Acomodó el aparato que marca los latidos de Elisa, me duele verla así, y más con el remordimiento de lo que pasó hace unos días, no me siento cómoda con eso. Para nada cómoda. Dios, hasta cosa me da entrar en esta habitación. Estoy por salirme cuando Axel me intercepta en la salida. -Sara... -No digas nada-me siento extraña. Sucia. No debí aceptar lo que Bastián planeaba. Nunca debí de aceptarlo. -Sólo... -Axel-los dos nos quedamos en silencio-. Axel. Doy la vuelta y ahí está ella, con sus ojos abiertos, pero confundida por el analgésico que le alivia el dolor. Axel corre a ella y se pone a su lado, ambos se toman de las manos y se sonríen como si nada hubiera sucedido. -Creí que te perdería-le dice Axel y una ligera punzada me dice que debo salir de la habitación. -No lo harás,

