Capítulo 15||

2126 Words
Aron List Observo como el idiota del guardespalda se adentra en el apartamento, seguido de dos policías y del imbécil hermanastro de Emma, quien fija sus ojos en ella tan pronto lo hace, y con el humor de mierda que me cargo es muy probable que todo termine muy mal. Respiro profundo y me acerco con ambas manos puestas en mis bolsillos, queriando proyectar la paciencia con la que obviamente no cargo. —Lo siento señor, intenté detenerlos pero insistieron y terminaron entrando a la fuerza. —Se apresura a decir mi gualdespalda y levanto mi mano para que cierre la boca, no tiene por que despotricar excusas absurdas, si no me sirve, busco a alguien más y ya está. —Señor List. —Habla uno de los policías esta vez, acercándose e extendiendo su mano, mano la cual obviamente no tomo. —Lamentamos incomodar y la intromisión, pero es nuestro deber como policías y autoridades que somos velar por la seguridad y demandas de nuestros ciudadanos. —Explica tomando una pequeña libreta de su bolsillo trasero. —Según el informe tiene una denuncia por llevar con usted al hijo de los señores aquí presente sin autorización. —Suelta tornando mi jodido humor peor. —No es el hijo de ese idiota, es mi hijo y no tengo que pedir ninguna jodida autorización para llevármelo. —Escupo entre dientes controlando la rabia que emerge en mis venas. —Antes de venir e invadir mi apartamento con acusaciones absurdas debieron hacer realmente su trabajo e investigar. —Espeto posandome frente al oficial. —No tienen una jodida mierda que hacer aquí, así que les voy a dar dos putos minutos para que se larguen de mi casa o las cosas no terminarán bien para ninguno. —Advierto desencajando los rostros de los oficiales, no me ando con rodeos ni con amenazas vacías y como no hagan lo que digo, tendrán que abstenerse a las consecuencias que el hijo de un asesino poderoso puede causar. El policía se endereza en su lugar, toma una pose defensiva, lo cual me deja claro que no conoce de mis alcances y que no sabe realmente quien soy. —Son las leyes, y sus amenazas en contra de autoridades pueden llevarlo a prisión. —Articula provocando que una carcajada brote de mis labios y antes de que pueda decir o hacer algo veo como Emma entrelaza sus manos y se acerca con nerviosismo. —Disculpe oficial, la demanda que hicimos mi compañero y yo fue una equivocación. —Expresa llevando la confusión al rostro de los oficiales. —¿Qué dices, Emma? —Inquiere el idiota de su hermanastro sobresaltado. —¿Una equivocación? No estás hablando en serio... ¿Te amenazó? ¿Eso fue? Si es así para eso están aquí los oficiales, no tienes por que tener miedo de ese imbécil. —Escupe y en dos pasos lo tomo del cuello con rabia. —Ya me estás colmando la paciencia, hijo de puta. —Lo estrangulo con fuerza y en menos de nada su rostro se torna pálido, mientras intenta quitar mi mano. —Sal de mi casa o te juro que eliminare cada uno de tus malditos dientes y de paso tu asquerosa lengua. —Espeto haciendo más fuerza en el agarre, los policías intentan alejarme mientras que Eduard mi guardespalda de confianza se intermedia alejando a los policías. —Señor por favor, suéltelo o nos veremos en obligación de detenerlo a la fuerza. —Escupe el otro policía llevando su mano al arma que carga en las caderas. Y suelto un risilla sarcástica, una estúpida arma no es algo con lo que pueda detenerme, el rostro del imbécil se sigue tornando rojo a medida que aumento mi agarre, dejándome claro que ni para defenderse sirve, y así tiene la estúpida creencia de que puede hacerse cargo de mi hijo, es un idiota en todo esplendor. —Oye ya basta, déjalo. —Emma es quien se interpone esta vez, le dedico una mala mirada e ignoro sus palabras aumentando más fuerza en el agarre. —Te he dicho que lo sueltes, se va ir, no empeores las cosas, por favor. —Vuelve a pedir envolviendo sus dedos en mi brazo, y suspiro hastiado soltando al imbécil de un empujón que lo desestabiliza y lo manda al suelo junto con los dos policías y mi guardespalda. —Quiero que todos se larguen de mi casa ahora. —Dejo claro, mientras deslizo las manos por mi cabello. Los oficiales se ponen de pie al igual que Eduard, quien se sacude las manos como si tuviese polvo en ellas, el idiota del hermanastro de Emma tose con desesperación a la par que lleva su mano a cuello ahora enrojecido, Emma intenta acercarse para ayudarlo pero envuelvo mis dedos alrededor de su muñeca deteniendo sus pasos, pero la muy estúpida la saca de un tirón y se acerca para ayudarlo a ponerse de pie, aumentando mi rabia en un dos por tres y como no se larguen todos juro que alguien va a terminar muerto. —Señorita, vamos a proceder con la demanda este hombre es muy peligroso y es claro que está bajo amenazas. —Insiste el oficial, y debo admitir que si que tiene cojones. —No. —Se apresura a responder. —Como le dije oficial, ha sido una equivocación, pensé que a mi hijo se lo habría llevado alguien más, pero él... —Exhala con molestia, mientras se clava las uñas en la palma de sus manos. —Es el padre de mi hijo. —Termina de decir, y una sensación extraña remueve todo dentro de mi estómago, a la vez que produce un estúpido cosquilleo en mi piel. —Emma que estas diciendo... —Intenta decir el imbécil, pero lo corta. —Calla. —Gruñe entre dientes para él, pero soy capaz de leer sus labios. —Todo fue tan solo un malentendido. —Vuelve a decir con una seguridad que me sorprende. —Pensé que el padre de su hijo era el señor Adam. —Dice el oficial. —Pensó mal, aclarado el mal entendido les voy pedir por favor que se marchen. —Les dice cuando sus ojos se posan en mis manos echas puños. —Tú también Adam por favor, ya hablaremos mañana. —Escupe posando sus ojos en él. —Emma, vamos a fuera por favor, necesitamos hablar. —Le dice tomando su mano, pero ella la saca despacio, y se aleja. —Todo está bien, hablaremos mañana de esto, Adam. Por favor vete. —Le vuelve a pedir. —Pero... —¡j***r, que te largues imbécil! —Grito cabreado, hasta ahora me doy cuenta de la tanta paciencia que me cargo. —¡Sacalo, que desaparezca de mi vista! —Le ordeno a Eduard, quien no duda en tomarlo en brazos y sacarlo bajo resistencia y bajo las miradas confundidas de los oficiales. —Nos retiramos, pero le enviaremos el costo de dos multas por agredir a una persona y por faltarle el respeto a las autoridades. —Suelta el oficial guardando su libreta, luego de anotar algo. —Y agradezca que es solo esto. —Vuelve a decir, confirmando que en definitiva no tiene idea de quien soy. No le respondo, me voy hasta la cocina y tomo una botella de agua ignorándolos, se acercan hasta Emma y le comentan algo para luego largarse de una vez por todas. Dejo la botella en el bote de basura y me acerco hasta posarme frente a ella. —¿Tenemos un trato? —Inquiero cruzándome de brazos, y la mirada que me dedica me deja claro que está estresada. —Me voy a mudar con Ewan solo él y yo, pero no será en el piso de arriba ni donde tu digas, y si salgo con alguien más en un futuro no es algo que te confiera ni que decidas... —Articula con seriedad. —Te dije que no quiero padrastros para mi hijo. —Espeto esforzándome por tan solo observar su rostro, justo ahora es un maldito puto sacrificio hacerlo, cuando quiero ver mucho más, mucho más que eso. Quiero volver a verla desnuda, no a través de una estúpida pantalla, quiero verla así frente a mí, quiero sentirla, quiero besarla, volver estar sobre ella, volver a tenerla sobre mí, quiero volver a hundirme en sus pliegues. ¡j***r, maldición! No viene aquí para ello, las cosas se me están saliendo de las jodidas manos, tengo que mantener el control, no puedo dejar que como en tiempos pasados mi cabeza se llene de ella, no puedo volver a sentir la absurda necesidad de tenerla, haberla besado y tocado tan solo ha sido un jodido desliz, no me interesa, no quiero volver a tenerla entre mis sábanas, me repito, en un intento absurdo de convencerme. —Pues yo tampoco quiero que mi hijo tenga una madrastra. —Suelta con molestia y una corriente cargada placer va hasta la jodida erección pronunciada que me cargo desde que la vi desnuda. —No metas a Daisy en esto, con ella ya salgo desde hace tres años. —Espeto y la expresión de molestia en su rostro se acentúa con mucho más precisión. —A Adam lo conozco desde hace más de tres años. —Escupe desencadenando que me auto envenene con mi propia saliva. —No es igual, él tan solo es tu hermanastro. —Articulo con la sangre burbujeando bajo mi piel. —Exacto, mi hermanastro, no mi hermano, lo cual no impide que podamos salir... —Murmura detonando la rabia que se estanca en mis venas. —¡Eres una incestuosa de mierda! —Trono tomando su brazo molesto, sin lastimarla. —¿¡Te has acostado con él ya!? —Inquiero con la ira a mil, sin poder evitarlo. —No es asunto tuyo. —Responde quitando mi brazo de un manotazo, pero la vuelvo a tomar con rabia. —Responde. —Gruño entre dientes, viendo sus ojos, cuidando de no lastimarla. —Aron... —La voz aterciopelada de Daisy llena mis oidos, baja las escaleras envuelta en una bata de ceda, y su rostro se contrae en cuanto nota mi agarre sobre el brazo de Emma. —¿Qué es todo ese ruido? ¿Qué está pasando? —Cuestiona bajando las escaleras descalza. Estaba molesta, me reclamó por lo que dije hace unas horas atrás, pero todo quedó en el olvido en cuanto le di suficientes dosis de sexo. —No es nada, vuelve a la cama ya voy a subir. —Le digo y en cuanto vuelvo mi mirada al rostro de Emma, me sorprendo al encontrar sus ojos rojos y acuosos. —Hablaremos mañana. —Es lo único que articulo, y tan pronto lo hago saca su brazo de mi agarre con brusquedad y corre escaleras arriba sin mirar atrás. —Tú y yo también necesitamos hablar. —Me dice Daisy con su tono de voz suave y a la vez entrecortado. —Hablaremos mañana también, tengo sueño y quiero descansar. —Digo acercándome, la tomo de la cintura y dejo un beso en sus labios. —Vamos. —Le digo pero no se mueve. —¿Qué pasa? —Pregunto cansado. —Dime la verdad Aron... —Susurra con la voz rota, lo cual da indicios de que está a nada de llorar y la verdad no estoy para sentimentalismos ahora. —¿Te sigue gustando, la sigues queriendo? —Vuelve a susurrar y tomo su rostro entre mis manos. Daisy ha sido un gran apoyo durante todo este tiempo, después del accidente ha sido la única que ha estado para mí, ella, Kail y el idiota de Lean. Se quedó conmigo día tras día, su dulce ser y su inocente belleza han sido algo así como una luz para mí, la hice mujer, la hice mía, la hice mi novia y a pesar de saber todo el embrollo de mi familia, la oscuridad que me rodea, se ha quedado, me ha apoyado de todas las formas posibles, y por eso lastimarla es algo que nunca estaría en mis planes. —No siento nada por ella, ya te he aclarado que lo que dije horas atrás tan solo ha sido un impulso de rabia para molestar al imbécil de su hermanastro, no me gusta, ni siquiera me atrae, pero tenemos algo en común ahora, y solo por ello debemos resolver nuestras diferencias. ¿Entiendes? —Inquiero y de inmediato una sonrisa surca de sus labios. —Si... —Murmura posando sus manos en mi cuello. —Te amo. —Suelta como cada noche y sella nuestros labios en un beso lleno de pasión, el cual obviamente le correspondo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD