LIBRO 3. capítulo 46. [JAMES, LAURIE]

2280 Words
JAMES. Observé a Kayla, se mecía de un lado al otro observando la pared, sabía que debía decir algo, sabía que había pedido entrar a ese lugar para hablar con ella, pero… Eso era absurdo, ¿Qué podía decirle yo a Kayla para que recuperara parte de su jodida vida arrebatada por su padre, por mí y ahora lo que sea que Ann hubiese dicho? No podía solo intentar arreglar lo que yo mismo había hecho porque eso sería un jodido intento que no funcionaría y de alguna forma la dañaría más de lo que yo ya lo había hecho… No quería recordar, no quería hacerlo… No quería… —Kayla – susurré, ella alzo la mirada y su rostro estaba demacrado, era peor que eso, era mucho peor… Me observo por un par de segundos luego volvió la vista al frente. —¿Vienes a burlarte de mí? –pregunto luego de un silencio, me moví un poco hacia ella, alzo la mirada de nuevo y se encogió de hombros. —No – dije, pero mi voz sonó más fría de lo que pretendía. —Mi padre está en la cárcel, ¿y mamá? —Vendrá lo antes posible Kayla, ella vendrá – dije tratando de calmar la ansiedad de su voz. —Te portas bien conmigo, ¿Qué paso? —Nada, es…. Estaba preocupado por ti – dije y carajo, era verdad. —¿Preocupado? – pregunto, mientras se clavaba las uñas en las palmas de las manos. —Espera – dije mientras caminaba hasta ella, se alejó de mí. — No lo entiendo, podrías solo… Someterme como antes, pero… Te muestras tan… Amable que das asco… Sí, das asco. —Lo sé. —Jamás te había visto preocupado… —Lo estoy la mayor parte del tiempo – murmure mientras me sentaba a su lado en el suelo, ella se abrazó las rodillas. —Pero… Es por ella… Ella te cambio… Sí, ella… —Solo hizo que me diera cuenta que aun soy real y no puedo ocultarlo – mencione. —¿Ella es buena persona? —Lo es. —Creo que sí, te dejo venir a verme… —¿Querías verme? – pregunte fijando mi mirada en la pared. —No… Sí…. Sí quería verte… Siempre deseo verte… Pero… —¿Qué? —A ti… A ti no te gusta verme… ¿o sí? —Me hace recordar el daño que te he causado Kayla, y no deseo hacerlo de nuevo. —Daño… Daño… Daño… - repitió mirando un punto distante. —Kayla – me observo. —No, me salvaste del gilipollas de mi padre… —Te hice pasar cosas que no merecías – dije, joder… —¿Recuerdas cuando me conociste? – pregunto, asentí. —Sí. —Yo también, era una prostituta Jimmy, me salvaste de eso… —¿Lo eras? – pregunte, aunque sabía la respuesta. —Sí. —Kayla… —Era una prostituta Jimmy, eso es lo que era cuando me conociste… —Huías de tus padres cuando te conocí. —Sí. —No hice más que empeorar esa situación. —Mi padre está ahora en la cárcel, que se joda ahí – sonrió. —Lamento que su vista haya provocado una situación como esta. —Al diablo, tarde o temprano iba a ocurrir… ¿Verdad? – dijo alzando su mirada hacia mí. —No lo sé. ¿Estás bien ahora? —Me siento como yo misma, solo que más cansada de lo normal. —¿Qué ocurrió? —No mucho, fue un día como todos los demás – dijo tomando un mechón de su cabello rubio entre sus dedos. —Raymond dijo que alguien vino a visitarte, ¿es verdad? —Oh… Oh… Ann… Ann vino – menciono. —Bien. ¿Qué te dijo? —Hablo de ti, de Laurie, mis padres, Brian, Elena. Y de todos en general. —¿Qué te dijo? – repetí. —No mucho, habló sobre lo que le ocurrió a mis padres y… —¿Qué? —Dijo que mamá me había abandonado aquí. ¿Es verdad Jimmy? ¿Se marchó? – preguntó su ansiedad convirtiéndose en terror. —Sé que volverá – mencione. —Volverá… Volverá… —Lo hará, estoy seguro que sí. —Háblame sobre la noche que nos conocimos. —No es algo que me gustaría mencionar ahora Kayla. —Por favor… —No. —Por favor… Prometo quedarme callada para que solo sea el sonido de tu voz. —Kayla, no es una historia que a ninguno de los dos nos gustaría escuchar en este preciso momento. —Deseo escucharla antes de que, me hunda de nuevo. —Joder… —No funcionara, aunque digas eso. ******************************* LAURIE. Observé la taza de café que estaba en mis manos mientras las manecillas del reloj se movían lentamente de un número al otro, suspire y trate de relajarme un poco ante la mirada disimulada del doctor Lewis que estaba sentado frente a mi fingiendo leer una revista de psiquiatría; sabía que quería preguntar todo acerca de cómo Jimmy estaba reaccionando pese a todos los problemas por los que pasaba con su familia y lo demás pero, tan solo no lo hacía y creo que eso era lo mejor porque, no deseaba contarle nada acerca de la vida de Jimmy ya él lo hacía dos veces por semana incluso tres así que, debía estar al tanto de todo incluso mejor que yo. Me mordí el labio y me concentré en los colores y trazos de la taza, recordando que hacía apenas unas horas Jimmy y yo estábamos en la biblioteca disfrutando de una agradable tarde de domingo sin más preocupaciones que las que ya hasta ese momento teníamos. Observe el lugar, estaba lleno de enfermeros y pasillos bien iluminados con un olor extremadamente fuerte a antiséptico que raspaba la nariz; la sala de espera era un lugar cómodo y de buen gusto, mobiliario de madera adornado con flores y dibujos en las paredes como la habitación de un niño. Podía ver las habitaciones al final del pasillo principal, y cada pocos minutos se cercioraban de que todos los pacientes estuvieran cómodos en sus camas. Más allá estaba una pequeña central de enfermería donde una mujer madura se ocupaba de los documentos con serenidad, de vez en cuando era interrumpida por algún compañero, pero solo eso. No existía en aquel hospital ningún instrumento que pudiese dañar a algún paciente, todo estaba perfectamente vigilado y los medicamentos estaban bajo llave en una vitrina de madera en la central, donde nadie excepto el personal de salud podía ingresar. Suspiré aquel lugar comenzaba a incomodarme y la ausencia de Jimmy no lo hacía mejor de cualquier forma. **************************** JAMES. [RECUERDOS: COMO CONOCIÓ A KAYLA] “Era un día normal, había hecho todo lo que mi padre había dicho en la oficina aun en contra de mi voluntad porque, a decir verdad, mi empresa era más impórtate que la suya, pero, había dicho que lo ayudaría en todo lo que pudiese, así que, luego de salir de ahí a las 6 de la tarde me dirigí a casa. Me encontré a mí mismo en el salón practicando las partituras que mi abuela me había obsequiado cuando era niño, el piano se escuchaba realmente bien ese día, el eco de la casa y el silencio de afuera lo hacían encantador de alguna manera que no encontraba satisfactorio y no entendía el por qué; estaba jodidamente molesto de pronto, recordando al gilipollas de mi abuelo golpeándome con una regla de madera cada vez que tocaba una nota mal, y mi concentración se esfumo por completo… Mis padres llegaron a visitarme y el piano sonaba terriblemente mal y la acústica solo lo empeoraban demasiado para ser real, discutí con mis padres esa noche por causa de mi abuelo, no tenía sentido pero… Joder, ahí estaba yo gritando un montón de estupideces verdaderas acerca de lo que viví cuando me dejaron allí… Salí molesto de casa y llame a Caroline para verla, pero, habíamos roto el contrato luego de que esa maldita relación no funcionara por ambas partes y, necesitaba… A… Alguien para intentar calmar lo que fuese que esa noche tuviese entre manos… Llame a Gates para tomar algo con él pero, no estaba en casa él y Ann estaban en Huntington visitando a los padres de Brian… Entonces llame a Zacky; salimos a tomar un par de copas a un bar donde nadie supiese quienes éramos y el motivo de la borrachera que pretendíamos tener esa noche… Eran aproximadamente las 10:08 pm, cuando salimos de ese bar solo para ir a otro, Zacky estaba molesto con Emily así que, no había preguntas de su parte acerca de mi comportamiento ese día… Bajamos del auto y entonces las vi, eran varias chicas ofreciendo sus servicios a los transeúntes que se detenían, una de ellas se acercó al auto y Cory amablemente la despidió con un gesto de negativa, las observe de nuevo, ellas buscaban dinero y yo, bueno, alguien a quien follarme por mi maldita manía… Quite ese pensamiento de mi mente cuando Zacky encendió un cigarrillo y me paso la caja, entramos al bar y nos dirigimos a la barra, sentía la mirada de alguien pero, tal vez era solo el efecto del alcohol en mi dañado cerebro… Zacky y yo bebimos en la barra, luego de 2 o 3 horas y varias botellas vacías, salimos de ahí de nuevo… La mirada seguía tras de mí, pero estaba borracho así que, Zacky comenzó a bromear con algunas de las chicas y entonces escuché el nombre… —Kayla ven aquí – dijo una de ellas. —¿Kayla? – pregunte yo, mientras me reclinaba contra el auto. —Sí, es hermosa tal vez a ti pueda interesarte. Una noche sin compromisos ¿Qué dices? - dijo la pelirroja, Zacky dijo que yo estaría más que encantado de conocerla, ese gilipollas estaba más borracho que yo. —Kayla, cariño – la llamaron de nuevo y entonces apareció. La observe era una chica alta y esbelta, la curva de su cuerpo era casi irreal mientras caminaba hacia nosotros, tenía el cabello rubio cayendo en ondas sobre su rostro casi infantil, llevaba un vestido ceñido al cuerpo y unos tacones altos, pero aun con ello no era más alta que yo. —Hola – dijo, mientras sus labios rojos se curvaban en una sonrisa resuelta. —Buenas noches – murmuré. —Hola cariño, Jimmy está dispuesto a llevarte a donde lo desees – dijo Zacky que rodeaba la cintura de dos de las chicas, ellas estaban encantadas con él. —Joder Zacky – mascullé, pero había algo en la chica que me hacía querer hacer lo que Zacky había dicho, ella se sonrojo casi de inmediato. Era verdad era hermosa, pero no era el tipo de belleza lo que la hacía brillar de entre las demás sino, el hecho de que aún tenía ese toque inocente que alguien como yo buscaba. —¿Cómo se llama señorita? – pregunte, ella se mordió el labio con insistencia. —Kayla Green, señor – dijo agachando la mirada hacia el suelo. —Kayla, me gusta – susurre, desde hacía años había intentado encontrar a alguien con ese nombre y ahora, tenía a esa chica frente a mí con un ligero acento inglés con el nombre que tanto había deseado oír…Eso tenía que ser una jodida alucinación. —Señorita Green, ¿es usted de Inglaterra? —Sí señor, soy de Cambridge – murmuro, sonreí. —Interesante. Dígame, ¿Qué la ha traído aquí a practicar tan fino arte? – proseguí. —Dudo mucho que este sea un arte señor, si usted lo considera así… Bueno, podría diferir… —Mi sarcasmo fue demasiado sutil para usted – murmure, ella se encogió de hombros y agacho la mirada. —Le ruego me disculpe señor, el sarcasmo es algo que no acabo de entender del todo – dijo con la mirada puesta en la acera, tenía todo lo que yo buscaba, tenía un cuerpo atlético que con un poco más de disciplina podría aprovechar, una mente sumisa y me llamaba señor todo el tiempo, ¿o era que yo estaba siendo demasiado formal? Ya lo comprobaría. —Kayla, ¿te gustaría tomar una copa conmigo? - pregunté, ella alzo la mirada y yo enarque una ceja, su mirada regreso al suelo. —Por supuesto señor solo que… —¿Qué ocurre Kayla? —Mis servicios, deberán ser pagados señor – susurró. —Lo sé, Kayla. —De acuerdo, señor – era total y absolutamente dócil, solo que aún no sabía si realmente era así con todo el mundo. —Solo que, deseo que sea en mi casa, ¿está bien para ti? —Por supuesto señor, lo que usted prefiera – dijo, yo la observe con detenimiento. —Perfecto… Lamento mis pobres modales no me he presentado contigo, James Owen Sullivan un placer – dije extendiendo mi mano hacia ella, la tomo suavemente y la estrecho con la suya. —El placer es mío, como sabe Kayla Elizabeth Green – dijo y agacho la mirada. —Encantado. Mi amigo, Zachary James Baker – dije Zacky volteo y extendió la mano. —Encantado Kayla, creo que impresionaste a Jimmy – y estrecho su mano con la suya. —El placer es todo mío señor Baker – sonrió y agacho de nuevo la mirada mientras retiraba la mano. Era perfecta. —Por favor solo Zacky… —Como usted lo prefiera – y ahí estaba todo lo que necesitaba para saber que era la indicada, solo hacía falta una cosa, no tenía los ojos grises, los suyos eran azules.
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