No podía creer que Lucke había pasado de molestarme y hacerme la vida imposible a contarme sobre la muerte de su madre. E incluso después de besarme esa misma noche. Había sentido todo tan sincero, había comenzado a ver a mi hermanastro de una forma distinta, más real.
Pero todo eso se fue a la mierda cuando al día siguiente desperté sola en la cama. Él salio a las cinco de la mañana a correr y no volvió hasta tres horas después, para ducharse e irse al instituto. Gracias al cielo, cuando me desperté mi madre aun estaba dormida y pude irme a mi habitación antes de que me viera. No quería ni imaginar todo lo que hubiese sucedido si me hubiera visto salir de la habitación de Lucke en la mañana, luciendo solo mi pijama.
Él pasó toda la semana distante de nuevo. No sabía cuanto más podrí
