Melody.
Axel retiró mi antifaz con un toque suave y lo dejó sobre la mesa auxiliar. Oficialmente, era una Baby de la élite de Sugary Games. No uno, sino dos Daddys. La suerte que sentía se mezclaba con un terror electrizante. Yo conocía la historia de Samantha: su primera vez con Dorian fue una experiencia que ella describió con éxtasis. Pero yo tendría dos "primeras veces" inminentes, y el pensamiento me paralizaba.
—A partir de mañana, vivirás con nosotros —Axel tomó mi mano, levantándome con una gentil firmeza—. Quiero que regreses a tu apartamento, empaques solo lo esencial, y esperes nuestra llamada para el traslado. Ya no volverás a vivir en ese lugar.
Su tono no era una sugerencia; era una orden velada que acepté de inmediato.
—Tenemos todo lo necesario para ti en nuestro hogar.
