El transcurrir de la noche

1209 Words
Me sorprendió en sobremanera verle allí, ya que según el informe que me envió el Cártel del Manglar, su hora habitual de llegada era a las 9, por eso llegue 1 hora y media antes, para así pasar desapercibida entre el público. -¿Qué te eh dicho sobre este tipo de cosas?- sentenció arreglando su traje, no se puede negar que ya está un poco mayor, pero denota confort, seguridad, arrogancia y para su edad está de buen ver -esta zorra después que me sedujo ahora se la da de muy santurrona- afianzando más su agarre -¡Suéltala ya Schman!, Esa no son formas de tratar a una jóven, así que te comportas o de lo contrario tendré que revocarte tú entrada al bar- aquel hombre me soltó y se marchó de nuestra presencia, yo fingía dolor en la muñeca y la acariciaba -¿Estás bien?- ahora su atención estaba puesta en mí -ahora sí, muchas gracias- sonreí tímidamente y le miré cabizbaja -ven siéntate un momento en mi mesa- caminamos acompañados de siete guardaespaldas hasta la escalera, allí nos sentamos en un balcón que tenía vista a todo lo amplio del bar, había un pequeño mini bar y dos mujeres atendiendo, el tomó asiento -¿Qué tomas?- desabotono algunos botones de su traje -s*x on te beach- hizo señas a uno de sus guardaespaldas y este fue y volvió con mi trago -gracias- tomé un largo sorbo -y...¿Qué haces por aquí, a estás horas?- pregunto con interés -me escapé de la casa, estoy cansada de los maltratos de mí alcohólico padre- agarré el ruedo de la falda y empezé a jugar con el -¿Y crees que haces bien estando en un lugar como este y siguiendo los pasos de tu padre?- señaló hacia mi bebida -necesito saber que siente cuando toma, porque nunca deja de hacerlo- una lágrima rodó en mi mejilla, necesito convencerlo a como de lugar -no llores nena- tomó mi barbilla y alzo mi rostro, seco la lágrima y me sonrió con gran descaro -eres muy hermosa, ¿Cómo te llamas?- -Patricia, pero todos me llaman Paty- saboreé mis labios con inocencia -asi que Paty- hizo una parada en mis voluptuosos senos y trago con dificultad -si quieres puedes quedarte aquí está noche, en lo que buscas donde quedarte- sugirió arrecostandose en su asiento, colocando un pie encima del otro para así cubrir su ya vista erección -muchas gracias señor, pero me iré a dormir a casa de una amiga- miré el reloj que estaba en su mano -de hecho ya debería de irme, de seguro ya me está esperando- me puse de pies agarrando cada lateral de la mochila -muchas gracias por todo- camine un poco -si te decides, aún está la propuesta de quedarte aquí- me giré a verle y me regaló una sonrisa, le agradecí nuevamente y seguí hasta salir de aquel lugar, está vez no me iré en un taxi, sé que me va a seguir, así que necesito verme indefensa y tomar caminos en los cuales sea difícil el transitar en vehículos. Luego de media hora de camino, sentí el pisar a una hoja seca, miré a todos lados y no ví nada así que debía seguir el plan -¿Quién está ahí?- mi voz fue temblorosa -no te asustes Paty, soy yo- habló saliendo de entre un árbol -no quiero asustarte, sólo me preocupe y quise constatar que Schman no te seguía- sus manos estaban alzadas en señal de que no tenía nada en las manos y como era de esperarse, cuatro hombres le seguían -muchas gracias, pero estoy bien- sonreí y volví a reanudar el caminar -al parecer eres muy buena agradeciendo- me detuve y le miré con coquetería -¿Vino hasta aquí para ver si están bien o porque quiere esto?-levante un poco mi falda, este rápidamente se acercó hasta mí y me agarró las nalgas, apretandolas y luego llevándome hacia él para que sienta su erección -sí, me traes loco desde que te vi juguetear con tu falda— miro hasta mis piernas -la verdad es que a mí jamás me había pasado algo así con alguien y usted captó toda mi atención- no le miré a los ojos en ningún momento, le tenía que hacer creer mi papel de indefensa e inocente -eso es bueno- empezó a quitarse la correa y le detuve -no quiero que ellos me vean, además soy virgen- voltee la cara -aaah, entiendo, Malcom- llamó a uno de sus hombres -necesito que me den un poco de privacidad- -señor, no podemos dejarlo solo- contradijo aquel hombre -te acabo de dar una orden cabron- le regaño entre dientes y estos se fueron -ahora sí, en que íbamos - bajo sus pantalones -no sea brusco por favor soy virgen y... Este no me dejó terminar, me estampó contra un árbol, bajo mi ropa interior y me penetró llegando a lo más profundo de mi ser, haciéndome sentir llena, como jamás lo había estado, luego alzó mi pierna izquierda para así hacer más profunda su embestida, es una lastima que deba morir, ¡Dios! este hombre si que sabe lo que hace, luego salió de mí y me tiró al piso, me puso de espaldas y penetró con más furia, quería negarme al placer, pero maldición no podía, quería seguir aquel papel, pero me fue imposible, tuve que gritar de placer, este al notar que ya no me resistía me tomo del pelo y jaló con gran fuerza, como pude me coloque encima de él y lo galope como si no hubiera un mañana, hasta que llegamos al clímax. Me puse en pies y me arreglé -me sorprendiste Paty, para ser virgen fuiste toda una diosa- estaba sonriendo -es una lastima- le dije mientras buscaba en la mochila -¿Que dices?- le miré y estaba de pies arreglando su traje -que es una lastima que debas morir, después de tan buen revolcón- saque mi glock 43, la cual tenía un silenciador y dispare cinco veces, me asesore de que no tuviera pulso y por si las dudas le disparé en la cien. Arrastré su cuerpo tan rápido como pude y oprimí el pequeño botón izquierdo de mi reloj, el cual emite una señal GPS que indica el lugar donde estoy y que concluí un trabajo y necesito limpieza; varios segundos más tarde llego Malcom uno de los gualdaespaldas de Anton, el hombre que acabo de matar, este al no vernos empezó a buscar y dar la alerta por su radio, cuando vió el rastro que dejé lo siguió y una vez estuvo cerca le disparé hasta dejarlo sin respiro y posteriormente luego de un agobiante combate mate a sus compañeros, por mi parte yo solo tuve unos que otros rasguños. Espere al rededor de veinte minutos hasta que llegara el escuadrón de limpieza. -¿Una noche agitada?- pregunto Bill, quién es el encargado del escuadrón -algo así- ellos tomaron los cuerpos y lo entraron en fundas, limpiaron la escena, sin dejar huellas algunas, condujeron el vehículo de Anton y lo hicieron caer hasta el barranco dónde luego de la caída estalló en llamas, se subieron hasta su furgoneta y partieron del lugar.
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