**Capítulo 1: El Acuerdo Inesperado**
**Capítulo 1: El Acuerdo Inesperado**
En la bulliciosa ciudad de Nueva York, donde el ritmo de vida era frenético y las oportunidades parecían infinitas, dos mundos colisionaron en una reunión que cambiaría sus vidas para siempre.
Alex Turner era un hombre de 35 años que había dedicado su vida al estudio y al trabajo. Abogado de renombre, era conocido por su astucia y su habilidad para resolver casos complejos. Aunque su éxito profesional era evidente, su vida personal era un misterio para la mayoría. Vestido con un traje impecable y corbata, caminaba con confianza por las calles de Manhattan. Soltero empedernido, había jurado que el amor era una distracción que no podía permitirse. La frialdad de su mirada y su actitud reservada eran la armadura que lo protegía de cualquier compromiso emocional.
Por otro lado, Emma Reynolds tenía 30 años y vivía una vida aparentemente ordinaria. Trabajaba como diseñadora de interiores, y su mundo estaba lleno de colores, texturas y la creación de espacios hermosos. Pero detrás de su sonrisa cálida y amigable, se escondía la esperanza de encontrar el amor verdadero. Desde niña, había soñado con una historia de amor que la llevara a las alturas de la pasión y la complicidad. Sin embargo, las decepciones en el pasado la habían dejado con cicatrices en el corazón y un escepticismo creciente.
Un día, el destino, o tal vez el azar, intervino en sus vidas de una manera inesperada. Alex necesitaba con urgencia un contrato de matrimonio para uno de sus clientes adinerados, una solicitud poco común pero que estaba dentro de sus habilidades legales. Después de explorar algunas opciones, se encontró con el perfil de Emma en un sitio web de servicios profesionales. Ella ofrecía asesoramiento legal ocasional, una habilidad adquirida mientras ayudaba a su padre en su bufete de abogados antes de seguir su propio camino en el diseño de interiores. Esto la convirtió en la candidata perfecta para su tarea.
Tras una breve llamada telefónica, decidieron reunirse en un café de moda en el SoHo, un lugar elegido por Emma debido a su amor por la arquitectura y el diseño de interiores. Cuando Alex entró al café, sus ojos se encontraron con los de Emma, y fue como si el tiempo se detuviera por un momento. Ella estaba sentada en una mesa junto a la ventana, con un cappuccino en la mano y una sonrisa cordial en el rostro. Sus ojos verdes brillaron cuando vio a Alex acercarse.
"Alex Turner, supongo", dijo Emma extendiendo la mano en un gesto amigable.
"Emma Reynolds, un placer conocerte", respondió Alex, estrechando su mano con firmeza.
Se sentaron y comenzaron a discutir los detalles del contrato de matrimonio. Emma, con su conocimiento legal, hizo preguntas perspicaces y propuso cláusulas que Alex había pasado por alto. A medida que trabajaban juntos, la conversación se volvió más relajada, y ambos comenzaron a compartir anécdotas de sus vidas personales.
Emma habló de su pasión por el diseño de interiores y cómo había fundado su propio estudio después de años de trabajar para otras firmas. "Es un mundo en el que puedo dar rienda suelta a mi creatividad", explicó con entusiasmo.
Alex, por otro lado, compartió un poco sobre su carrera legal y cómo se había ganado su reputación como un abogado brillante. "El amor no es para mí", dijo en un tono un tanto cínico. "Las relaciones solo complican las cosas."
Emma lo miró con curiosidad. "¿Nunca has estado enamorado?"
Alex frunció el ceño, como si hubiera tocado un tema sensible. "El amor es una distracción que no puedo permitirme. En mi línea de trabajo, la debilidad emocional puede ser un lastre."
A medida que la conversación continuaba, ambos se sorprendieron de lo fácil que era hablar el uno con el otro. Emma era una oyente atenta, y Alex encontró que compartía más con ella de lo que había compartido con nadie en mucho tiempo.
Después de unas horas de trabajo en el contrato, Alex finalmente propuso la idea que había estado rondando en su mente desde que llegó al café. "Emma, ¿alguna vez has pensado en la posibilidad de un matrimonio por contrato?"
Ella arqueó una ceja, intrigada. "¿Matrimonio por contrato? Eso suena inusual, ¿no crees?"
Alex asintió. "Lo es, pero en mi trabajo he visto muchas relaciones desmoronarse debido a problemas financieros y legales. Un contrato podría proteger a ambas partes y eliminar el factor emocional."
Emma lo miró con asombro. "Estás sugiriendo que tú y yo... ¿nos casemos solo por conveniencia?"
Alex asintió nuevamente, sus ojos azules intensos fijos en los de Emma. "Exactamente. Podríamos establecer términos claros, acordar una duración específica y dividir los gastos. Sería puramente un acuerdo de negocios, sin ningún compromiso emocional."
Emma reflexionó sobre la idea durante un momento antes de responder. "Es ciertamente inusual, pero tengo que admitir que tiene cierto sentido desde un punto de vista práctico."
Los dos continuaron discutiendo los detalles, planteando preguntas y preocupaciones. A medida que avanzaban, la idea de un matrimonio por contrato comenzó a tomar forma, y ninguno de los dos podía evitar sentir una extraña mezcla de intriga y nerviosismo por lo que el futuro les deparaba.