—Bueno, entonces, ¿cómo se supone que lo hagamos? La señorita Guilmette dijo que no teníamos tiempo de clase para hacerlo. ¿O estabas tan absorto rascándote los brazos que no la oíste? —preguntó con un ligero enfado. Bill se quedó mirándolo como si no entendiera. "¿Me estaba rascando los brazos?", preguntó Bill, sin saber si debía haberlo preguntado. —Sí, lo hacías. ¿Por qué haces eso? ¿Es como un trastorno obsesivo-compulsivo o algo así? "Algo", dijo Bill. Tom lo miró fijamente, esperando a que terminara la frase. Al no terminar, volvió a hablar. —Entonces, ¿dónde vamos a terminar el proyecto? —preguntó Tom. Bill dejó escapar un suspiro de derrota. "Tu casa, supongo", dijo. —Supongo que puedo darle otra oportunidad... pero si no me gusta nada... me largaré como antes —intentó consol

