6: La Oferta del Antifaz Dorado

1175 Words
Melody. Bien, Melody, puedes huir. Podría esquivar al gorila de Axel y salir por esa puerta. Lo haría con gracia, sin caerme con estos tacones traicioneros. Claro que podría. No. Mis piernas temblaron al escuchar el sonido sordo del cerrojo de seguridad al ser echado. Mi respiración se volvió agitada, y los latidos de mi corazón golpeaban mis costillas. Dios, ahora sí que no había escape. —¿Por qué me trajeron a esta habitación? —Le pregunté a Axel. Mi voz salió apenas un susurro tembloroso, mucho menos segura de lo que esperaba. —Queremos hablar contigo —Axel me respondió con una calma exasperante. Colocó una mano firme en mi espalda baja, una caricia de control, empujándome suavemente hacia un sofá individual tapizado en terciopelo. Tragué saliva, sintiéndome diminuta. Los gemelos se sentaron en el sofá frente a mí, con una sincronía perfecta. Estaban sin sus antifaces, exhibiendo su belleza devastadora y una sonrisa siniestra. Por los dioses del Olimpo, estos hombres estaban empeñados en provocarme un paro cardíaco. —¿De qué quieren hablar?… —inquirí, cruzando las piernas para evitar que notaran mis temblores. —¿No es obvio? —intervino Alen. Su mirada oscura recorrió mi cuerpo sin la más mínima vergüenza. Llevó su vaso a los labios, bebiendo lentamente el licor ámbar que contenía. —Creo que no… —apreté mis manos, buscando firmeza—. Seguro me dirán que estoy despedida porque apliqué para ser una Baby en su organización. Ambos soltaron una carcajada corta, potente y grave. Era la primera vez que escuchaba el sonido de su risa. —No es eso, preciosa —Axel apoyó sus codos en sus rodillas, inclinándose hacia mí. Sus ojos eran divertidos y peligrosos—. Lo del trabajo lo discutiremos después. —Sigo sin entender… —Desde el momento en que enviaste tu formulario a Sugary Games, fuiste elegida como nuestra Baby —Alen habló con una franqueza impactante—. Hace dos meses que sabemos de tu interés en este juego de roles. Desde entonces, has sido nuestra. ¿Suya? ¿Suya desde hace dos meses? Mi mente se aceleró. Mis jefes habían estado conspirando para que yo fuera su Baby. Eso significaba que había tenido dos Daddys en las sombras y yo no tenía ni idea. —O sea que… ¿Ustedes me apartaron desde el primer día? —Ellos asintieron. Sentí el golpe de la confirmación—. ¿Por eso ninguno de los demás Daddys se acercó a mí esta noche, a pesar del vestido? Volvieron a asentir, su control era absoluto. —Tu antifaz no es blanco puro, Melody. Tiene un tono perla oscuro, un código para nosotros —dijo Axel—. Eres la primera Baby nueva en ser apartada del proceso de selección general. Los miré, sintiendo un arrebato de orgullo herido. —¿Y qué les hace estar tan seguros de que yo aceptaré un acuerdo con dos hombres? Por muy Daddys y dueños que sean, no pueden tomar decisiones por mí. Al cruzar mis brazos bajo el pecho, mis senos se hincharon sutilmente por la postura. Los ojos de ambos gemelos se tensaron, clavándose en esa zona por un instante antes de volver a mi rostro. —Nosotros te atraemos, ¿Cierto? —El tono de Alen era una afirmación, no una pregunta. Su voz se volvió ronca—. Sabemos que te ponemos nerviosa, intimidada, y que te sientes pequeña ante nuestra presencia. Te vuelves sumisa, callada y, sobre todo, muy obediente en la camilla de masajes. —Esa sumisión te sale por naturaleza cuando estás cerca de nosotros —Axel continuó, creando un cerco psicológico—. Seremos totalmente sinceros contigo: desde que empezaste en el spa, sentimos una fuerte atracción. Pero reprimimos ese sentimiento, pensando que nuestro mundo no te gustaría. —Así que evitamos mirarte, incluso cuando pasabas por delante de nuestras oficinas. Todo cambió cuando vimos tu nombre en el formulario. Ahí decidimos que serías nuestra Baby a como diera lugar —finalizó Alen. Su voz se endureció, borrando cualquier rastro de burla—. Y créenos, no aceptaremos un no como respuesta. Bufé, sintiéndome acorralada, pero también extrañamente cautivada. —¿Y si no quiero? —Preciosa, sabemos que deseabas que al menos uno de nosotros fuera tu Daddy, lo leímos en tu mirada. Pero la sorpresa es que somos dos —dijo Alen con una sonrisa burlona. —Samantha es una traidora —refunfuñé—. De seguro les contó sobre mí y mis locas fantasías. —Ella fue una gran ayuda, sí. Al igual que Dorian, que te ha enseñado las dinámicas del rol —Axel se recostó en el sofá, relajado, sabiendo que ya había ganado. —Ya veo por qué a veces me trataba como una Baby más —medité. —Se lo pedimos. De hecho, él y su pareja, junto a Marcos y David, son nuestro círculo más íntimo. Nos reunimos a menudo —explicó Alen. —Así que no te sorprendas cuando alguno de ellos te trate con cariño y posesividad —advirtió Axel. Asentí, asimilando la idea. —Bueno, es genial tener una especie de tíos y primas. —Estás muy bien informada. Eso nos agrada —Alen sonrió de lado. —Aunque esté informada, no significa que sea experta. Aún estoy aprendiendo, pero sé que lograré ser tan buena como Samantha. —Samantha fue difícil al principio, pero se acostumbró. Y ahora es parte integral de esta rara, pero única, familia que hemos creado —Axel me sonrió con calidez—. Entonces… ¿Aceptas ser nuestra Baby? —Deben darme tiempo para pensar, aunque sea un poco. Vine aquí con la intención de conseguir un solo Daddy, y ahora resulta que mis jefes son Daddies y ambos me quieren —dije, tratando de recuperar algo de control. —Solo déjate llevar, Melody. Recuerda las palabras que te dije: La vida te dará experiencias que luego agradecerás. Verás que esta clase de experiencia te gustará tanto que nunca querrás que termine —Alen citó sus propias palabras de la charla de inicio. Muerdo mi labio, sintiendo la verdad en sus palabras. Dejarme llevar era aterrador, pero vamos… ¿Quién podría resistirse a esos gemelos, hermosos y poderosos, dignos de ser dioses del Olimpo? Sería nuevo, sí, pero prometía ser interesante, pasional y profundamente adictivo. Miré mis manos por unos segundos, antes de alzar la vista y encontrarlos a ambos. —Acepto ser su Baby —declaré, la decisión ya tomada. Una sonrisa grande y brillante se extendió por sus rostros. Sus ojos se volvieron de un azul oscuro, casi n***o, y dilatados. Saber que me habían deseado por tanto tiempo me hizo sentir una mujer empoderada. Tal vez, solo tal vez, en el futuro podría tener a esos gigantes a mis pies. Tengo que ser valiente, dejarme llevar y recibir todo lo que la vida me traiga. Solo vivo una vez, y la viviré con los hombres que ahora llamaré Daddy o Papi.
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