Capítulo 9||

1702 Words
Aron List Acelero el paso con dirección a mi auto, sin ni siquiera molestarme en mirar a atrás una sola vez, las pocas personas a mi alrededor me observan, quizás en busca de atención o a lo mejor de mirar y hablar de otros es de lo que viven, no me molesto en poner atención en alguno, tengo muchas cosas pendientes de importancia y necesidades que requieren de mi atención las cuales debo atender ya, como para estar perdiendo el tiempo con alguien, quien al parecer ni siquiera ha madurado un poco. Detengo mis pasos cuando estoy frente a mi auto, saco las llaves de mi bolsillo, elimino el seguro y alarma de el, veo como Lean se acerca con Emma sobre su espalda, prosigo a abrir mi auto para entrar y... —Aron. —La voz gruesa de mi padre detiene mi andar y mi puto humor y tiempo no están como para desperdiciarse con él, pero aún así me detengo para saber que quiere, me devuelvo acercándome a pasos lentos hacia donde esta situado él, junto con dos de sus guardaespaldas. —¿Y ahora qué demonios quieres? —Inquiero con pesadez adentrando mis manos en los bolsillos delanteros del estúpido pantalón de tela. Su ceja se levanta con desagrado al instante, lo miro a los ojos, captando que, no es a mí a quien mira, sigo el punto de su mirada hasta detenerme en Lean, y Emma quien también mantiene sus ojos observando al hombre frente a mí con confusión, hasta que Lean le interrumpe ayudándola a entrar y sentándola en el asiento trasero del auto. —¿Aceptaste venir aquí por supuestos negocios solo para buscarla, no? —Cuestiona mi padre devolviendo su vista intimidante para otros, no para mí, hacia mi rostro. —¿Acaso estás demente? No tenia ni si quiera una puta idea de donde pudiera estar, tampoco me interesaba saberlo y mucho menos buscarla, esto solo es una puta mala jugada del destino. —Respondo irritado, luego de rodar mis ojos. Daisy y yo llegamos hace unas pocas semanas atrás a New york, mi padre ha empezado a ejecutar varios negocios de importancia, los cuales tiene pendiente hacer en esta ciudad desde hace unos dos años atrás, como siempre el muy hijo de puta me arrastra hacia sus jodidos negocios y por ello, es la única razón por la que estoy aquí. Daisy insistió tanto en acompañarme que terminé cediendo, después de todo no fue mala idea, ya que ella y su cuerpo son como un método de relajación que acaban con mi estrés, lo cual es muy efectivo para mí. En cuanto a Emma no tenia la mas mínima idea de que la iba a encontrar por aquí, sí, obviamente si sabía que se encontraba aquí en New york, pero no pensaba que iba a encontrarme con ella, ni siquiera pensaba en ella, como ya dije esto solo ha sido una muy mala jugada del destino. Verla junto a aquel niño fue lo único que capto mi interés, no soy idiota, aquel mocoso tiene semejanzas en su rostro lo cual me lleva a pensar que puede ser proveniente de mí, además de que su edad también aparenta exactamente los años atrás en los que ella se marchó y una mierda con lo que diga el imbécil, al cual ella le llama esposo, si aquel niño provee de mí como lo sospecho, lo voy a averiguar. —Bien, supongo que entonces puedes explicarme ¿¡Por qué mierdas reaccionaste de aquella manera absurda en la fiesta!? —Inquiere levantando su tono de voz, cosa la cual devoraba mi paciencia en segundos. —¡Sabes muy bien por que! —Le grito, levantando mi tono de voz igual. —No voy a explicarte lo que ya sabes. —Termino de decir en un tono más calmado, los guardaespaldas que lo acompañan ignoran nuestra discusión, para ellos esto no es para nada nuevo. —Pues que te importe una mierda como todo lo hace, ¿no? —Espeta cruzando los dedos de sus manos, frente a su pecho. No le respondo, él vuelve a continuar hablando.—Tienes a aquella niñata ingenua ya a tu lado y sabes que puedo eliminar a quien sea que me estorbe o sienta que te estorbe a ti en un maldito segundo. —Suelta con lentitud acercándose dos pasos más hacia a mí. —Te crees muy rudo Aron, sabes muy bien que no voy a actuar contra ti, pero no olvides que conozco cada cosa de ti y se que esa chiquilla hija de un bastardo no es una debilidad para ti, pero también se que es alguien lo suficiente importante para ti como para amenazarte. —Articula viéndome a los ojos, la ira empieza a brotar con más intensidad en mis venas, presiono mis manos dentro de mis bolsillos hasta volverlas puños, contengo el fuerte cabreo que me posee para evitar partir su estúpido rostro en este momento. —Creo que entiendes perfectamente lo que digo, no quiero ninguna distracción fuerte para ti y para nuestros negocios, tenlo muy claro por que no voy a permitir eso, jamás. —¡Tus negocios querrás decir y por un demonio deja ya de querer presionarme! —Le grito más que cabreado. —No tengo ninguna puta debilidad ni la tendré nunca, tus amenazas son solo palabrerías sin importancia para mí, no olvides que fui criado y entrenado por un asesino y eliminarte no es algo que se me haga difícil. —Expreso con frialdad sin romper contacto con sus ojos, los cuales me miran expectantes por mis palabras. —Si hago estos negocios contigo es por que también me benefician, no por tus estúpidas amenazas, así que mantente al margen de mi vida personal, por que así como tú elimino lo que me estorba. —Son las últimas palabras que le digo, no le doy oportunidad para responder, me encamino a mi auto y lo dejo allí parado con las expresiones de sorpresa y confusión dibujadas en su rostro. Una vez dentro de mi auto, veo a Lean sentado en el asiento de copiloto con su celular en mano texteando, enciendo el auto y observo por el espejo para dar reversa y salir del estacionamiento encontrándome con los ojos asustados y con algo de terror en ellos de Emma, baja su mirada al instante, termino de salir del pequeño estacionamiento y me adentro en la carretera. —¿Puedes detenerte en el Kfc? —Inquiere Lean a mi lado. —¿Por qué me jodes con una pregunta con tan obvia respuesta? —Cuestiono rodando mis ojos sin mirarlo. Lean ha sido guardaespaldas de mi padre por años y algo así como un amigo para mí, un amigo de esos que no hacen más que ser un jodido grano en el culo para ti. —¿Por qué siempre me tratas así? —Cuestiona con fingida dolencia, pero claramente no es así, esta bastante, muy acostumbrado diría yo, a recibir respuestas y tratos peor de mí. —Te amo y sé que me amas igual, así que por favor detén el auto antes, seré rápido. —Insiste, y si fuera él yo no lo haría, no con el humor de perros que me cargo. Detengo el auto bruscamente provocando que Emma choque contra mi asiento, debido a que no trae seguro. —Idiota. —La escucho susurrar, pero la ignoro. —¿Qué haces? Te dije en Kfc y estamos en medio de la nada. —Escupe Lean con confusión. Lo observo soltando un pesado suspiro. —Oh no pensarás... —Bájate. —Lo corto. —Oye amigo no puedes estar hablando en... —¡Que te bajes te digo! —Vuelvo a espetar elevando mi voz. —Maldita sea. —Murmura por lo bajo con enojo mientras se baja, y una vez fuera, vuelvo a arrancar el auto. Calles, autos y árboles es todo lo que vemos por diez largos minutos, cuando entramos al centro de la pequeña y no muy llamativa ciudad en la que ambos vivimos amenoro la velocidad y observo a Emma, quien se ha mantenido en silencio por el espejo retrovisor. —¿Dónde? —Pregunto refiriéndome a la calle de su dirección. Las fracciones en su rostro vuelven a verse con terror puro. —¿Qué? ¿Piensas qué voy a bajar a partirle el rostro a tu supuesto esposo o qué? —Inquiero con ironía al no recibir respuesta de su parte. —No, solo dobla en esa calle. —Dice señalando con su dedo la calle frente a mí, doblo la calle y vuelvo a poner mi vista en el retrovisor en espera de otra indicación, ella suspira en cuanto vuelve a encontrarse con mis ojos a través del espejo. —Ya detente, puedo caminar desde aquí. —Vuelve a decir con nerviosismo y j***r ¿Es qué todo el mundo está poniendo a prueba mi poca paciencia hoy? —Solo dime la puta casa, te dejo y me voy. —Espeto al limite, sus ojos se muestran inseguros. —Escucha, si lo que quisiera es saber donde vives, ya lo hubiera averiguado por mis propios medios, ¿Ok?—Le digo y su expresión se endurece. —Solo retrocede tres casas. —Me indica en tono cortante y es lo que hago, no sin antes rodar mis ojos. Me detengo frente a lo que según ella es su hogar, ella se baja con rapidez del auto provocando y terminando cayendo de boca contra el suelo, j***r, esto no puede ser enserio, intenta pararse pero su tobillo lastimado no se lo permite, golpeo el guía del auto con fuerza y salgo de este cabreado, la llevo hasta mi hombro contra su voluntad y me encamino a la puerta principal de su casa, la bajo de mi hombro y dejo sentada allí para luego volver a mi auto enseguida. Me adentro y marcho de inmediato, dejándola en el mismo lugar, no tengo paciencia para tantas putas estupideces, en pocos segundos tomo la calle que me lleva directo a donde se encuentra mi medio de relajación personal, que es justo lo que necesito ahora.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD