Capítulo 10||

2159 Words
Emma Jackson Siento como si estuviese cayendo por un puto vacío, mis entrañas se remueven a cada paso que doy, a cada recuerdo que me invade. Camino tan pronto como mi tobillo adolorido me lo permite, todas las luces están apagadas por lo cual me deshago de los tacones, no me permiten caminar sin que un gruñido de mis labios salga a cada paso y el ruido que provocan podría despertar a mi padre, él cual es de sueño ligero, y no me apetece que venga con interrogatorios a estas horas de la noche, lo único que me apetece ahora es dormir con mi bebe, olvidarme del mundo, olvidarme de todo lo que me esta pasando, olvidarme de lo cruel e injusto que está siendo el destino conmigo. El subir las escaleras se me hace eterno, y cuando llego hasta arriba la figura de Adam me hace respingar. —¿Qué te sucedió en el tobillo? —Inquiere tomando mi brazo, y me apresuro a ocultar mi mano herida, no estoy para cuestionarios. —Tropecé y me lastimé mientras bailaba. —Miento provocando que él arquee sus cejas. —No es muy propio de ti. —Especula. —¿Qué? ¿Tropezar? —Pregunto con ignorancia. —Bailar, ir a fiestas. —Expresa riendo. —Acompañaba a Hash. —Le digo. Adam y ella, se conocen bastante bien, de hecho son amigos. —Es una mala influencia para ti. —Vocifera con burla. —No soy una niña. —Replico encogiendo mis hombros. —Estoy muy cansada, buenas noches. —Contesto zafándome de su mano, para continuar caminando pero ni siquiera me permite dar un paso, ya que me levanta en sus brazos, hasta dejarme sobre la cama de mi habitación, donde yace Ewan dormido y acurrucado entre las sabanas, dejo mis tacones sobre la alfombra sin dejar de observarlo. —Se durmió hace poco, estuvo esperándote. —Me dice Adam y inevitablemente sonrío tocando su cabello, a pesar de todo, él es lo mejor que pudo haberme pasado, es algo así como una recompensa para mí. —Gracias... —Murmuro posando mi vista en los ojos de Adam. —¿Por qué? —Inquiere frunciendo su ceño. —Por cuidar de él siempre. —Le sonrío, recibiendo una sonrisa de él de vuelta. —Ewan es muy importante para mí, Emma. —Expresa llevando su mano a mi rostro. —Y tú también lo eres. —Vuelve a decir acercando su rostro al mío, causando que el momento se torne incómodo y corra mi rostro antes de que pueda tocar mis labios. —¿Cuándo hablaremos de lo que sucedió entre nosotros? —Pregunta tomando una respiración profunda. —Ya hablamos sobre eso, Adam. —Articulo llevando mis manos a mi rostro. —Por favor retírate, quiero descansar. Vuelve a suspirar exhausto. —Bien, buenas noches. —Murmura para luego marcharse. Beso la frente de mi bebé, para de inmediato acomodarme entre las sabanas sin molestarme en ducharme o cambiarme a una ropa más cómoda, ya mañana lo haré, tan solo me bastan cinco minutos para caer completamente rendida y exhausta en un profundo sueño. El sabor amargo del whisky invade mi boca, y aunque no suelo beber, aunque no tolero mucho el alcohol, lo disfruto, disfruto el sabor amargo, agridulce que recorre mis labios. —Sabes tan bien... —Murmuro tomando los cabellos risos y ondulados, que llenan mis dedos. —Tu también, muñeca. —Susurra contra mi boca, el captar de su voz ronca, es como dinamita para mis oídos, para mis entrañas. —Te extrañé. —Admito cuando mis ojos se llenan de lágrimas de un momento a otro. Él sonríe separándose de mi boca, posa su vista hacia atrás observando a la chica pálida de pecas que se acerca hacia él con un vaso de whisky con limón en mano. La toma del cuello, llevándola contra su boca una vez que llega hasta él. —Es una lastima que yo a ti no. —Menciona con burla, procediendo a besar a la mujer que espera sus labios ansiosa. El sonido de mi alarma invade la habitación, despertándome de aquel extraño sueño. Ewan permanece dormido, y el que mi alarma siga sonando a plena seis de la mañana, me recuerda que inicia sus clases oficialmente hoy. Detengo la alarma saliendo de la cama apresurada, mi pie está sumamente rojizo, y un leve dolor continúa molestándome al caminar, mientras que el ardor en mi mano continua palpable. Por suerte tengo todo listo ya, el uniforme de Ewan permanece limpio y planchado en el armario, papá se encargó de buscarlo ayer. Sus útiles están preparados incluso antes de inscribirlo, Amelia me ayudo con ello hace unas semanas atrás. Me tomo una ducha rápida, en cuanto salgo me coloco una ropa interior cualquiera, ajusto una blusa negra junto con un jeans en mi cuerpo, saco unas zapatillas bajitas blancas de mi armario y me las coloco esquivando las partes adoloridas de mi píe, termino por desinfectar mi mano y colocar una curita extensa sobre esta para que sea menos notoria. —Amor... —Murmuro, acercándome hasta él, quien no se inmuta ante mi llamado. —Bebé. —Vuelvo a murmurar, quitando las sabanas de su cuerpo y en cuanto frunce su ceño, sonrío. —Ya no soy un bebé, mami. —Expresa con su ceño fruncido, el cual me lleva a llenar su pequeño rostro de besos. —Si, eres mi bebé. —Replico, llevando mis manos a su barriga, impartiendo cosquillas las cuales lo llevan a reír. —No, ¡basta! —Grita sin dejar de reír. —¡No hasta que admitas que eres un bebé! —Demando fingiendo seriedad. —¡Nunca! —Suelta entre risas. —Mami, ya basta. —Admítelo. —Continúo impartiéndole cosquillas. —Esta bien, esta bien. —Menciona tomando mis manos. —¿Esta bien, qué? —Cuestiono deteniéndome, mientras arqueo mi ceja. —Soy un bebé. —Espeta cruzándose de brazos molesto, lo cual provoca que me ría en una sonora carcajada. —Uno muy hermoso. —Concuerdo besando su frente. Él sonríe de inmediato. —Lo sé. —Su ego inevitablemente me lleva a pensar en aquel idiota. —Vamos, ve y dúchate hoy es tu primer día de clases. —Tan pronto lo digo, la sonrisa de su rostro se esfuma. —No quiero ir. —Se lleva las sábanas a su rostro. —Te dije que no necesito hacer amigos, contigo, el abuelo, la abuela y tío Adan, soy feliz. —Verás, una vez que vayas pensarás lo contrario, aprenderás, podrás jugar con tus compañeros. Yo no tuve la mejor sensación, pero tu si la tendrás mi amor, así que ve y dúchate ¿esta bien? —Asiente bajo las sabanas, resignado. Si hay algo que amo de él es que siempre ha sido un chico obediente. Bajo las escaleras para preparar el desayuno y me sorprendo al ver a mi papá y Amelia bajar con dos maletas, ¿Se van de viaje? —¡Buenos días, cariño! —Deja la maleta en una esquina y se acerca a besar mi mejilla. —¿Cómo te fue? ¿Te divertiste? —Inquiere con entusiasmo. —Si, la pasé genial. —Respondo tratando de imitar su mismo entusiasmo pero no me sale del todo. —¿Segura? —Inquiere levantando su ceja. —Si. —Amelia me observa de reojo tratando de leer mi expresión, de una forma u otra sabe que miento, pero ella no opina nada al respeto. —El señor Molina nos hizo un llamado anoche, nos necesitan con urgencia en Colombia, por eso viajaremos repentinamente por tres días. —Me explica Amelia, cambiando de tema. El señor Molina es uno de los jefes mayor de mi padre y Amelia, es muy exigente y gracias a él es poco el descanso que tienen. —Ten. —Me entrega las llaves de su auto. —Puedes usarlo mientras no estamos, el colegio de Ewan esta un poco retirado, lo necesitarás. —Me dice. —Gracias. —Envuelvo mis brazos en su cintura. Es el mejor padre, no me pudo tocar uno mejor, de hecho no creo que haya uno mejor que él. —Prepararé algo rápido de desayuno. —No tenemos tiempo cariño, comeremos algo en el camino. —El ruido de las bocinas del auto del chofer de la empresa donde trabaja papá hace que me despegue de él. —Despídenos de Ewan, no pude verlo, pero lo escuché cantando en la ducha. —Me dice riendo. —Esta bien. —Sonrío. Él vuelve a tomar su maleta y la de Amelia, para luego retirarse ambos. El tiempo esta sobre nosotros, por lo que tan solo preparo un sándwich y pico algo de frutas para agregarlas a la lonchera de Ewan, preparo cereal con leche para ambos y subo a buscarlo. Está acomodando su uniforme con algo de dificultad. —Alguien que no es un bebé sabría vestirse. —Lo molesto. —Esto no es una ropa normal. —Se queja, tratando de abotonar su camisa, es lo único que le falta, exceptuando los zapatos claro. Abrocho cada botón con rapidez, le coloco sus medias seguido de los zapatos negros y en cuanto lo hago mis ojos se llenan de lágrimas, es tan hermoso y está creciendo muy rápido. —Nada mal. —Vocifera mirándose en el espejo. Lo cual me hace reír. —Te ves precioso, ahora vamos a desayunar, tenemos que irnos. —Tomo su mochila de caricaturas y me apresuro a bajar con él. Desayunamos en unos cinco minutos, lavo los recipientes que utilizamos y dejo el cereal y la leche sobre la mesa para Adam, quien continúa durmiendo aún. Acomodo a Ewan en el asiento trasero, le coloco el cinturón de seguridad y me apresuro a sacar el auto de la cochera para luego tomar el camino al colegio AVI. Enciendo la radio y pronto me detengo en el enorme y floreado colegio. Me estaciono y ayudo a Ewan a bajar, quien se niega a mi ayuda bajando solo del auto, provocando que ruede mis ojos, ¿En serio cree qué es un hombre? La maestra con la cual estuve hablando y la cual será la encargada de el aula de Ewan, me sonríe, levantando su mano. Nos acercamos. —¡Hola buenos días! ¡Y bienvenido príncipe Ewan! —Su voz es sumamente dulce, es una chica joven y hermosa. Ewan le sonríe descolocando mi mandíbula, pues nunca ha tenido esa confianza con nadie. —Buenos días. —Responde él en un tono dulce. —Buenos días, Elizabeth. —Respondo con una sonrisa también. —Las clases empezarán en unos minutos. Puedes estar tranquila quedará en buenas manos. —Me dice. —Despídete de tu mami Ewan. —Habla agachándose hasta él, para luego acercarse a los demás niños, los cuales permanecen en hileras. —¿Qué fue eso? —Pregunto sin poder evitarlo. —¿Vi una sonrisa amable en tu rostro? Se encoge de hombros. —Es muy linda. —Mi presión sube de un momento a otro. —Y muy mayor para ti. —Especulo riendo, dios en serio lo estoy perdiendo. —Divierte mi amor. —Dejo un último beso en su mejilla, a lo cual bufa para luego irse e acercarse a sus compañeros con repentino entusiasmo. Me adentro en el auto regresando a la casa, hay recipientes sucios en el fregadero lo cual me deja claro que Adam ya se marchó. Me paso la tarde limpiando y aseando la casa, termino exhausta, tomando mi celular a la espera de una llamada o algún mensaje de la universidad, pero no hay nada. Coloco series de suspenso dejando pasar el tiempo, y la llegada de mi próxima alarma me deja claro que ya es hora de buscar a mi cachorito. Me tomo una ducha con suma rapidez, tomo una ropa al azar y me la coloco, apresurándome al colegio, tan solo fueron unas pocas horas lejos de él y lo extraño a muerte. Conduzco bajo el nivel adecuado y unos minutos despues vuelvo a detenerme frente al colegio, hay niños de aquí para allá, y autos estacionados por doquier, le pedí a Ewan que me esperara en su aula por lo cual voy directamente allí, pero no lo veo, tan solo esta su maestra y dos niñas más. —Hola. —Se me acerca con una carpeta en mano. —Ewan es un niño muy inteligente, en poco tiempo aprendió mucho, en serio me ha dejado impactada. Sonrío a pesar de que estoy algo tensa. —¿Y dónde está él? —Cuestiono observando su rostro, el cual pasa de uno alegre a uno confundido en milisegundos. —Su padre lo vino a buscar hace unos minutos. —Me dice con sus mejillas rojas, provocando que retroceda con mi rostro aterrado. ¡¿Su padre?!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD