El pelinegro había enloquecido, en serio, se volvió completamente loco.
Y no hubo día, en esta semana y media, que no pensara en aquella propuesta que me hizo, después de recuperar nuestros alientos en su cama, a la cual le respondí con un, no.
No me sentía preparada para llegar al altar vestida de blanco hasta su lado, llevábamos muy poco tiempo de novios y no quería que apresurara las cosas, por más que quisiera darle la estocada final a Jacob, era un tema que no se tomaba a la ligera, además, antes de cometer cualquier locura, quería traer a mi familia a New York, que mi madre estuviera a mi lado, tranquila, sin tener que trabajar un minuto más.
Y lo iba a conseguir.
Hoy, sábado, quería dormir hasta tarde, pero tenía que levantarme temprano, pues, Jayden había preparado una sorpresa
