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4363 Words
-Disculpe… - escucha a su espalda. No se mueve, a lo mejor es con otra persona, piensa. -Disculpe… estáda esta silla.- -vuelve a escuchar, pero esta vez ocupada acompañada de una pregunta, una mujer se encuentra a su lado, voltea y la mira sin mucho interés, recorre su rostro, le calcula una edad bastante baja. Pero eso a él no le importa, y mucho menos que ella le hable. -No.- dice escueto. Vuelve la vista a la barra, y pide un whisky, nota que la niña se sienta a su lado, no la mira, no quiere parecer interesado, ya tuvo suficiente con triponas estúpidas que lo estaban acosando hace rato, solo para conseguir dinero o quien sabe qué. -Gracias.- escucha que dice. Se toma su vaso de licor, sin decir nada, ama su soledad o eso quiere creer. Asiente en silencio, y se concentra en beber, de todas maneras a eso fue a esa terraza.- Disculpe, le molestaría decirme la hora.- gruñe en respuesta, quien se cree esta niña, no entiende que no quiere que le hable. -2: 45 am.- responde cortante, esa niña ya lo estaba molestando y no hacia ni 5 minutos que estaba a su lado. -Gracias.- escucha su respuesta, voltea su mirada y ella se está sonriendo a su teléfono, se fija en su cuerpo notando una figura bastante esbelta. Recorre de pies a cabeza a esa niña, y cuando llega a su rostro se encuentra con su mirada de niña buena. No dice nada, a lo que ella se levanta y se va a un grupo de chicas que va llegando. -Candela, al fin.- mira a la niña interactuar con sus amigas, y sonríe, hasta name de niña tiene piensa. Las chicas caminan hasta su mesa, y claro hay más chicos de su edad en ella, busca a Candela con la mirada, y se da cuenta que es la única que se sienta sola, no lleva acompañante. Sigue tomando su whisky, e inconscientemente su mirada vuelve a la niña de cuerpo bonito y sonrisa dulce. Busca su teléfono celular y al ver la hora decide irse, mañana debe trabajar. No es algo que le disguste, de hecho le entretiene ver como sus empleados huyen de él, como si fuera un animal o algo peor. Se toma su último trago de licor, cancela su cuenta, y se va. Esta vez decide tomar el ascensor, cuando ya está a punto de cerrarse una delicada mano lo detiene, gruñe en respuesta porque el aparato es lento, y volverá a tardar en cerrarse. -Perdone, pero es que ya es tarde. Y no quiero bajar las escaleras.- escucha la dulce voz de Candela algo ebria. Gruñe en respuesta, porque está molesta niña ha estado en sus pensamientos desde que llego a la barra.- ¿Es usted un hombre lobo? .- su pregunta lo toma por sorpresa, le resulta estúpida pero sonríe. -¿Qué? .- respondió sorprendido, la mira incrédulo. La chica se muerde el labio antes de respondedor. -Es que ha estado gruñéndome toda la noche, o le molesta que le hablen o le molesto yo.- su aclaración le resulta un poco tonta, siendo el extraño como podría caerle mal una mujer que ni conoce. -Con respecto a su pregunta algo tonta a decir verdad, no, no soy un animal. Respecto a su aclaración, me molestan las personas molestas.- dice serio, sin un ápice de tolerancia hacia una chica ebria. -Eso no tiene sentido para mí, tampoco es muy educado de su parte ser descortés.- su manera de arrastrar las palabras cuando habla le deja en claro que está bastante tomada, pero eso no es asunto suyo. -¿Descortés? .- le pregunta inquisitivo. -Sí, gruñir no es una respuesta amable.- dice tangente. -Tienes razón. Lo tendré en cuenta la próxima vez.- acepta que tiene razón, y también piensa en que discutir con una persona ebria no tiene mucho sentido. "Tin" el sonido del ascensor al llegar a la planta baja, los saca de su conversación, camina a la salida. Y siente los pasos de Candela detrás de sí, llega a su auto y cuando ya va a subir voltea hacia la chica, y la observa caminar a otra dirección, nada de taxis, y mucho menos un auto por esa vía, analiza. La sigue con la mirada, y ella está caminando a la avenida principal, ¿se ira sola a su casa caminando? Y eso que le importa a él, no es asunto suyo. Es una mujer, bonita, caminando sola, a estas horas de la noche, debería ofrecerse a llevarla, no es su problema. Se monta en su coche, y decide irse por el lugar donde se fue Candela, al doblar en la esquina, se da cuenta que ella vive por ese lugar, no es tan tonta después de todo. Espera que entre a su residencia, cuando ya lo hace, sigue de largo a su departamento, aun puede dormir unas horas. Después de todo mañana es domingo, solo tiene esa estúpida cena.   -¿Por qué? -¿Cómo? -¿Por qué quisiste que viniera contigo, si soy una molestia para ti?.- le pregunta desconcertada. Abrumada incluso. -Acepte para salir de esa situación, si no estaríamos allí discutiendo sobre cómo irnos por una hora más.- suena tranquilo. -Uh vale.- ella no dice más, él la observa en silencio. Le resulta incómodo ir juntos, no queda de otra. Voltea a ver por la ventana, tratando de ignorarlo. -¿Qué edad tienes?.- su pregunta la toma por sorpresa. -Para que necesitas saberlo.- lo mira dudosa. -Te ves menor que mi hermana, como es que son amigas.- sus cara de confundido le hace gracia. -A eso, si soy menor que ella, pero no por mucho.- trata de salir del paso, pero el insiste. -En serio, ella tiene 26, te calculo unos 3 menos que ella.- trata de adivinar, algo que no va con su personalidad desinteresada, lo cual la confunde. -2. -¿Qué?.- la mira sin comprender. -Menos 2 años.- aclara. -24 entonces, es una edad considerable. Jall aún es una niña en su comportamiento. -Así es.- lo observa conducir en silencio. -Interesante, y como es que resultaron siendo tan unidas.- esa pregunta lo estaba martirizando desde que la vio saludar a su padre como si lo conociera de toda la vida, y esa confianza lo noqueo. El viejo no era accesible con nadie, y menos con personas que no fuesen árabes, y si eran amigos siempre los mantenía alejados de ellos, para no crear lazos amorosos con extranjeros, ellos debían ser amigos de árabes, y salir solo con árabes, como es que su padre trataba tan bien a está Venezolana amiga de su hermana. -Nos hicimos amigas en la universidad. Ella raspo una materia, casualidad yo estaba adelantando esa y varias más, así que nos poníamos juntas para los trabajos grupales en ese curso, me la topada muy seguido en la uni, y nos sentábamos a conversar sobre cualquier cosa, y bueno nos hicimos amigas.- responde sonriente. -También estudio administración.- asiente comprendiendo, pero eso no le aclara su duda. -Sí, no era algo que quisiera. Pero no había más, no podía más. -¿Que quiso estudiar?.- aunque quisiera preguntarle sobre cómo se lleva también con su padre, se frena. Ella no podría saber eso. -Idiomas.- susurra nostálgica. -Uh, por qué no lo estudias ahora?.- pregunta con interés. -No puedo, ahora me encuentro haciendo otras cosas. Además no es tan malo, tengo varios trabajos, me pagan bien, hago lo que quiero, soy independiente.- dice más tranquila, relajada. -Ya veo, suena bien.- continúan su conversación mas tranquilos, la incomodidad paso a la historia hace rato. -Si, tal vez luego intente otra cosa, mientras seguiré así.- voltea la mirada al camino nuevamente. No responde más, sigue conduciendo en silencio. La terraza está bastante retirada de la zona donde se encontraban, decide poner algo de música, justo cuando va a pulsar el botón suena su teléfono celular. -Diga.- contesta.- ¡¿Qué?!... imposible, las alarmas siempre están encendidas. No, no. Voy para allá. Descuide. -¿Algún problema?.- lo mira alarmada. -Te importaría si pasamos un momento por mi departamento, alguien intento forzar la puerta. -No. Tranquilo, vamos. -Ok. Al llegar al conjunto residencial, está el guardia en frente de su puerta, y varios vecinos amontonados alrededor. -Con permiso.- suelta molesto, porque las personas tienen que ser tan metiches. Que molestia. Voltea y Candela se quedó en el auto, mejor piensa. -¿Qué sucedió?.- le pregunta al guardia. -Estaba dando el recorrido nocturno cuando vi una silueta de un chico correr hacia acá, lo seguí y el intento abrir su puerta pero no lo consiguió, cuando intente detenerlo me golpeo con un bate de béisbol, por eso no pude reaccionar mejor, disculpe señor. No volverá a pasar.- le cuenta un poco aturdido el hombre. -Descuide no es su culpa, creo que tendremos que contratar a más guardias. Uno no es suficiente. Vuelvan todos a sus casas, yo me encargare a partir de aquí. Buenas noches.- despide a todas las personas, y llama al dueño de la residencia, le cuenta por encima los acontecimientos, con el fin de contratar más personal a lo que acepta. -Mañana tendrá un equipo de trabajo, señor Ramírez. Esto no volverá a pasar, por ahora no puedo hacer más nada, buenas noches. Vendré más tarde. -Gracias señor Zayd. Y disculpe.- asiente hacia el hombre y vuelve al auto. -¿Paso algo grave, está bien el guardia?.- su pregunta le resulta molesta. -No, todo en orden, el guardia bien. -Qué bueno, gracias a dios.- suben al coche. Conduce a la terraza ya sin muchos ánimos, pensando que lo mejor será dejarla a ella en el sitio y volver. Lo bueno es que su departamento queda cerca del sitio por lo tanto no tardara mucho. -Casi lo olvido, le enviare un mensaje a Tatiana para que nos encuentre allá, así no estarás solo.- dice casual. “Tati nos vemos en la terraza, llevo un hombre lobo para ti, esta como tú quieres. No faltes, ok” ENVIADO… -No deberías haberle enviado a esa chica.- su tono molesto la hace voltear. -¿Por qué no?.- espera su respuesta. -Porque no me gustan las niñas. -Tatiana no es una niña, además ya le envié así que no puedes dejarla botada, eso sería muy descortés incluso para ti.- la mira mal. -No es mi problema, tú la invitaste no yo.- le hace ver resuelto. -Que va a decir tu hermana cuando no te vea allá.- trata de persuadirlo.- Además acabas de demostrarme que no eres tan amargado como creí, solo será un rato. Quien sabe a lo mejor te entiendes con ella. -No lo creo.- rechaza su oferta. -Ya lo verás que si. -Intentas emparejarme con tu amiga, la insoportable.- le recuerda. -No es insoportable.- sonríe. -Tú lo dijiste en la cena. -Ella es diferente, es bonita. Espera a verla. -La belleza no tapara su forma de ser. -Siempre puedes rechazarla luego. -Deja de insistir. -Lo hare, hasta que me digas que te quedaras. -No. -Por favor…-Lo mira con cara de súplica, él mira sus labios más de la cuenta.- Anda, no será tan malo. -Eres molesta, ok.- acepta distraído con su forma de mover los labios, tiene lindos labios, piensa. Vuelve si vista a la carretera.- Solo unas horas, luego me iré de allí. -Valeee.- asiente alegre. Llegan al lugar, y esta atestado de personas. Hay grupos de chicas por todos lados, solas y acompañadas. No debió venir, no le gusta estar rodeado de tantas personas que parecen estar dejando sus vidas en el alcohol. Candela camina entre las personas, con agilidad, ella debe estar acostumbrada a estos lugares, no como él que les huye. La sigue a una distancia prudente. Hasta que parece ser que hay muchas personas por donde quiere pasar y la única forma es haciéndolo muy juntos. Ella voltea y toma su mano, sin decirle nada. Él ya sabe que va hacer, pero que no le diga lo molesta, quien se cree que es para tomarlo de esa forma, “una niña” piensa. -Vamos.- lo hala hasta posarlo en su espalda, están tan pegados que puede sentir toda su anatomía en su pecho.- Agárrate de mí, para que pasemos juntos, de otra forma no llegaremos a las chicas.- le hace ver, el asiente de acuerdo, esa posición no le incomoda, después de todo es un hombre. Y ella una mujer con unas curvas bastantes considerables, aleja esos pensamientos, cuando ya están del otro lado, y el aún está pegado a su espalda. -Donde esta Jall?.- le pregunta mirando alrededor. Ella le devuelve la mirada juguetona. -No te morderé.- le sonríe y señala un lugar detrás de él.- Justo allí. -Bueno.- la ignora, y camina hasta donde se encuentra su hermana. -Llegaron.- grita Jalilah entusiasmada. -Si, en el camino se me presento un problema. Pero ya lo resolvi.- le informa su hermana, llega Candela en ese momento con una chica linda, con un cuerpo que a 3 metros es operado. -Zayd, esta es Tatiana.- la presenta, la mencionada le sonríe seductora, a lo que el queda serio, conoce las mujeres como ella. -Un placer.- estrechan sus manos, y ella lo hala para darle un beso cerca de sus labios. -El placer es mío.- lo toma por el antebrazo.- Bueno chicas, nos vemos luego. Iremos a divertirnos.- les tira un beso en el aire y se lleva a Zayd a rastras por la pista de baila. -Bien, creo que le gusto. -A cuál de los dos te refieres, porque Zayd parecía bastante incomodo con ella. -Tranquila Jall, tu hermano no es un niño, olvídate de ellos. Vamos a divertirnos. -No me agrada.- le insiste su amiga. -Ya lo buscaremos más tarde, te lo prometo. Ahora necesito un shot. Vamos.- la toma de la mano, junto con Nayn y los lleva a la barra. -Vale.- acepta. -Espera un segundo.- los detiene contrariada y mira a su amiga más de la cuenta. -Que.- ambos voltean. -¿Por qué necesitas un shot, justo cuando acabas de llegar con mi hermano, cuéntame paso algo?.- inquiere. -Si pasó algo, pero no es necesario mencionarlo ahora, te lo contare más tarde. -No, no, quiero saberlo ahora Can, te conozco. Solo estás haciendo que lo olvide para no decirme. Nayn amor espéranos en la barra. Ya te alcanzamos. -Jall, no quiero hablar de ella ahora, no es nada grave. Solo acompañe a tu hermano a su casa porque pasó algo en ella, y nos venimos. Contenta.- la mira un poco molesta.- Además no veo porque te pones así, no hay nada interesante en ello. Relájate, vamos ...- toma su mano y caminan juntos. -Está bien, vamos por ese trago entonces.- volver a tomarse de las manos y van donde Nayn. -Que empiece la fiestaaa.- gritan juntas. < Hola querido lector, si has llegado al final de este capítulo, es porque estás interesado en la historia. ¡Gracias! Quiera pedirte que me sigas en mis r************* , en las cuales estaré compartiendo información sobre mis proyectos (libros) estoy en ** como @unachicaversatil y mi cuenta personal @genelepri… Los espero por allá con su apoyo, Besos!!
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