Vivir sin amor

1071 Words
- No puedes darme lo que yo quiero. - Te amo ¿Acaso eso no es suficiente? - No, no lo es. - ¿Cómo puedes decir eso? Tus padres son una verdadera historia de amor. Tu abuelo no quiso que tu madre se casara con tu padre y aun así se casó. - ¿Y de qué les sirvió? ¿Ehh…? ¿Tú, qué me puedes decir de la vida de mis padres? Me la pasé escuchando toda mi niñez gritos, y todos los problemas por el dinero. No puedo. Lloraba sin cesar; se suponía que estaba haciendo lo correcto, entonces por qué no se siente bien. - Entonces no te importa. No quieres la “historia de amor” como siempre dices. - Si quiero una historia de amor pero… - Pero con dinero de por medio. - Daniel, lo lamento. Pero Christian… - Pero él tiene el dinero que te podría ayudar a salir de este miserable pueblo; porque si fuera yo el que tuviera dinero me aceptarías. Tomó su cabeza entre sus manos y pegó un grito al cielo. Entré corriendo a casa, repitiéndome una y otra vez: “Hice lo correcto”. Todo en mí se venía abajo. - ¿A dónde vas Sandra? - A mi habitación mamá. - ¿Por qué no te sientas aquí conmigo? - Mamá en estos momentos no… - Ven. Era imposible decirle que no a mi madre porque se volvía, o muy convincente, o muy insoportable. Mamá estaba en la cocina; me senté en la isla, ella odiaba verme sentada en la isla donde cocinaba. Yo sabía que conversaríamos de lo ocurrido con Daniel pero, a veces, se necesita del silencio y eso mi madre no lo sabía. - ¿Y bien? - ¿Qué quieres saber mamá? Has escuchado el drama de principio a fin, no sé qué quieres que te diga. - ¿Crees que estas escogiendo bien? - No lo sé mamá. Tengo veintitrés y no sé si estoy haciendo lo correcto. - ¿Por qué no sigues tu corazón? - Lo seguí a los dieciséis para escoger una carrera profesional, y sigo viviendo contigo; seguí mi corazón con Robert, terminé con una deuda y un corazón roto. Y creo que podría seguir nombrando los momentos donde dejé que mi corazón eligiera para decirte lo que me dejó cada decisión. Al  fin estoy teniendo algo de “suerte” y mi corazón solo intenta sabotearme; he trabajado muy duro para poder conseguir algo en esta vida; Cristian me propuso ser su esposa, solo un contrato de conveniencia por unos años, somos buenos amigos eso nos puede ayudar a sobrellevar este matrimonio, a cambio me ayudará a viajar fuera de aquí para poder seguir mi carrera de pintora. Mamá durante todos estos años he pintado para poder sobrevivir, y he conseguido que alguna persona se interese en el arte pero sabes que aquí nunca podré salir de mi zona de confort. - Cariño, no siempre el corazón se equivoca. - Dime cuándo no se equivocó. - Cuando elegí casarme con tu padre. - Mamá, la mayor parte de mi existencia me la pasé escuchándolos gritarse y pelearse por dinero ¿Crees, en verdad, que fue tu mejor decisión? - Puede que tuviéramos nuestros altibajos pero fuimos muy felices. ¿No lo crees? No sabía que pensar; cuanto más pensaba, más confusas se volvían las cosas. - ¿Recuerdas cuando fuimos a la feria y querías comer uno de esos algodones de azúcar? - Terminaron discutiendo el precio de ese algodón, así que preferí decirles que ya no lo quería. - Sí, tienes razón pero me refería a lo que pasó después. Tu padre y yo nos dimos cuenta de lo que hicimos, tratamos de arreglar lo que habíamos hecho. Sabía lo que hicieron, salimos de la feria y fuimos al lago cerca de la casa; tuvimos un día de picnic, y creo que fue el mejor de toda mi vida. Jugamos con un balón, jugamos a las escondidas; luego nos metimos en el lago y estuvimos nadando casi toda la tarde, jugando con el agua; recuerdo que papá me puso arriba como si él fuera un caballito y tratamos de tumbar a mamá. Ese recuerdo estaba colmado de risas, el sol naranja alumbrando nuestra felicidad; a veces olvidaba que el mismo día pelearon. - Es bueno tener dinero, te permite tener muchos lujos aunque nunca te dará lo que necesitas; además tu padre y yo somos soñadores, a veces me sorprende lo  realista que puedes llegar a ser. Yo sé algo que tú no. Me mantuve callada, todo por la mezcla de pensamientos y sentimientos encontrados. - Te sigo escuchando mamá, puedes seguir. - Es más fácil conseguir dinero que amor. Y ahora fuera de mi cocina, antes de que te saque de mi isla con la escoba. Las carcajadas hicieron acto de presencia en ese momento; sabía que mi madre trataba de aligerar el ambiente, y vaya que funcionó. Subí a mi habitación, que más parecía un estudio de arte; pinturas por todos lados, manchando el suelo o las paredes, cuadros apiñados uno tras otro; mi cama estaba acomodada pero con la cantidad de cosas encima no lo parecía, mi tocador era lo más normal de una habitación pero incluso tenía algunos pinceles desperdigados por ahí. Haber conocido a Daniel fue una fuente de inspiración para mí; ni bien acababa de pintar un cuadro empezaba otro. Salí al balcón y tan solo contemple el horizonte, pensando en todas las tardes con él; la primera vez que nos vimos, cuando él decidió acercarse e invitarme un helado sin siquiera saber mi nombre, cuando nos escapamos en medio de la noche, cuando él consiguió su primer auto y me llevó a otro pueblo haciéndonos pasar por una pareja de recién casados. Todas esas cosas, que por muy pequeñas que fueran significaban mucho. A pesar de que a veces me quejo de haber escogido la pintura, sé que no me veo haciendo otra cosa; a pesar de quejarme de no haberme dado cuenta del error que significaba Robert, sé que prefiero haber abierto los ojos a la realidad de muchas personas. Y así como mi madre dijo que era más fácil conseguir dinero que amor, yo supe en aquel momento que cambiaría mi boleto de salida y no me arrepentiría de mi decisión. 
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