Un año después. Vigo, Galicia. Abraham salió al jardín dónde Kelly y Julia estaban jugando alegremente con sus bebés y sonrió al verlas, finalmente después de tanto sufrimiento las chicas habían encontrado la felicidad. Julia se preparaba cada día para ocupar su lugar en la nobleza española y Kelly había comenzado su popio negocio. Cada una había encontrado un objetivo para sus vidas y desmostraban cada día que eran grandes mujeres, destinadas a realizar grandes cosas. Él las miraba embelesado fijándose bien en los niños que eran físicamente opuestos a sus madres. Zoe con unos mechones castaños oscuros que eran del mismo color de sus ojos y Iker, rubio con los ojos verdes y su marquita en el brazo. Abraham sabía que eran verdaderas copias de sus padres, pero no le importaba, sobre todo

