Una carta para Joe

1331 Words
El desierto. La luz sobre todo mi ser. Me faltaba poco para pensar que aquel era el verdadero desierto, pero todo era el montaje de la película que estábamos grabando. Era la primera vez que me confiaban el papel protagónico de una película y estaba dando todo de mí; era mi gran oportunidad pero en caso de que fallara tenía un segundo plan, y ese era mi trabajo de fotógrafa. Ahora que lo pienso, ambos trabajos me consumían, pero eran tantas mis ganas de triunfar que al final no me di cuenta del daño que me hacía. Jane, ese era el nombre del personaje al que le daba vida; ahora ya no recuerdo qué hacía en la película, solo recuerdo un momento en el desierto, en la película habían pasado setenta y dos días, o eso recuerdo; yo había pasado una semana, por lo menos, sin comer ni dormir. La escena empezó a correr y llegó un momento donde tenía que caerme, yo no recordaba en aquel momento el guion, solo quería seguir despierta para seguir trabajando; pero sentir todo lo que mi cuerpo sentía fue como quitarme la venda de los ojos, caí en el suelo y cuando el director dijo “corte”, yo seguía en el suelo, luego no recuerdo lo que pasó. Cuando desperté lo primero que vi fue a ti; estabas sentado en un sillón, durmiendo de la manera más incómoda que pueda existir, cubriéndote con aquella chaqueta de cuero que te gustaba usar cuando no estabas trabajando. Se suponía que no llegabas hasta la noche, fue cuando supe que había estado en el hospital por un día, no fue la gran cosa pero era lo que mi cuerpo demandó para recuperarse. Le pedí a la enfermera que me estaba chequeando que no hiciera demasiado ruido, te veías muy cansado y no quería que te despertaran pues ella dijo que no te habías movido de esta habitación mientras estuve aquí, creí que era porque me querías, cualquiera lo hubiera pensado. Tu barba siempre me pareció muy sexy pero siempre le tenía que decir adiós por tu trabajo, y lo respetaba, pero me dabas unos días con ese lado salvaje en los viajes, fines de semana, prácticamente cuando no tenías que trabajar; y ahí estaba tu barba de un día recordándome lo sexy que eres y el mal rato que te he hecho pasar. Luego de unos minutos despertaste, al verme despierta te acercaste eufóricamente con esa cara de asombro, cuando estuviste al costado de esa cama no sabías si abrazarme, tenías miedo de hacerme daño, pero solo fue fatiga no un accidente automovilístico así que estire mis brazos hacia ti; te abracé tan fuerte y por un buen tiempo como si mi inconsciente ya supiera que te perdería; te dije “lo lamento”, y en verdad lo hacía, lamentaba haberte echo pasar un mal rato. Me arrimé un poco para que te pudieras sentar junto a mí, fue cuando noté tu enojo e impotencia, tratabas de ocultarlo pero no podías mentirme, no con aquellos ojos azules. Preguntaste: “¿Te encuentras bien Eb?”; te dije que sí y era porque me sentía mejor. Traté de acercarme a ti pero te alejaste, supuse que era porque sentías miedo de dañarme de alguna manera. Dije: “Joe, me encuentro bien, no tienes que preocuparte”; pero sé que no me creías y dijiste “No es la primera ves Ebony”, no me gusta cuando dices mi nombre, eso solo significan problemas; sabía que no era la primera vez que me descompensaba pero era la primera vez que llegaba muy lejos, te levantaste de la cama y solo ponías distancia entre nosotros, no lo sabía pero lo presentía. “Joe, sé que esta vez me he sobrepasado y en verdad lo siento, pero a veces solo olvido que tengo que comer porque tengo mucho más sueño que hambre” fue lo que dije; esperaba cualquier cosa pero no lo que dijiste, “Quiero que renuncies a todo eso de ser actriz”. Tu sabías cuales eran mis sueños, no podías, simplemente no podías pedirme que dimitiera por lo que había trabajado por mucho tiempo; sí, me sobrepase esta vez y tenía pensado renunciar al trabajo de fotógrafa, solo tenía que terminar un trabajo más para que ellos encontraran a alguien más; te empecé a contar todo lo que ya había planeado acerca de renunciar a la fotografía, pero seguías tenso. “Conocí a alguien más” fue lo que dijiste; estabas en el otro lado de la habitación, no tenía manera de conectar físicamente contigo; no me mirabas a los ojos, demostrando que hiciste algo malo. “¡Cariño!”, entró una mujer mayor que yo, o eso parecía; parecía cerca de los treinta, yo rogaba porque ella hubiera entrado en la habitación incorrecta, rogaba para que esas cuatro palabras que dijiste fueran solo producto de mi imaginación. “¡Sal de aquí, Casandra!” ese tono de voz solo lo he escuchado cuando estabas frustrado con alguno de los trabajadores en tu empresa o cuando tenías que hacer todo desde casa con el celular; no lo supe hasta que tocaste mi cara, estaba llorando y tú te habías acercado para tratar de enmendar el daño que causaste. Estábamos bien, ¿en qué momento fue que todo se derrumbó? Antes de viajar, dijiste que me amabas ¿Cómo dejaste de amarme en solo tres días? Esa mujer, Casandra, salió de la habitación y tú seguías tratando de tocarme. Si antes quería tocarte, ahora no me sentía a gusto ni siquiera mirándote. “Lo lamento” fue lo que dijiste, quise gritarte y preguntarte cómo y cuándo pasó, cómo fue que no me di cuenta; pero todo se veía tan irreal, quería creer que era una pesadilla; hasta que sentí mi corazón romperse, sentí todo mi cuerpo arder, y eso no lo podía negar. Me preguntaba si en verdad estuve tan ciega para no ver que todo se estaba yendo al garete. Aquella tarde de abril, esas paredes blancas de hospital se tatuaron mis gritos de dolor y las personas que estaban ese día en el hospital supieron tu nombre. Grité y grité tu nombre, saliste del hospital pero te llevaste mi corazón contigo y supongo que ahora lo quiero de vuelta. Ahora, la película en la que estaba trabajando, ya salió al ojo público; recibió buenas críticas, especialmente en la parte donde Jane pierde a alguien o algo importante, ciertamente no recuerdo la película que logró ayudarme a alcanzar mis sueños, solo recuerdo que en esa parte pensé en ti y ahora sé que todo el mundo supo tu nombre sin necesidad de gritarlo. Te escribo esta carta aunque sé que no te llegará; desapareciste cuando saliste de esa habitación, cuando llegué a nuestro departamento tus cosas ya no estaban pero te olvidaste llevarte todos nuestros recuerdos. No vendí el departamento, lo puse en alquiler, hasta que me canse lo tendré como un pequeño recuerdo de lo que fuimos pero ya no será, tal vez sea masoquista pero me ha ayudado a sobrellevar todo, no sé cómo pero de alguna manera lo hizo. Me tentaba muchas veces ir a las oficinas de tu empresa pero cuando lo volvía a pensar me preguntaba para qué iría y qué te diría, eso era suficiente para detenerme; aun así eso no me detuvo una tarde, maneje el Mustang n***o que me regalaste porque “querías”, pregunté por ti y me dijeron que desde hace aproximadamente tres meses dejaste de trabajar en esa sucursal, que parabas viajando y que ahora nadie te soportaba; el portero me dijo todo eso porque me conocía como tu novia, me dijo que le diría que pasé y le pedí que no lo hiciera, para qué, solo generaría más confusión; ciertamente, yo no quiero volver a tener una relación contigo. Estoy mejor ahora. Con cariño, Ebony. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD