Detrás de toda gran mujer.

Siempre me dijeron que esa historia tipo cuento de hadas, donde alguien del campo va a la gran ciudad, termina la facultad, encuentra un gran trabajo y conoce a una persona con la que pasar el resto de su vida, es simplemente eso, un cuento de hadas.  Pero viendo a mis padres, quienes me criaron con todo el amor del mundo, cumpliendo sus sueños, siempre me ayudó a creer en que podía lograr todo lo que me propusiera con esfuerzo y dedicación. Y acá estoy. Frente a un gran ventanal, que es incluso más alto que el establo que tenemos en casa.  A punto de entrar, en mi primer día de trabajo.  Y todo esto me lo gané a pulso. Nadie intervino, nadie me ayudó. Y eso me llena de orgullo. Atravieso las puertas, y me recibe una mujer bajita con el cabello suelto y unos lentes gigantes, me acompaña a una sala de conferencias y al entrar veo a otras doce personas. Todas vestidas similar a mí. Pantalones de vestir, camisas de colores neutras, cabello recogido, corbatas. Me siento en el lugar que dice mi nombre y no puedo evitar que mi pierna rebote contra el suelo. Los nervios me están haciendo sudar y mi cabello comienza a caer sobre mis ojos. Debería haberme cortado el pelo antes de presentarme hoy, pero mi cabello en mis ojos es algo con lo que vengo lidiando desde mi niñez, y aún así, nunca lo corto. Sigo jugando con mis manos, cuando la puerta se abre y entra una mujer muy elegante, vestida con unos pantalones que hace que sus piernas se vean casi transparentes, y una blusa gris metida dentro de la cintura. -¡Muy buenos días a todos, me llamo Jennifer, y soy la representante de recursos humanos asignada hoy para explicarles cómo va a ser el procedimiento, y cómo van a hacer ustedes para empezar a trabajar a partir de hoy mismo!- Cantó con una voz risueña. Los ojos y sus labios llenos de risa. La verdad es que lo último que imaginaba es que una empresa tan grande nos diera la bienvenida de esta forma. No se sentía tenso, los nervios empezaron a disminuir, y empecé a disfrutar la charla. Luego de que nos explicaron cómo manejar la cuenta de banco, cómo íbamos a tener la tarjeta de cobro, cómo íbamos a tener tres comidas gratuitas al día y quién iba a ser nuestra autoridad directa. Se oye un golpe en la puerta, y todo volteamos a ver a la mujer que está atravesando el umbral. Es una despampanante diosa que nunca pensé que iba a ver en mi vida. Con un vestido verde oscuro ceñido a su cintura, y una cartera colgando del hombro. Se sube los lentes de sol a la cima de su cabeza, donde su pelo claro cae en ligeras ondas y sonríe. Y es todo lo que necesito para perderme. -Hoy salí temprano de la junta para poder saludar a la carne fresca- Le dice a Jennifer quien no para de sonreír. -En ese caso la presento. Esta es la jefa de los jefes chicos. La señorita Sofia Di Bonetto- ¿Di Bonetto, como en Di Bonetto Enterprises?  O sea, la hija del dueño. -Un gusto conocerlos a todos, Mi nombre es Sofía, no se preocupen por el apellido- Dijo mientras se quitaba seriedad moviendo la mano. Como si no fuera la hija del dueño de la empresa en la que estoy comenzando a trabajar en este momento.- a partir de hoy, y hasta la renovación de su contrato, somos todos una familia. Yo vendría a ser la hermana mayor loca a la que no deberían hacer enojar- dijo guiñando un ojo.- bueno, a lo que vengo, tengo entendido que hay dos personas en esta sala que va a trabajar casi directamente conmigo en la sala de secretariado ejecutivo. ¿Quién sería Emmaline?- -Esa seria yo- dijo una chica bajita, de pelo rojo oscuro atado en una trenza rara, con gafas azules y un vestido gris. -Bienvenida, a partir de este momento eres una de las secretarias en la oficina de FICO. -Muchísimas gracias- contestó ella. Se le notaba el nerviosismo a lo lejos. Parecía un hámster frente a una serpiente a punto de ser devorado. -Y la otra persona que viene conmigo en este momento, sería el señor Martelli, Simón Martelli. Y ahí aparece mi nombre.