Simón. Prácticamente corro hacia la cocina y a las apuradas hago el café más veloz que he hecho en mi vida. Casi derramándolo en el suelo, avanzo por el pasillo hasta la oficina de Sofía, y espero que esté bien. Llamo a la puerta y espero que me autorice a pasar y cuando escucho su voz sólo cierro fuertemente los ojos. Estuvo llorando, puedo escucharlo. -Con su permiso, el café que me pidió- avanzo buscando su mirada, intentando ver algo. Tiene los ojos rojos ocultos detrás de sus lentes mientras escanea la pantalla de la computadora. Se la ve sumamente ocupada, asi que le dejo la taza en el escritorio y me dispongo a salir cuando por fin habla. -Gracias, Simón. En serio.- no debería agradecerme por algo así. Debería estar furiosa con esa mujer, debería haberle gritado algo, cualquie

