Cyrus sonrió sin poder evitarlo cuando contempló a Rubí recostado sobre su estómago en la cama, luchando por no quedarse dormido mientras “ayudaba” ordenar sus pertenencias. Saber que el hermoso chico se había enamorado de él y que este le confesara sus sentimientos y temores, solo aumentaba su resolución de contarle todo para darle la verdadera oportunidad que se merecía. Claro, si es que Rubí seguía manteniendo el mismo pensamiento luego de contarle sobre las parejas de sangre por supuesto. Era un miedo que tenía que correr si quería comenzar de manera justa y real, era lo que le debía a Rubí, lo que se merecía luego de haber pasado por tanto. Cuando llamaron a la puerta, Rubí se sobresaltó e inmediatamente abrió bien grande sus hermosos ojos turquesa. —Estoy despierto, lo estoy, no

