Capitulo 1

1776 Words
Estoy nervioso, camino de un lado para otro, quiero que todo este perfecto para ella le pedí a mi padre que me permitiera reservar nuestro restaurante ese día. Había creado la decoración más romántica, velas, una mesa en el centro del lugar, la música, preparé el menú junto con Eduardo mi mejor amigo quien era el chef, todo era perfecto hasta le había entregado una nota que estaría lista a la hora del postre. Ya había hablado con sus padres y mi cuñado, sólo faltaba ella, sólo faltaba su respuesta. He vivido en Chicago casi toda mi vida a pesar de que mis padres han tenido que viajar dentro y fuera del estado por motivos de trabajo. Mi abuelo comenzó con un pequeño restaurante italiano hace más de 50 años, mi padre heredó el amor por la gastronomía y con el comenzaron a crecer lentamente ya tenían siete restaurantes entre Illinois, Ohio y Pennsylvania, él también es un excelente hombre de negocios y mi madre lo ha apoyado al cien por ciento con cada detalle desde la elección y preparación del personal hasta los diseños y decoraciones, en realidad ella es excelente en todo eso y sin lugar a sido la compañera perfecta para él. Cada segundo que pasa siento que Andrea será también para mí la compañera de vida ideal, antes de ella no lo voy a negar tuve muchas mujeres, pero ninguna entró en mi vida de esa forma. La conocí un día que llegó al restaurante con sus padres. Era muy tímida y sus ojos verdes me cautivaron, de pronto vi entrar al restaurante a uno de mis ex compañeros de universidad ahí me di cuenta de que eran hermanos y esa fue mi mejor excusa para acercarme a ella. Desde entonces Eduardo, Ricardo y yo comenzamos a ser amigos hasta que logré llegar a Andrea. Y aunque llegar a ella fue la parte fácil llegar a su corazón no fue nada sencillo. Andrea sentía mucho miedo a ser lastimada después que un infeliz abusara de ella cuando sólo tenía doce años, vivió mucho tiempo en terapias, de hecho, esperamos mucho antes de tener sexo. Imagino que ella decidió avanzar a ese momento porque jamás la presioné con ese tema, aunque dentro de mi sólo quería hacerla sentir y que no tuviera miedo del placer. La fui a buscar a su casa y le prometí que esta noche la cena sería especial, cuando llegué estaba muy bella, tenía un vestido azul que dejaba sus hombros al descubierto sentí en ese momento que quería tenerla en mis brazos por siempre su cabello suelto la hacía ver muy sensual, me sentí el hombre más afortunado del mundo y aunque ya llevábamos casi un año juntos sólo hace un mes habíamos hecho el amor por primera vez. La verdad no sé cómo pude resistir tanto, hubo muchas noches de ducha helada, pero me prometía que esta noche jamás iba a terminar. Una cuadra antes de llegar al restaurante detuve mi carro y le dije que confiara en mí, llevaba un pañuelo y cubrí sus ojos casi podía sentir los latidos de su corazón y ella los míos, le dije que tenía algo especial esa noche sería un mes de la primera vez que habíamos hecho el amor y quería repetirlo pero si la besaba en el carro no me iba a poder controlar. Llegamos al restaurante la ayudé a bajar del carro, caminamos y cuando llegamos al centro le quité el pañuelo. En el medio del salón estaba la mesa preparada, habían muchas velas por todo el lugar y gardenias que sabía muy bien eran su flor favorita, corrí la silla para que se sentara, ella destapó el plato y encontró su platillo favorito, salmón con glaze de naranja y unas papas gratinadas, en esos momentos llegó el mesero y destapó la champaña, le dije que quería que esa noche fuera muy especial que se veía hermosa, hablamos de una vida juntos, de mi sueño de algún día vivir con ella, me respondió que jamás había creído sentirse así, que a veces tenía miedo de que algo tan hermoso llegara a su vida. Hablamos de tantas cosas me dijo que justo esa semana había renovado su licencia de conducir y decidió ser donante, yo le pregunté ¿Por qué se había adelantado a la fecha de vencimiento si todavía faltaban casi tres semanas? Y me dijo que de pronto sintió la necesidad de hacerlo. Una hermosa canción sonó, era la misma melodía que tenía en mi casa la noche en que hicimos el amor, le pedí que bailáramos, ella se levantó, bailamos abrazados un rato, la besé y le dije que era inmensamente feliz que quería que esta noche la pasara conmigo ella me dijo que ella también deseaba lo mismo. Ese momento fue mágico la tenía entre mis brazos, la podía besar, sentía que ella noche dejaría ese hermoso vestido azul en el suelo de mi departamento, la llevaría en brazos a mi cama, era tan feliz que nada podía cambiar lo que sentía mi corazón en ese momento. Nos trajeron el postre era un hermoso pastel de chocolate con una nota que decía “¿Quieres casarte conmigo?” Mientras ella leía, vi como sus ojos se llenaban de lágrimas, caminé hacia ella puse una rodilla en el suelo y abrí la cajita con el anillo, la miré a los ojos y le dije —Quiero despertar a tu lado cada día de mi vida ¿Aceptas ser mi compañera de vida? Ella me miró y me dijo —Mi corazón es y siempre será tuyo. Me dio un beso, tomó el anillo la abracé, llamé al mesero y le dije —Por favor pon esos postres para llevar. En cosa de un par de minutos que parecían una eternidad el mesero llegó con la bolsa, tomé a Andrea de mi mano y salimos del restaurante camino a mi departamento, sólo quería hacerla mía toda la noche, no pensaba en otra cosa más que sentir su cuerpo y quitarle ese hermoso vestido azul que ya me tenía loco. Salimos del restaurante y justo cuando nos íbamos a subir al carro tres hombres con sus rostros cubiertos nos apuntaron con unas armas, les dije que tomaran las llaves del carro pero que no nos hicieran nada, me quité el reloj, les di mi billetera, uno de ellos dijo —Llevemos la chica. Les pedí que no lo hicieran y después de eso sentí un golpe fuerte en mi cabeza, ella corrió hacia mi uno de ellos la detuvo y le disparó, al parecer alguien dentro del restaurante notó lo que pasaba y llamó la policía cuando los hombres sintieron las sirenas de la patrulla tomaron mi carro y escaparon, como pude llegué a ella grité por ayuda, la ambulancia estaba en camino ella había perdido mucha sangre la bala perforó su pulmón, cuando la ambulancia llegó me fui con ella, estaba muy mareado y también estaba sangrando pero nada importaba ella estaba ahí tan frágil frente a mí de pronto entre abrió los ojos y me dijo —Amor no olvides mi corazón es tuyo. El enfermero decía por el radio al hospital —La estamos perdiendo su respiración es muy débil. Eduardo llegó al hospital siguiendo la ambulancia mientras llamaba a mis padres y los padres de Andrea. Cuando lo vi lo abracé y le dije mientras lloraba que la estaba perdiendo, debo reconocer que maldije todo y a todos incluso a Dios, porque me había permitido ser tan feliz para después quitarme todo de golpe ¿Por qué? Me lo preguntaba una y otra vez. Llegaron mis padres, mis suegros con mi cuñado y Elizabeth su novia, sentía que mi corazón estaba muriendo con ella. Los doctores dijeron que no había nada que hacer que su cerebro había dejado de funcionar que la estaban manteniendo conectada para que nos pudiéramos despedir, además nos preguntó si sabíamos que ella era donante, sus padres dijeron que sí, ellos estaban destrozados pero lo confirmaron ya que esa había sido incluso una conversación que habían tenido la noche anterior, como si Andrea hubiese decidido dejar todo listo aunque sólo tenía veinticuatro años de edad. La camilla pasó frente a nosotros para poder despedirnos mientras la veíamos alejarse al pabellón todo el personal del hospital se presentaba para la triste ceremonia. ¿Por qué tenía que conocer la felicidad y ahora tenía que vivir el dolor de esta manera? Después de eso caí en una fuerte depresión, mi padre decidió cerrar el restaurante y ponerlo a la venta y me dijo que debíamos tal vez comenzar una nueva vida en otro lugar, mis suegros sugirieron lo mismo me prometieron visitarme, ellos sabían que yo amaba a Andrea que ella era mi vida y veían que estaba destrozado. Para mis padres yo era su único hijo así que por ellos accedí, vendimos todo, mi departamento y la casa de mis padres que tuvieron por más de 20 años, ellos buscaron un lugar en New York. Ya ha pasado un año y la verdad mi vida está sin rumbo sólo deseo partir junto a Andrea, pero sé que ella no hubiese querido eso pero me faltan fuerzas, mi cuñado había viajado a New York con su novia y me llamó, nos vimos para que pudiéramos hablar, cuando me vio me abrazó y me dijo —Para mí eras más que el gran amor de mi hermana, para mi eres como un hermano, ella te amó como a nadie y no quisiera verte así. Anoche soñé con ella y me pidió que hablara contigo, me dijo que estaba bien y que su corazón siempre será tuyo no entiendo eso, pero fueron sus palabras, debes de recomenzar ya ha pasado un año por favor, amigo, debes salir adelante. Durante esos días mi padre vio la posibilidad de abrir un nuevo restaurante para su cadena, él quería buscar algo que mantuviera mi mente ocupada al cien por ciento, habló con Eduardo para convencerlo que se viniera también a Manhattan le comentó que había un departamento disponible junto al mío, mi padre me pidió que invirtiera y que manejara este proyecto también, yo le dije que estaba bien pero quería hacer todo como lo había hecho él, quería comenzar de cero sin que nadie supiera quien era yo haría todos los trabajos no sólo sería el administrador, ese había sido un buen lugar pero habían muchas quejas sobre el servicio con la pasada administración. Mi madre no estaba muy convencida pero mi padre aceptó, la verdad yo quería trabajar y no pensar en nada.
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