Provocame

Empezar desde cero

El hombre se estaba ejercitando en su celda, se saco la transpiración que tenia en su frente. Su cabello moreno estaba despeinado y lo peino con sus dedos. Un policía se acerco a el y lo llamo, sacándolo de la celda.

Seguía al grande policía que lo estaba escoltando a la salida. Tenia un profundo alivio pero no por eso iba a dejar de estar preocupado con lo que iba a pasar de ahora en adelante. Cuando llegaron a la entrada, le sacan las esposas y lo dejan salir. Ahora estaba en libertad pero nadie lo estaba esperando, sus padres estaban muertos y los pocos familiares que tenia, no había ninguna relación con lo que había pasado. Solamente se hablaba con un hombre pero no estaba esperándolo en la salida. Solamente tenía un poco de plata en el bolsillo y tenia que arreglarse con eso. En pocas palabras, estaba perdido en un mundo que tenia que reinsertarse, por algo que se había defendido. Con todo lo que tenia que hacer, prefería quedarse en la cárcel. Tenia que buscar trabajo pero como era un ex convicto, estaba perdido pero igual iba a insistir. A pesar de la propuesta que le dio el hombre, también tenía que mantenerse con otro trabajo, aunque quería volver a su antiguo trabajo antes de que su destino le pegara una mala pasada.

Con las pocas pertenencias que tenía, movió sus pies, no sabia a donde ir. Lo primero que tenia que hacer era buscar un trabajo pero, ¿Dónde?

Camino hasta una parada del colectivo y tomo uno hasta la capital.

La gente que estaba ahí lo miro detenidamente y el se sentó en uno de los asientos del fondo. Respiro hondo y se olvido de las miradas de la gente dando su mirada a la ventana.

Mientras, una mujer estaba sentada en una reposera mirando una revista. Su marido estaba dentro de la gran casa, revisando unos papeles en su escritorio. Miro a su mujer desde la ventana y se puso de pie. Salio de la casa y camina hasta el jardín.

–Al fin saliste de la casa. –Cierra la revista y lo mira.

–Tenía mucho trabajo. –Confundido. – ¿No tenias cosas que hacer?

–Si, ya las hice. –Tranquila. –Mañana empiezo, tengo que ir al estudio.

–Lo vas a hacer bien.

–Lo se, de eso estoy muy segura. –Se acerca a el y le da un beso. –Me canse de estar afuera, voy a darme un baño.

El asiente y se sienta en la misma reposera mientras que su mujer entra a la casa.

Mira que en su residencia había un hombre caminando por los límites, frunció su ceño y se puso de pie.

–Es propiedad privada. –Grita. –No puede estar aquí.

El hombre se detuvo y miro al millonario, quien se acercaba.

–Perdón, es que el portón estaba abierto.

–Ah mira que bien y vos aprovechaste para hacer un tour. –Sarcástico.

–Lo siento, es que estoy en busca de trabajo.

–Perdón pero no puedo ofrecerte ninguno.

–Pero usted no tiene seguridad, entre muy fácil.

El hombre suspira.

– ¿Cómo se llama?

–Marcos García.

Estrechan sus manos.

–Facundo Herrera. –Lo mira. – ¿De que trabajaba antes? –Quería saber.

Marcos duda un momento antes de contestar.

–Seguridad. –Miente.

A Facundo se le prendió el foco.

–Es que si, da con su aspecto. –Serio. –Mi esposa es una actriz, mañana tiene que empezar las grabaciones de una telenovela y quiero que sea su chofer y guardaespaldas.

– ¿Una actriz? ¿Quién es? –Pensó.

–Esta bien, no tengo problema. –Feliz. –Muchas gracias.

–No estés tan contento, estas a prueba, depende de lo que diga mi esposa.

El asiente.

–Acompáñame a la casa, ella se esta bañando.

Siguió a su nuevo jefe a conocer a la mujer para la que tenía que trabajar, tenía un poco de intriga para saber de quien se trataba. Entraron a la casa y lo invito para que se siente.

–Se debe estar cambiando, habrá que esperarla.

–No tengo prisa. –Animado.

La mujer estaba peinando su pelo cobrizo, se encontraba en su habitación y estaba viendo que ponerse. Se puso un vestido que un poco apretaba sus curvas. Antes de salir de su cuarto, prendió un cigarrillo y bajo las escaleras. Le dio una calada y se sorprendio al ver a un hombre en la sala.