En el fondo yo extrañaba a Lupita, mi orgullo me cegaba y lo que era peor dudaba si de verdad ella me amaba... Lupita, sin embargo, no soportaba mi silencio, mi ausencia me extrañaba con toda su alma como yo a ella ya había llegado a México, quería verla la extrañaba, tenía ansias de ir por ella y besarla esos labios que amaba de mi hermosa niña…
— ¿Y si debo escucharla? Me preguntaba a mi mismo.
Dos días después Marian vio que estaba triste, va conmigo y me dijo:
— ¿Vamos al centro comercial? — me dijo Marian intentando convencerme.
— No lo sé — fue lo único que le respondí, no quería salir.
— Vamos ya mero es navidad, hay que comprar — me dijo Marian queriéndome animar.
— No lo sé — le volví a responder, no quería nada, solo quería estar acostado.
— Anda Lupita no quiere salir, no contesta las llamadas anda no me quedes mal tú también — me dijo Marian haciéndome un leve puchero.
—Está bien, vamos — le dije levantándome del sillón.
Fuimos al centro comercial mientras que Marian checaba y se media la ropa para navidad y año nuevo, yo por mi parte me compré un helado cuando, me encontré con un amigo que teníamos Lupita y yo.
— ¿Manuel? — me habló Víctor caminando para alcanzarme.
— Hola — lo saludé de vuelta.
— ¿Lupita por qué no está contigo? — me dijo Víctor, se le hacía raro no verme con ella.
— Me peleé con Lupita, se fue con un amiguito a la disco — dije aún enojado nada más recordarlo me ponía de malas.
— ¿Cómo? No, pero si eso no es cierto yo la vi con una amiga, pero después salió muy enojada de ahí escuché a su amiga que le dijo algo al tipo y lo que alcancé a escuchar fue que el tipo le dijo que calmara a la fiera por qué le dio un codazo muy fuerte — me dijo Víctor explicándome lo que había pasado aquella noche.
Me quedé sorprendido al escuchar esta versión, no esperaba que Víctor me dijera tal cosa.
— ¿Eso es verdad? — pregunté algo confundido, aún no sabía cómo digerir lo que me había dicho Víctor.
— Claro que es verdad yo estaba ahí y lo que se es que Lupita te ama y mucho no creo que sea capaz de engañarte — me dijo Víctor hablando conmigo.
Se me cae el helado y me pasé las mano por mi cabello pensando.
— Que hice — me susurraba yo mismo, me sentía culpable ¿Qué había hecho?.
— Manuel que tienes — me dijo Víctor poniendo una mano en mi hombro.
— Sabes que dile a Marian que tengo que hacer algo importante, nos vemos más tarde — le dije a Víctor tenía que ir a buscar a Lupita.
— De acuerdo yo le digo — me dijo Víctor sonriendo, él sabía a dónde iba.
Salí corriendo del lugar, busque mi carro, me subí y arranqué el auto y fui a buscar a Lupita a su casa, al llegar toque la puerta y ella abre quedándose sorprendida de verme.
— Manuel — susurra sorprendida al verme parado en la puerta.
— Por favor déjame pasar — le dije queriendo que ella me dejará pasar.
— ¿Para qué? — me pregunta Lupita, era de suponerlo estaba enojada conmigo.
— Para hablar contigo para decirte que te amo — le dije agarrándola levemente de los hombros, pero ella se separa de mí.
— Que fácil es decirlo cuando dudaste de mí— me decía Lupita viéndome con decepción.
— Lo sé no te supe escuchar — dije pasando mi mano por mi cabello y con la mirada agachada.
— Manuel no se trata de arreglar las cosas o no, se trata de que no me escuchaste — me dijo ella negando con la cabeza decepcionada.
— Lupita déjame hablar por favor — le pedí a ella que me dejará hablar, pero fue en vano.
— No Manuel tengo mucho trabajo — me decía algo fría.
— Lupita — fue lo último que le dije.
— Después hablamos — me dijo ella de una manera fría.
Derrotado me fui de la casa de Lupita y me fui al departamento, al llegar me senté en el sillón susurrando.
— Tan cerca de la navidad y nos teníamos que pelear Lupita y yo — susurré tapando mi cara con mis manos cuando sale Marian de la cocina.
— Manuel que sucede, me comentó algo Víctor — me dijo Marian queriendo saber que era lo que pasaba.
— Fui a buscar a Lupita — le dije a Marian tratando de contarle.
— ¿Y qué pasó? — me pregunta ella queriendo saber que pasaba.
— Fue en vano, no me quiso ni hablar — le comenté agachando la mirada.
— También no la escuchaste Leo y dudaste de ella — me dijo Marian mientras me agarraba el hombro.
Me pare del sillón, no sabía que hacer para que mi novia me perdonará, no quería qué me mandará al caño por mis estupideces, por mis tonterías de haber dudado de ella.
— Que haré para que ella me perdone — decía mientras me pasaba las manos por mi cabello de nuevo.
— Haz algo especial con Lupita, no sé algo que no hayas hecho por ella — me dijo Marian dándome la idea para que mi novia me perdonará.
— Una serenata tal vez o un viaje los dos juntos — le dije respondiendo a la idea que me dio Marian.
— Puede ser las dos cosas... Así Lupita te perdonará y hablarán tranquilamente — me dijo Marian sonriendo.
— Eso espero — susurré algo indeciso a decir verdad, no estaba tan seguro jamás había dado una serenata, pero lo tenía que intentar por el amor de mi novia.
Era un día antes de la Navidad, Lupita había invitado a Brenda para hacer una pijamada Brenda trajo su pijama traía su abrigo grande, ella tocó la puerta y Marcelo le abrió.
— Buenas noches, cariño — le dijo a Marcelo seductoramente.
— No me digas cariño — le dijo Marcelo en tono de fastidio.
— Hay, pero eres hermano de Lupita, es de cariño — dijo ella haciendo una voz tierna.
— Ni de cariño me digas nada — le responde Marcelo molesto.
— ¿Sabes que estás guapo? — le pregunta Brenda haciéndole una leve caricia.
— ¿No me hables Brenda quieres? — decía Marcelo más que fastidiado con su voz.
— Qué genio — le dijo Brenda rodando los ojos.
— ¡Ve y sube con mi hermana a mí déjame en paz! — le grita Marcelo enojado.
Brenda sonrío mientras susurraba.
— Si enamoró a Marcelo no está mal y sirve para mis objetivos — Decía sonriendo para sus adentros.
Brenda sube y se encuentra a Lupita en pijama.
— Cariño y si nos tomamos una copa — dijo Brenda con una sonrisa tenía ganas de tomar con su amiga.
— No después de lo que pasó esa noche — dijo Lupita negando con la cabeza.
— Estábamos en la disco, y estamos solas en casa, además podemos hacer una fiesta entre tú y yo a solas que dices — dijo Brenda intentando convencerla.