Diana

621 Words
La mujer miraba al hombre moderno que estaba sentado pero se puso de pie rápidamente. Marcos estaba nervioso al ver quien era, de verdad que era mucho más hermosa en persona. –Mucho gusto, señora Diana, mi nombre es Marcos, su nuevo chofer. Ella le dio una mirada fría a su marido. –También va a ser tu guardaespaldas. – ¿Por qué? –El necesita un trabajo y mañana empezas a trabajar de nuevo. –Pero no necesito que nadie me cuide, menos un chofer. –Ya lo se pero para estar más tranquilo. Marcos traga saliva y Diana lo mira. –Para ti soy la señora Kahn, nada de llamarme por mi nombre. –Si señora Kahn. –Así me gusta. –Sonríe. –Mire, no me gusta la idea de un guardaespaldas pero de chofer pensándolo, no esta mal la idea. –Estoy para que lo necesite. –Mejor entonces, estas contratado. El suspira de alivio y besa su mano. –Muchas gracias, no se va arrepentir. –Espero que no. El miro a la mujer que estaba en frente. Su piel blanquísima y podía asegurar que era suave, sus ojos azules lo miraban y tenia los labios gruesos. –Empezas mañana. Diana miro al hombre de ojos verdes, casi avellana. Era fuerte y de gran estatura, con la espalda ancha. –Te quiero temprano y vas a vivir aquí, en una de las habitaciones de huéspedes. –Esta bien, señora Kahn. – ¿Alguna duda? –Ninguna. –Si usted es puntual y cumple con su trabajo, nos vamos a llevar bien. –No va a tener ninguna queja. –Yo me voy. –Mira a su esposo. –Voy a ver a Sara, ¿quieres algo? –No, amor, gracias. Ella sonríe y Marcos no puede evitar hacerlo también. Diana se va, quedando los dos solos. –Tuviste suerte. –La verdad que si y gracias, estoy agradecido. –Ahora tenes que trabajar, con eso vas a tener la única forma de agradecimiento. –No va a tener nada de que preocuparse. El asiente. –Se tiene que poner la ropa apropiada.  –Lo siento señor, no tengo mucha ropa. –Cómprate un traje para que lo uses mañana y no agradezcas porque se te va a descontar del sueldo. –Lo mira. –Que raro que no tenga nada formal. Marcos no sabia que responderle. –No tengo mucha plata para comprarla, estaba desempleados. –Perdón, la verdad que no se para que te pregunte, no me importa lo que te pasa. –Serio. –Anda a comprarte ese traje. –Le da el dinero. –Y date prisa. El asiente y se va de la mansión. Marcos estaba contento, al fin había conseguido trabajo, aunque tuvo que mentir para conseguirlo. Había conocido a Diana y era mucho más hermosa en persona, tenia el mismo carácter fuerte que mostraba detrás de cámara. Diana estaba en la cafetería con su amiga, tomaban un café y ella le contaba lo que había sucedido. –No se que hacia ese hombre ahí, parece que mi marido se enterneció por el y le dio un trabajo como mi chofer. –Le cuenta. –Lo que si me molesto un poco al principio es que iba a estar detrás de mí pero solamente va a ser mi chofer. –No esta mal que tengas un poco de seguridad. –No la necesito, se cuidarme sola y no me gusta que me espíen. –Seria. – ¿Cómo es? –No lo se, no lo mire mucho. –Diana. –La mira. –Y tiene pinta de seguridad. – ¿Es lindo? –Se ríe. –Cuando no vos con esas preguntas, ya lo vas a conocer mañana. –Te tomo la palabra. – ¿Cuándo te mentí con eso? Mañana da tu veredicto. –Se ríen. Mientras, Marcos fue a una tienda a comprarse la ropa, se compro un pantalón de vestir, camisa y un saco. Le pago al cajero y se detuvo cuando vio a alguien. –Vaya, vaya. –Aplaude. –Quien diría que te iba a ver por acá. Mira al hombre que lo había visitado en la cárcel. –Conseguí trabajo por suerte. –Contento. –Muy bien, esta bien que quieras progresar pero supongo que no volviste a tus raíces, ¿lo pensaste bien? Mira que te necesito. –Lo pensé pero no estoy seguro. –Duda.
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