Me levanto de la cama con el cabello enredado, ya se me hace tarde para ir a mi trabajo. A mi amiga anoche la traje a mi casa, durmió conmigo, me dijo que se sentiría muy sola si lo hiciera en una habitación de huéspedes, así que ella durmió a mi lado. Volteo a verla y la observo totalmente apacible y tranquila sobre mi cama, me levanto cuidadosamente del colchón, pero sin querer igualmente la desperté. -Hola – le digo. -Hola, ¿Ya te vas? -Sí, me imagino que debo de tener pacientes por atender, aunque, todavía no he hablado con mi recepcionista. -Quiero contarte algo, que me está comiendo por dentro – me dice ella. -Sí, claro, dime – me dispongo en escucharla. La observe triste, la misma expresión de aflicción de anoche, me sigue preocupando su bienestar mental. -Estaba con Rubén e

