Volver al lugar en el que no recordaba vivir, era complicado. Era como si estuvieras en casa pero no recuerdas dónde están las cosas, porque te gusta tanto una cosa o porque colocaste un cuadro en ese lugar, era una cosa demasiado dolorosa pero no podía dejar que las cosas pudieran conmigo, tenía que ser fuerte para poder superar las cosas, para poder seguir a delante, el pasado nos marca mucho pero cuando este no se recuerda, se debe seguir adelante, como si el pasado no estuviera, es importante que seamos conscientes de nuestro pasado pero un año o dos no me pueden haber marcado tanto, se que me marcó, se que fue unos años demasiado importantes donde cambió todo, donde deje el futbol por la música, se que es importante en mi vida pero si no lo recuerdo, no puedo darle importancia solo seguir adelante.
Entre a nuestro piso que compartía con mis amigos, nada más entrar a la casa Nicole saltó a mis brazos, la abrace con fuerza levantándole del suelo.
—Me alegro tanto que estés aquí—me dijo Nicole mientras me abrazaba con fuerza.
No dije nada, solo la abrace.
Nicole se separo de mi y me miró analizando cada cosa que estaba pasando, cada parte de mi cuerpo como si estuviera demasiado cambiado, pero no se, no creo que importe lo cambiado que este.
—Escuchar, como tenga que colgar a uno de esos pesados reporteros, mato a alguien—comentó una voz demasiado bonita.
Para nada era la voz que estaba buscando pero era una dulce voz demasiado bonita que daba ganas de abrazarla, Hasley miro a donde venía la voz y yo hice lo mismo, para ver a la chica de pelo castaño que me abrazo en el hospital, era demasiado guapa, llevaba un vestido verde corto, creo que llevaba medias y una chaqueta de lana, era muy mona no lo voy a negar.
—Shawn, ella es Lia—me dijo mi hermana y la mire—Es quien nos ayuda en Londres y también a dominar a mucha gente de aquí, por muy educados que digan que son, son inaguantables—comento mi hermana y mire a la chica.
—Te diría que le pidas lo que necesites pero no se si te va a ayudar—comentó Nicole.
La chica le miró a Nicole con cara de molestia.
—Consigo lo que sea—dejó claro la chica y miró su móvil—Tengo contactos—añadío.
La mire.
—Quiero ir a Sydney—le dije.
La chica me miró.
—Conseguir un vuelo es demasiado sencillo—comentó ella—Hasta un mono podría hacerlo si le doy un teléfono—añadió.
La mire demasiado impresionado.
—¿Entrenas monos?—le pregunté.
La chica me miró.
—Tengamos en cuenta que vivo en una casa con catorce niños, pues casi—comento ella.
Mi hermana le miró.
—¿No eran quince?—le pregunto mi hermana.
—Han adoptado a Sofía—comentó la chica.
La mire.
Un orfanato, esa chica era una niña huérfana que luchaba demasiado, bueno no se si luchaba pero estaba claro que los niños que se criaban sin padres debían luchar mucho más porque no tenían la protección que teníamos los que sí teníamos padres, la vida es un regalo, es un regalo vivir y más cuando lo haces en buenas condiciones pero cuando estás solo, todo puede ser peligroso y esta chica parece de lo más normal, y mucho más poderosa que nosotros.
—¿Cuantos años tienes?—le pregunté.
Estaba demasiado impresionado porque una chica de diecisiete años, o menos tuviera un trabajo, era una cosa demasiado ilegal, no se como van las cosas en europa pero me parece demasiado mal si les están poniendo a niños a trabajar para ganar dinero, para no tener que hacer nada con ellos, me parecía demasiado mal que exploten así a niños.
—Dieciocho—me respondió tranquila.
La mire, para nada aparentaba tener esa edad.
—Los cumpli hace poco—comento.
La mire.
—¿Y cuanto tiempo llevas trabajando con nosotros?—le pregunté.
Ella me miró.
—No le culpes, es medio tonto y encima tiene amnesia—comento mi hermana.
Le mire.
—No te pases—le avise.
—No te preocupes, no hay nada ilegal en que trabaje aquí—comentó ella y la mire.
La mire, sus ojos eran demasiado hermosos, intensos pero oscuros, eran demasiado atrayente, pero en mi cabeza no podía dejar de escuchar la voz de esa chica que me apoyaba en el hospital, que me hablaba como si estuviera ahí, como si el mundo solo se hubiera detenido, como si las cosas, hicieran una pausa pero iban a seguir bien nada más, solo tenía que despertar y aunque esta segunda chica, me daban ganas, unas enormes e intensas ganas de besarla, de agarrarla entre mis brazos y besarla hasta olvidar mi nombre, y que ella olvide el suyo, la voz de esa chica que me ayudó a despertar esta en mi, desde mi piel a mi mente y no me es sencillo olvidarla y pasar a otra, estar con otra persona, con una que quizás no me haría querer buscarla de la misma forma que lo hace la otra persona.
—Necesito que me ayudes a buscar a alguien—le dije.
Ella me miro en silencio.
—Una chica me estuvo hablando mientras estaba en coma, quiero buscarla porque estoy demasiado loco por su voz—le explique.
La chica me miro en silencio, todos la miraron sin saber que decir, impresionados y creo que en cierta forma demasiados asustados, no se porque estaban así, ella era nuestra asistente, debía hacer lo que le pidieramos, quizás debíamos ser amables pero no creo que pudiera decir muchas cosas sobre lo que quisiéramos que ella quisiera hacer.
—Haré unas llamadas—dijo la chica tras unos segundos en silencio.
—Gracias—le dije y agarré mi bolsa—¿Mi habitación?—pregunté.
—Tercera puerta a la izquierda—me dijo mi hermana.
Agarré con fuerza la bolsa para irme a descansar un poco porque estaba demasiado cansado, demasiadas cosas en estos ultimos días.