Bajamos del auto y fuimos escoltados hasta la entrada. El edificio es totalmente de lujo, es de suponer. Usamos el ascensor, pero no voy a mentir en la parte de que a mí me aumento las ganas de saborearlo, en todos los sentidos, pero trato de nivelarlo no quisiera llegar a sus pies, y más que es algo egocéntrico. -Yo antes cuando vivía en el orfanato, pase por varias cosas que aún no olvido, creo que lo más traumante que experimentaste tú vives con ello, es como pensar todo el tiempo de ello… Todavía eso viene a mí, cuando la vez que llegue a pasar hambre, simple negligencia. -¿Las monjas no te cuidabas? -Sí, pero esas fueran otras, cuando vinieron unas nuevas, mi vida había cambiado – él sonríe – eran muy hermosas, totalmente bondadosas eran y muy jóvenes, los propios ángeles. -¿Las s

