A la mañana siguiente emprendo camino al trabajo como cada día. Estoy nerviosa. Hoy Izan tiene una sorpresa para mí. ¿Qué será? Estoy impaciente por saberlo. Como anteriormente no quiere revelarme nada.
Recuerdo su primera sorpresa cuando preparo una cena romántica en su espectacular barco, llevándome a navegar sobre las aguas del río Hudson con unas tremendas vistas por delante. Fue un día maravilloso, un primer día completo estando con él, conviviendo con él. Me ruborizo al recordar nuestra primera vez juntos. Estuvo muy atento y caballeroso. Todo un encanto.
Hoy me he puesto mis vaqueros favoritos con una blusa rosa pálido y llevo el pelo recogido en un desenfadado moño. Aparco el coche en mi plaza de parking y subo en ascensor hasta la décima novena planta.
Al entrar me encuentro con Danah, una chica morena de pelo corto arreglado en un perfecto corte. Viste informal como yo, vaqueros y camisa negra. Es muy simpática, incluso creo que podríamos llegar a ser buenas amigas. Lleva cuatro años trabajando aquí como Coolhunters (Cazatendencias) de la revista.
-Buenos días, Danah.
-Hola, Beth -saluda aprisa sonriéndome. Sus tacones Louboutin resuenan sobre el suelo de mármol de la sala- Perdona, pero no puedo entretenerme. Me necesitan abajo.
-Claro -le sonrió.
Se mete en el ascensor con dos personas más y desaparece cuando este cierra sus puertas.
Yo ando hasta mi mesa de trabajo, me acomodo en ella y enciendo el Mac. Esperando a que este se encienda, saco el móvil del bolso y escribo a Izan.
Martes 2 de Julio de 2013 09:05 AM
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*Buenos días, cariño.
¿Cómo estás esta mañana?
Yo bien e intrigada por saber cuál será la sorpresa. Tq X. *
Martes 2 de Julio de 2013 09:12 AM
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*Mmm... Qué bien sienta despertarse un martes por la mañana por un mensaje de tu hermosa amada. Me gusta que estés impaciente por la sorpresa. Contando las horas. ;D Tq x*
¡AHH! ¡Sigue en la cama! ¿Amada? Oh, le gusta hacerme esperar.
Martes 2 de Julio de 2013 09:16 AM
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*¿Cómo es que sigues en la cama? ¿No tienes que trabajar?*
Martes 2 de Julio de 2013 09:17 AM
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*Me he tomado unas horas de descanso. ;) Pero soy un hombre responsable y enseguida vuelvo al trabajo.*
Me echo a reír. Se me ocurre hacerle una pregunta que tal vez pueda revelarme lo que sea que me espera.
Martes 2 de Julio de 2013 09:22 AM
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*Señor responsable; ¿Qué debo ponerme para la misteriosa sorpresa?*
Martes 2 de Julio de 2013 09:24 AM
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*Algo elegante.*
¡Oh! ¡Algo elegante! Dios. Hago memoria de los vestidos que tengo; El vestido azul marino que me compro mi madre para la graduación, el n***o de solo un hombro que me puse para navegar en el barco, el dorado que me regalo Izan para la boda de Sara e Isaac, el rojo que me compre con mi primer sueldo y los dos que Nora me ha regalado, el lila floral y el azul medianoche.
¿Cuál de esos irá bien?
Martes 2 de Julio de 2013 09:28 AM
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*Necesito alguna pista más. No sé qué ponerme :( PD: Ayúdame.*
Martes 2 de Julio de 2013 09:31 AM
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*Las mujeres y sus dudas. Con todo lo que te pongas estarás bien, cariño.*
¿Y no me dice nada más?
Martes 2 de Julio de 2013 09:35 AM
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*¿Dónde está mi ayuda? ¡No me estás ayudando!*
Martes 2 de Julio de 2013 09:39 AM
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*De acuerdo. El vestido rojo. Me apetece vértelo puesto otra vez. Pero si te decides por otro también estarás guapísima, nena.*
El vestido rojo, el que me puse cuando me invitó a cenar en un reservado privado del hotel Mandarin Oriental. Me lo compre en Macy's rebajado por cincuenta dólares y treinta y cinco centavos. Me encantó cuando lo vi y si a Izan le gusta me lo pondré.
Martes 2 de Julio de 2013 09:42 AM
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*Gracias por la recomendación, muy servicial, señor Clark. ¿Qué haces?
Martes 2 de Julio de 2013 09:44 AM
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*Estoy sentado en mi cama demasiado grande sin ti. :( *
Oh. ¿Cómo puede decir cosas tan bonitas? Sonrío feliz de la vida.
Martes 2 de Julio de 2013 09:46 AM
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*¿No tenías que ir a trabajar?*
Martes 2 de julio de 2013 09:47 AM
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*Soy dueño de mi trabajo, aunque si llego tarde será culpa tuya. Me estás haciendo desocuparme de mis tareas como empresario.*
¿Qué? ¿Mi culpa? Miro la hora de la BlackBerry. Oh, Dios mío. ¡Llevamos casi una hora hablando! No me he dado ni cuenta. Debe ser porque con Izan siempre se me pasan las horas volando. Ahora yo soy la que está siendo una persona irresponsable.
Martes 2 de Julio de 2013 09:50 AM
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*Lo siento.
No quería entretenerte.
Nos vemos luego.
Hasta pronto, cariño. TQ X *
Martes 2 de julio de 2013 09:52 AM
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*Nos vemos luego, nena. TQ X*
Dejo la BlackBerry sobre la mesa y empiezo a trabajar. Tengo mucho por hacer hoy y ya he perdido demasiado tiempo. Un tiempo encantador como siempre que hablo con Izan. ¿Qué será lo que tiene planeado esta vez? Sacudo la cabeza, no tengo tiempo para pensar en ello, ya lo descubriré esta noche. Y quiere que me ponga el vestido rojo de gasa, de acuerdo lo haré.
A las doce en punto me voy a almorzar. Estoy pensando que los días que no almuerce con Izan podría prepararme un tupper y comer en la oficina. No me gusta salir a comer sola. Me siento como desplazada, solitaria. Me como una hamburguesa en el Burger más próximo y regreso volando al trabajo.
Sobre las cuatro y media tengo una reunión improvisada con el equipo. Hablamos sobre que expondremos en el siguiente numero de la revista en nuestro departamento. Lo que se demora hasta las seis y cuarto.
Cuando regreso a mi escritorio, mi BlackBerry vibra. Izan me está llamando. Descuelgo rápidamente.
-Hola.
-Hola -contesta y sé que sonríe.
-¿Cómo estás?
-Podría estar mejor -me dice- Por los pelos llego tarde a una reunión, eso por estar hablando contigo -se queja. Pero sé que bromea.
-Lo siento. Yo acabo de salir de una sobre rutina -le explico- ¿Dónde estás?
-En mi despacho -hace una breve pausa- Algún día podrías venir y hacerme una visita -inquiere juguetón- Te encantará la espectacular panorámica que tengo a mis pies.
Vaya me está invitando a visitar su empresa.
-Pues no sé cómo, porque tengo que trabajar y para mejores vistas ya te tengo a ti -le respondo con sumo descaro.
Izan se ríe.
-Oh, no tanto como tú, nena.
Una sonrisa alegre resplandece mi cara.
-Tengo que dejarte, Beth. Paso a buscarte a las ocho.
-Vale.
-Estate preparada.
-Sí.
-Te quiero, nena.
-Y yo a ti.
Cuelga.
Dios, y ahora tengo que seguir trabajando. Hago un mohín exagerado y me pongo a ello.
-¿Así que es una sorpresa? -murmura Nora apoyada en el marco de la puerta de mi habitación.
-Sí.
Yo camino de un lado a otro mientras termino de arreglarme.
-Cómo se las gasta ¿no?
Me echo a reír. Cuando paro me encojo de hombros.
-¿Cómo estoy? -le pregunto alisándome el vestido frente al espejo.
-¡Estupenda! -me dice elogiosamente- ¿Pasa a recogerte?
-Sí -me doy media vuelta y miro el reloj del despertador- Ya debe estar por llegar. Es muy puntual.
Cojo el bolso de mano y cómo es pequeño solo me cabe; La BlackBerry, las llaves y la cartera. Esta ultima sé que no me servirá para nada, pero la guardo.
Nora y yo salimos al comedor.
-¿Tienes plan para hoy? -le pregunto.
-No. Miguel está visitando a su abuela que está un poco pachucha la mujer - me cuenta y hace un mohín impropio de Nora Swallow- Me quedaré trabajando en un artículo y esperaré a que vuelvas para que me cuentes como te ha ido. Quiero detalles - me exige.
Niego con la cabeza divertida y ella sonríe con entusiasmo. A esto suena el interfono, interrumpiendo nuestra charla. Voy hacía allí corriendo y pulso el botón.
-¿Sí?
-Te estoy esperando en el portal -escucho decir a Izan.
-Vale, enseguida bajo.
Me despido de Nora y la abrazo.
-Qué te lo pases bien.
-Gracias.
Izan me está esperando en la puerta como me ha dicho. Viste impecable; Traje n***o, camisa blanca y corbata a juego con el traje. Como esta de perfil puedo admirarlo por unos poco segundos hasta que se vuelve y me ve. Sonríe encantador.
-Hola.
-Hola. Estás preciosa, Beth.
-Gracias. Tú también.
-¿Vamos?
-Por supuesto.
Al mirar al frente veo aparcado en la acera el deportivo azul. El R8, en perfectas condiciones e irradiando bajo la suave luz de un esplendoroso atardecer.
-Oh, lo has traído -le digo con evidente entusiasmo en mi voz.
Izan asiente satisfecho.
-Te dije que lo haría -me dice abriendo la puerta del copiloto para que monte.
Le sonrió radiante y me siento en silencio mientras él lo rodea. En unos segundos se sienta a mi lado.
-Gracias.
-No hay por que darlas -me mira de soslayo y gira la llave en el contacto. El motor arranca con un ronco rugido- Bueno, ¿y qué te parece?
-Es alucinante.
El interior de R8 es todo de cuero beis.
-Mmm, por esto quería que te pusieras este vestido -dice mientras desliza una mano despacio que recorre mi pierna izquierda. Yo le riño y le doy un manotazo.
-¡Izan!
Se echa a reír.
-Tienes unas piernas preciosas, Elisabeth.
Se establece en la carretera, pulsa un botón y John Mayer salta por los altavoces el R8.
-¿A dónde vamos?
-Ya lo veras -murmura- Y espero que te guste.
Inspiro hondo.
Cómo siempre me deja con la intriga hasta el final.
Miro por la ventanilla, y me sorprende ver que no hay mucho tráfico. Izan aprieta otro botón y la capota del R8 baja lentamente, dejando que una brisa ligera nos a***e el cabello. Es un bonito atardecer de Julio. Con viandantes paseando y poco coches que transitan por la avenida.
No tengo ni idea de dónde vamos pero para mi sorpresa el trayecto no dura mucho y, enseguida nos encontramos ante un suntuoso hotel. Leo el nombre en el entornado; The Kimberly Suite Hotel.
Izan sale del coche, abre mi puerta y me ayuda a salir. Un aparcacoches se apresura hasta nosotros e Izan le entrega las llaves de Audi R8. Este encantado se monta y desaparece con el.
Izan me coge de la mano y me conduce a la entrada, por una giratoria puerta dorada.
The Kimberly hotel es de estilo vintage; Varias figuras, alfombras, grandes lámparas, y plantas en jarrones de diseño. Subimos por un ascensor y a parecemos en un pasillo de suelo con baldosas caquis y blancas con paredes crudas.
Luego salimos a una maravillosa terraza.
Mis ojos barren el lugar. ¡Vaya!
-Esta es mi sorpresa -me dice- Lo he reservado sólo para nosotros.
Lo miro atónita.
-¿Para nosotros?
Él asiente sonriente.
Uau.
-¿Te gusta?
Dios mío, le debe haber costado una fortuna.
-Eh... sí -es lo único que consigo que salga de mi boca. Estoy alucinada.
Sigo admirando mi alrededor.
Es una terraza muy amplia con diferentes sillas, mesas redondas altas y bajas con centros de rosas rojas, bombillas incandescentes que cuelgan unidas formando un techo, una impresionante barra de bar con copas brillantes, una variedad exultante de botellas en el estante y por supuesto una extraordinaria vista al edificio Chrysler y al horizonte de Manhattan. Toda la azotea en tonalidades de n***o, marrón y dorado.
-Oh, Izan, gracias -le digo rodeándole el cuello con los brazos y atrayéndole hacia mí. Lo beso.
-De nada -murmura riendo.
Yo le sonrió radiante.
-Ven -me coge de la mano y nos acercamos a la barra. Detrás de esta hace presencia un joven Barman de traje perfecto, ojos azules y pelo rubio. Izan choca la mano del tipo. Se conocen.
-Dylan, ella es mi novia Elisabeth. Elisabeth, Dylan.
-Encantado -me dice tendiéndome la mano. La cual yo estrecho con una sonrisa.
-Igualmente, Dylan.
Dylan nos mira a ambos.
-¿Os apetece un cóctel? ¿Un Chrysler?
Los dos asentimos, -aunque yo no tengo ni idea de que combinado es -y nos sentamos a la barra en unos taburetes cuadrados mientras Dylan empieza a preparar los cócteles. Lo hace a un ritmo extraordinario y profesional. Al poco coloca dos copas, delante de nosotros.
-Qué aproveche -nos dice.
-Gracias. ¿Qué es? -le pregunto por curiosidad.
Dylan sonríe.
-Es un combinado de Brandy, limón y lima.
Oh. Sonrío.
-Gracias, Dylan -interviene Izan.
Dylan asiente y se retira.
-¿Te gusta?
Me lo quedo mirando con ojos abiertos. Por un corto momento creo que se refiere a Dylan. Pues claro que no tonta, se está refiriendo al sitio.
-Sí. Es muy bonito, gracias.
-No tanto como tú -murmura y me coge de la mano, se la lleva a los labios y me deposita un suave beso en ella- Estás preciosa esta noche. El color de este vestido te sienta muy bien, Elisabeth -su voz tiene un matiz seductor.
-Gracias -le sonrío con timidez- ¿Le conoces de hace mucho?
-¿A quién? -frunce el ceño.
-A Dylan.
Su actitud cambia ligeramente.
-Sí. Desde hace unos años.
Ah.
-¿Tienes más amigos?
-Sí.
Ah.
-Me gustaría conocerlos y que tu conocieras a los míos.
-Los míos están todos casados y algunos incluso tienen hijos -me comenta mientras bebe de su copa.
Oh, casados y con hijos. ¿Impide eso que pueda conocerlos? ¿Son extraterrestres, tal vez? Enfoco el tema a mis amigos.
-Cómo te comente ayer, Alex y Daniel, viene mañana y me gustaría que pudieras venir a conocerlos. Iremos a tocar unas copas.
Izan suspira.
-Cómo yo también te dije ayer, tengo trabajo y un vuelo temprano a la mañana siguiente.
Me quedo callada mirando mi copa. Sólo quería que estuviéramos juntos y que conociera a mis amigos. ¿Acaso es mucho pedir?
-Mira, Elisabeth -me coge de la barbilla con suavidad y me hace mirarlo- He preparado esto para que estuviéramos bien, para recompensarte por los dos días que voy a estar fuera.
-No tienes porque hacerlo, yo sólo quiero estar contigo.
-Lo sé -resopla- Pero quería hacerlo y ya estamos aquí. ¿Qué mejor que aprovecharlo? -me dice sonriente y es esa sonrisa encantadora suya que yo no puedo evitar devolverle.
-Está bien -murmuro un pelín hosca.
Él entorna los ojos en plan divertido.
-¿Tienes hambre?
Asiento.
-Bien.
A los diez minutos después, estamos sentados en una mesa degustando un exquisito plato de gambas a la plancha y camarones a la parrilla picante con un vino Albariño español de 2011. De fondo suena una dulce voz de mujer acompasada a un ritmo lento de violines. Es genial.
-¿Sabes quién es? -le pregunto a Izan.
Él niega distraídamente con la cabeza. Lo miro y está pensativo, rumiando algo mientras come. ¿Que estará pensando? Antes de que pueda articular palabra me dice;
-¿Puedo quedarme contigo esta noche?
Oh, era eso. Sonrío.
-Claro. Me encantaría que te quedaras conmigo esta noche.
Él sonríe deslumbrante.
En ese justo momento hace acto de presencia Abby. Nuestra segunda camarera por esta noche. Es una chica joven de melena rojiza larga hasta la parte baja de la espalda, alta, ojos oscuros y acento alemán.
-Aquí el segundo plato -nos dice, y deja estos sobre la mesa. Le tiembla un poco la voz y creo que es por Izan.
Entonces se yergue y lo mira aleteando sus largas pestañas perfectamente maquilladas con rímel. Luego se retira y, nos deja a solas. Entonces me vuelvo e Izan me observa a mí.
-Estás preciosa.
-Ya van tres veces que lo dices en lo que llevamos de noche - le digo sonriendo, obviamente complacida.
Ríe.
-Cierto -se encoje de hombros- Pero es la verdad.
¿Lo puedo querer más?
-Y tú no solo eres hermoso por fuera, también lo eres por dentro y lo adoro -susurro mientras le miro a esos ojos que me miran tierno de un gris oscuro.
Él sonríe avergonzado.
-Yo lo adoro todo de ti, nena - contesta.
-¿Por qué no comemos? - le digo evadiendo el tema.
Izan ríe de nuevo.
Abby nos ha traído chuletas de cordero a la parrilla, con guarnición de ratatouille niçoise. Está buenísimo. Cuando nos terminamos el segundo plato, Abby regresa con el postre; porción de tarta de chocolate con nueces y champán Veuve Cliquot Brunt que sirve en dos copas sin derramar una gota. Después de eso se va rápidamente llevándose los platos usados.
-Mmm -ronronea Izan.
Yo río.
-¿Elegiste tú la cena? -le pregunto saboreando el delicioso chocolate fundido.
-Sí -enfatiza con la cabeza- ¿Te ha gustado?
-Sí, todo estaba muy bueno.
-Es elaborado por un Chef excelente -afirma.
Asiento. Y de repente lo noto nervioso. ¿Por qué?
-Quiero darte una cosa -musita y carraspea seguido- se saca una cajita burdeos del bolsillo interior de su chaqueta y me la tiende. Yo me quedo fría, inmóvil por unos segundos. Luego le cojo la caja de las manos. En la tapa en tono dorado se lee; ¨Cartier¨.
¡Vaya!
La abro lentamente, con mucho cuidado y dentro encuentro un esplendoroso diamante ovalado envuelto en diamantes más pequeños, colgando de una finísima cadena platino. Es muy sencilla y sofisticada.
Es simplemente perfecta pero...
-No puedo aceptarlo -le tiendo la caja de vuelta.
Izan me mira sin comprender.
-Lo he comprado para ti.
-Es demasiado. No puedo aceptarlo, Izan.
-Solo es un regalo, Beth.
Muevo la cabeza en sentido negatorio.
-Ya me has regalado cenar aquí... Esto es demasiado. No puedo, lo siento. No quiero que gastes más dinero en mí.
Izan tuerce el gesto.
-Lo hago con gusto, Elisabeth. ¿Qué importa si quiero gastar mi dinero en ti?
-Sí que importa, no... no puedo corresponderte y lo sabes.
Suelta un bufido escandaloso.
-¿Te he dicho que quiera que lo hagas?
-No, pero... está feo. Ya has gastado suficiente en mi.
-¿Quieres que volvamos a la misma discusión que por el vestido y los zapatos para la boda de mi hermana? ¿Eso quieres?
Suspiro y cierro los ojos.
-No -digo en voz baja. No quiero recordar esa pelea.
-Entonces déjalo y acéptalo -murmura de mal humor.
Y sé que con este asunto no voy a llegar a ninguna parte, ya me lo conozco bastante bien. Así que decido dejarlo estar.
-Gracias, por el regalo.
-No hay de que -responde todavía con un deje molesto.
Inspiro hondo y él resopla.
Al cabo de unos segundos me pregunta ya sereno.
-¿Me dejas que te lo ponga?
-Claro -le sonrío.
Izan se levanta y rodea la mesa. Coge el colgante de la cajita, y me lo pone mientras yo mantengo mi pelo recogido con las manos. Después se coloca enfrente y me mira satisfecho.
-Ahora estás perfecta -susurra.
Elevo los ojos al cielo y él se echa a reír.
-Es cierto -añade.
Oh, éste hombre es incorregible.