Capítulo seis
“Este es tú pasado”
Una luz blanca ilumino la delgada anatomía de la castaña, ella estaba acostada boca arriba cubierta por una cálida tela albina que caía como un largo vestido, aunque la dura superficie bajo su cuerpo le maltrato con vigor la espada.
Abrió lentamente sus párpados dando constantes pestañeo para acostumbrarse a la luz yaciente en la parte alta de aquel lugar oscuro sin ningún otro color vivo a su alrededor. Ella movió con ligereza su cuerpo logrando de esta manera sentarse para poder examinar cada rincón de la nada absoluta.
Sus zafiros se iluminaron bajo la luz lunar, con delicadeza levantó la vista en alto al cielo nocturno, captando la imponente figura de la luna llena. No obstante, el sonido inconfundible que deja el darle cuerda a algún artefacto llamo su atención, a la vez que, trajo una sensación de nostalgia en el pecho de la castaña.
Ella conocía esa melodía.
AquaMarine de un leve movimiento giró su cabeza para observar que una sutil escena aparecía, tal cual, como una especie de oasis ante sus ojos.
Todo a su alrededor cambio justo en el momento en que una delgada y esbelta silueta de una mujer que portaba un largo vestido azul de una época anterior, corría entre una fina carretera empedrada con aquel toca clásico de paisaje antiguo. Ella se sujetaba la parte baja de la ancha falda mientras sus pisadas hacían una especie de eco a causa del choque de los tacones de sus zapatos contra la superficie rocoso del suelo.
Sin perder tiempo se coloco de pie, sentía aquella necesidad de seguir a la misteriosa mujer.
La castaña se escondió en la esquina de una pared unos metros más alejados de ella, asomando de esta manera su cabeza para poder observar con mayor claridad la escena gracias a la ligera luz de la luna que era la encargada de iluminar a las dos figuras una al frente de la otra a ninguna se le podía diferenciar el rostro
Una de estas, era un hombre vestido con una camisa Steampunk ancha blanca de largas mangas con algo de volados a los costados de sus puños y en cierta zona del pecho, todo eso haciendo conjunto a un pantalón n***o y un par de botas de cuero oscuros largas hasta las rodillas con un dobles en la terminación de arriba.
Todo daba esa sensación de ser la época de mil setecientos catorce precisamente el periodo conocido como la piratería.
―Te lo he dicho más de una vez, no puedo tener una relación con la bastarda hija de un pirata―gritó el hombre misterioso, sujetando de un movimiento con manos ambos brazos de la mujer en frente a él.
―Pero sabes que eso no es impedimento―le expresó la mujer, justo en el momento donde con mayor fuerza la sacudía él.
―Lo siento, pero yo no te amo―respondió el hombre en un tono de frialdad, a la vez que, la soltaba del agarre haciendo caer sentada al suelo.
AquaMarine sintió como algo se incrustó en su pecho, el punzante dolor afectaba con intensidad esa zona.
Ella estaba viviendo el mismo dolor que la mujer misteriosa que sollozaba en el piso.
Era la misma sensación que sentía cada vez que el moreno le rechazaba, siendo una constante tangente en su interior.
«Jace» fue el primer pensamiento que atravesó la mente de AquaMarine.
[...]
Pi
Pi
Pi...
El sonido constante del monitor Holter inundó los tímpanos de la castaña, un cansancio se extendía como pólvora en su sistema, un pestañeo tras otro tratando de acostumbrarse a la luz blanca del bombillo en la habitación, con lo primero que se encontraron sus ojos azules fue el color beige del techo.
Ella estaba aturdida, más aún al sentir como algo atravesaba su garganta hasta lo más profundo.
¿Qué era lo que había pasado?
Un leve dolor en su brazo derecho se hacía constante a causa de la pequeña aguja que se encargaba de pasar una dosis de suero por las venas a su interior para mantenerla estable.
―¿Aqua?―la inconfundible voz de Samuel, le llamó a un costado de la camilla.
El hombre lobo se levantó de la silla y de esta manera poder observar con claridad a la castaña, solo para segundos después la hija del mar sentirá el cálido tacto de la punta de los dedos del hombre lobo en su pálida mejilla.
―Iré a llamar a algún doctor mantente despierta, hermosa―comentó Samuel, caminando apresurado hacía la puerta
En solo cuestión de minutos paso el doctor, un hombre alto de piel clara con el cabello castaño, ingresó junto a dos enfermeras a la habitación, las últimas traían consigo un par de aparatos para poder examinar a la castaña.
Ella a duras penas había luchado con mantener los ojos abiertos.
AquaMarine sintió un tacto cálido suave en su frente, a la vez que, le abrieron con ligereza primero el párpado izquierdo de su zafiro, observo por unos segundos una pequeña luz de una linterna para después percibir el mismo procedimiento en su otro ojo, mientras que en ciertas partes de su cuerpo le examinaba con las máquinas.
―Sus signos vitales están estable, doctor Smith―informó una de las enfermeras.
―Todo arroja que la paciente puede respirar por si sola―aseguró la otra mujer, mientras retiraba el esfigmomanómetro del brazo de la castaña.
―Sí, es necesario quitar la intubación endotraqueal―acotó el castaño, a la vez que, tomaba la carpeta del historial clínico de la chica.―Aún así debemos hacer un estudio profundo del estado actual de sus pulmones―agregó, anotando los resultados en el vade.
Ella sintió una desagradable sensación justo cuando le sacaron el tubo de su boca.
―Quiero ver a los chicos, por favor―su voz resonó como un pequeño susurro un tanto apagado pero melodioso, le costo hablar.
Él doctor Smith hizo un leve asentimiento con la cabeza.
AquaMarine se quedó observando el techo, procesando aquel extraño sueño que había tenido antes de despertar.
¿Qué significa esa especie de visión? o tal vez era su trágico pasado en el amor.
―Te extrañe, por favor no lo vuelvas hacer―la alegre voz de Sami fue lo primero que escuchó cuando ingreso el pequeño, grupo de tres chicos.
Samuel, Sami y Julián.
La hija del mar abrió de inmediato sus ojos azules para intentar sentarse pero esta no contaba con la fuerza suficiente para hacerlo, por lo cual, Samuel se acercó a ayudarle.
―Ha pasado mucho mientras estabas en coma―prosiguió Julián, parándose a los pies de la camilla.
«¿Qué es coma?» se preguntó, a si misma la castaña.
―¡Jhonny y Madeleine se van a casar!―exclamó el más joven de la manada, mientras que se sentaba a un costado de Aqua.—Porque ella quiere desaparecer para volverse una chupasangre y es la única manera de que sus padres la dejen irse—agregó con disgusto
La boca de la castaña se abrió ligeramente por la impresión al escuchar la noticia.
¿Cuánto tiempo había estado en coma?
―Sami, recuerda lo que nos dijeron al entrar―le regaño Samuel, acariciándole la cabellera castaña de la chica.
AquaMarine experimentaba una sequedad en su garganta, en ese momento necesitaba con urgencia ingerir un poco de agua, pero sentía que no podía hablar por más tiempo, por lo cual, se mantuvo en completo silencio, aunque miró en ese momento al hombre lobo pidiéndole con esta el valioso liquido.
―¡Oh, claro!―dijo Samuel, a la vez que, tomaba entre su mano el vaso que reposaba en la pequeña mesa para darle con suavidad del contenido.
Siendo para ella como estar bebiendo el néctar de los dioses, aunque le dejaba una sensación un tanto desagradable al pasar el líquido por su garganta.
―Los demás vendrán en un rato, están muy felices de que por fin despertarás―informó el pequeño Sami.
―Cami no se despegaba de ti al igual que Samuel cuando no tenía que hacer guardia venia a estar contigo―comentó Julián. ―Bueno, y también él innombrable ―agregó, soltando una pequeña risa al final.
Ella frunció el ceño sin comprender. ¿Quién es el innombrable?
―AquaMarine―le llamó una voz que ella conocía mejor que nadie.
Samuel dejó salir de sus labios un gruñido.
―¡Uy!, llegó Lord Voldemort―susurró Sami, mientras se hacía pequeño en su sitio.
Ella llevó sus zafiros hacía el moreno que estaba parado bajo el marco de la puerta con ambas manos metidas en los bolsillos de su pantalón, portando una camisa celeste por primera vez en todo lo que tenía AquaMarine de haber llegado lo veía de esa manera tan preocupado por ella.
―No deberías estar aquí―dijo Samuel en un tono de molestia.
―Solo quiero un minuto a solas con ella―pidió Jace, caminando a pasos moderado en dirección a la camilla.
―Samuel―un pequeño susurró abandonó los labios de la castaña, en ese momento no deseaba que ambos chicos tuvieran una discusión.
El mencionado simplemente asintió mientras le hace un gesto a ambos chicos para que salieran de la habitación.
―Lo siento, de verdad yo―el pelinegro se detuvo, quedándose en silencio por un momento buscando las palabras correctas. ―Actúe como un idiota―murmuró, bajando la mirada hacía la superficie del suelo.
La hija del mar solo se dedico a observar cada reacción corporal del Rogers. Ella sabía que andaba diciendo la verdad en cada palabra.
―Se que no merezco tu perdón pero quiero que tengas esto―habló arrepentido, sacando algo de su bolsillo derecho.
Él se acercó quedando a un costado de ella, extendió de esta manera la mano en dirección a la castaña tomándola de su mano izquierda entre la suya. AquaMarine percibió su toque cálido, a la vez que él le depositó un objeto en esta, mientras ella detallo con claridad lo que se trataba.
Era un medallón en forma de corazón en tono plateado con un cristal de cuarzo aventurina de tonalidad aguamarina con un A en relieve en todo el centro de esta, el artefacto tenía aquel aspecto antiguo.
Ella lo acarició entre sus manos, tenía aquella sensación de nostalgia en su pecho haciendo opresión.
―Lo encontré en una tienda de antigüedades en la ciudad cercana―explicó el pelinegro antes de sentarse al lado de la castaña. ―La señora que me atendió dijo que es una antigüedad traída de Londres―añadió, haciendo un movimiento suave de su mano para posarla sobre la mejilla de la chica.
AquaMarine, una vez más experimentó ese efecto sofocante en su corazón con solo el simple tacto de la mano del chico.
―Me recordó a ti, por eso quería dártelo como un obsequio―susurró, dándole constantes caricias en la mejilla de la ojiazul.
Ella desplazó hacía arriba la tapa exterior del medallón.
Una dulce melodía inundo la habitación.
Ella la conocía, era la misma que rondaba con vigor cada uno de sus casi inexistentes recuerdos. Aquella que sumerge su corazón en miles de sensación intensas con impectú de escapar.
―Yo he estado pensando en irme un tiempo para pensar mejor todo―musitó el pelinegro en un hilo de voz.
Aqua sintió como su corazón comenzó a ir a un ritmo acelerado con tan solo escuchar sus palabras, el sonido del monitor Holter registro el cambio drástico en su órgano vital. Ella de un movimiento brusco cerró la tapa del medallón apretando con fuerza su mandíbula.
Ella sentía como el coraje inundaba su sistema.
―¡Eres un imbécil!―un gritó molestó se escapó desde lo más profundo de su garganta, doliendo con intensidad pero no le importó a la castaña.
Era la primera vez que dejaba salir aquella furia que tenía retenida en su pecho desesperada por salir.
―Aqua, tranquila respira―hablo el pelinegro preocupado por el estado alterado de ella.
«Eínai to parelthón sou» No hacía falta escuchar las palabras de la voz femenina en su cabeza para saber que jamás podría dejar su pasado atrás.
Él mismo destino que siempre la perseguirá por toda su existencia.
No pasó más de minutos para que las mismas dos enfermeras que la habían atendido ingresarán a la habitación a pasos acelerados, una se acercó a la castaña tratando de calmarla mientras que la otra se dedico a sacar lo antes posible al Winston de la habitación.
―Debe salir de la habitación, espere afuera―dijo la enfermera, dándole empujones al chico para que abandonará la habitación.
La mujer rubia que la estaba atendiendo preparo con una agilidad increíble una inyección con una dosis de calmante, justo cuando estuvo lista se la inyectó en el brazo de la castaña.
AquaMarine dio un leve movimiento por el dolor de la aguja atravesando su brazo pero fue inevitable resistirse, poco a poco su cuerpo se desvanecía y sus párpados pesaron cayendo rendida en un sueño está vez provocado.
Todo había vuelto a salir mal una vez más...
Continuará...