hermana cuanto tiempo sin verte!
Bufe. Mi tía siempre era demasiado exagerada. Me puse en pie listo para salir de la sala hasta mi habitación, pero mi padre tomo mi brazo y me jalo hacia la entrada.
- Dejame
- Iras a saludar aunque no quieras
No bromeaba con el apretón alrededor de mi brazo. Estaba mas que seguro que encontraría morada aquella parte.
- ¡Pero si es Brendan! Cuanto has crecido - mi tia acariciaba mis cabellos desordenando cada hebra. Ya no sentía la presión de la mano de mi padre, así que supuse que me habia soltado.
- Hola tia - dije con cara de pocos amigos. Tras de ella estaba mi molesto primo. Sonreía como si fuera un verdadero angelito.
- Adam que alto estas
- Y que guapo
Mis padres no perdieron segundo alguno para halagar a Adam. Frunci las cejas al ya no sentir la mano de mi tía sobre mi cabeza. Al contrario se había volteado y sonrió como una madre orgullosa ante los halagos hacia su hijo.
Solte un chasquido y preferí caminar hacia mi habitación, no extrañarían mi presencia de seguro.
Antes de llegar al pasillo que daba a mi habitación,voltee a ver si alguien me llamaba la atención. Nada. Ni siquiera se dieron cuenta.
Todos sonreían, parecía ser que aquellos si eran una familia...una feliz.
Decidí voltear nuevamente e ir a mi habitación. No valía la pena quedarme en donde no encajaba. Jale la manilla de la puerta y entre a mi " cueva " en donde me sentía seguro.
Me estire en la cama y solo hundí mi cara en la almohada.
Odio a esta familia. Odio mi vida. Odio todo lo que pasa en la misma y mucho mas importante, odio a Adam.
El sonido de la puerta hizo que elevara mi rostro y volteara hacia esta. Adam apareció frente a mi.
Tocando con sus inmundos pies mi habitación. Me puse en pie y camine a pasos agigantados hacia su fisionomía.
-¿Quien rayos te permitió entrar?
Estaba tan cerca que podía sentir su arrogancia ante mi ira. Dio un paso atrás y puso sus manos en mi pecho para que me alejara. la sonrisa que se poso en su rostro me causó cierta irritabilidad.
- ¿Que te sucede? ¿Acaso ya decidiste ser el primo que tanto necesitó?
- Callate y vete de aquí
Negó mientras se cruzaba de brazos. Sus ojos color miel parecían verme igual que como una sabandija, una que debía destruir. Odio que piense que es mejor solo por ser mayor.
- Te has vuelto muy rudo conmigo eh. ¿No recuerdas que eramos muy cercanos cuando pequeños? Como te gustaba que te tocara y besara, pensé que serias mas amable conmigo
Mi labio inferior tembló. Odio que saque a relucir nuestros juegos de pequeños. Siempre usaba la misma táctica para sacarme de quicio.
- Eso era de niños idiota
-Si, aunque no olvido como te gustaba que acariciara tu pene.
Enojado empuje su maldito cuerpo hasta la salida. El solo reía mientras lo seguía empujando
- Hey calmate. La realidad es que solo vine porque tu mama quiere que vengas a la sala.
Volteo hacia mi
- No iré - dije irritado -
- Es tu desicion primito, pero sabes, deberías dejar de escapar de mi.
No respondí y solo cerré la puerta, esta vez con llave.
Pose mi espalda en la pared y tape mi boca. Mis ojos estaban llorosos.
¿Porque siempre tenia que ser tan maldito? Jamás escape de el...solo lo odio por robarme el cariño de mis padres.
- Te odio Adam