PREFACIO:

1673 Words
────────✦──────── Liger: INICIO Libro 2 ────────✦──────── —Me engañaste Mark, de la manera más cruel —la voz de Isabella Black era quebrada por el llanto, y por sus hermosos ojos color ámbar brotaban gruesas lágrimas—. Durante todo este tiempo… ¿Por qué lo has hecho? —¡Por Dios, Bella! —exclamó él alzando las manos con exasperación—. Ya te lo he dicho antes, no he hecho nada que él no supiera, y jamás hice algo en su contra. —Sin embargo, Kai murió hace ocho meses —le gritó ella—. Al parecer eso no le importó a nadie. —No hay necesidad de ser tan dura conmigo, mujer —Mark negó con la cabeza—. Él también era mi amigo. —¿Amigo? —espetó Bella y cuestionó con cierta ironía:— Tú amigo, ¿dices? Te recuerdo que lo dejaste participar en ese maldito proyecto.  —Tú conocías lo obstinado que era tu marido —Mark se defendió—. Yo no le puse una pistola en la sien, Bella. Él se presentó voluntariamente. —Y no pudiste detenerle, ¿verdad? —ella tenía un punto a favor—.  El ego fue más grande, que el valor de tú amistad desde la infancia hacía mi marido. Mark se ajustó sus gafas de lectura con su dedo índice, un gesto que tenía cuando los nervios le atacaban. Estaba aún un poco pálido, jamás quiso que las cosas llegaran a esos extremos. Pero Kai era terco y determinado. Sobre todo honorable, por tanto si él pensaba que su deber era destruir a la Triana, pues así lo haría.  —No tengo una máquina del tiempo para volver atrás, y hacer entrar en razón al cabezota de Kai. Ahora es tarde para las lamentaciones. —¡Maldita sea si lo es! —Bella le gritó. —¡Joder! —espetó Mark y le amenazó:—. Quédate quieta de una buena vez, o te dormiré de nuevo.  —Me dormirás para que no atormente tu consciencia… ¡Bastardo! Bella continuaba gritando, mientras se movía inquieta contra las restricciones que Mark le había impuesto. Estaba en una plancha de acero fría con correas de cuero en sus brazos y piernas. Todos los días a la misma hora era el chequeo, al parecer el feto tenía un desarrollo más rápido de lo normal.  —Al menos podrías decirme la verdad… —Bella apretó los dientes—. Tengo derecho a saberlo, ni tú ni Kai, tienen derecho a involucrarme en esto dejándome a oscuras.  —¿De qué verdad me hablas? —Mark preguntó, pero en el fondo sabía que ella tenía razón. Su amigo nunca debió ir por ella.  —Por favor, Mark dime… —Bella había bajado un poco la voz, se estaba calmando un poco—. ¿Desde cuando Kai participaba en esto? Mark dejó de hacer lo que estaba haciendo, y la miró con empatía. Pues era la esposa de su amigo y hermano del orfanato en donde ella también había estado. Así que también la conocía desde pequeña,  suspiró antes de responder con la verdad: —Bell… Kai participaba en el proyecto desde hacía tres años. —¿Tres años? —susurró débilmente, negando con la cabeza.  Ella cayó en cuenta, tenían casados cinco y no había podido quedar embarazada. Hasta que Kai llegó a buscarla, y dijo que tenía que acompañarle. Después de una larga misión que los mantuvo separados por más de un año. Días después tuvieron sexo apasionado, como nunca en todos esos años de matrimonio. Al punto que ella le imploraba que le poseyera una y otra vez. —Sé que estás asustada —Mark interrumpió sus pensamientos—. Pero Kai, se arriesgó por su país, y por ti. Quería que no fueses salpicada con todo esto. —¡¿País?! —gritó de nuevo—. ¡Me importa una mierda este jodido país!  —movió la cabeza de un lado a otro, pues la angustia que tenía sumada a las contracciones que cada vez eran más seguidas la alteraban–. Siempre fue más importante el maldito ejército que su familia, que yo. —Ahora no lo ves, pero él hizo esto por ti. —¿Por mi? —cuestionó—. No, ahí estás equivocado. Lo hizo por él mismo, por querer siempre ser el héroe… ¡AHHH! —gritó cuando otra contracción le atravesó—. Me dejó sola, Mark… ¿No lo entiendes? —volvió a gritar de dolor—. Me dejó sola… Con esta incertidumbre de saber si mi hijo será una abominación. —¡Cálmate, Bella! —le pidió. —¡No puedo! —negó con la cabeza—. ¡Qué Dios me perdone, pero no puedo! —Todos los estudios indican que será un niño normal, fuerte y saludable.  —Sabes que no lo será, Mark… Deshazte de él… Grrrr —gruñó—. Él sufrirá, y no tiene culpa de lo Kai nos hizo. —No puedo, Bella —Mark dijo con pesar—. Él niño pertenece al I.D.G. y a la Triana Las lágrimas corrieron como ríos, por el rostro de Isabella.  —Por favor, Mark. Rose está embarazada, y muy pronto también serás padre —le recordó—. Sé que puedes entender cómo me siento. Los sonidos de las máquinas que monitoreaban a Bella, emitían un sonido fuerte cada vez que se alteraba. —Bella… recuerda tu estado —Mark ya no sabía qué hacer—. Por favor, trata de calmarte-. Ella negaba con la cabeza. A pesar que hacía mucho frío en ese laboratorio Bella sudaba a chorros. Cerraba los ojos, y pensaba en los momentos vividos con amado esposo, Kai Black. El día en que se casaron, lo felices que eran. A pesar de que ella no había podido quedarse embarazada de inmediato, el amor y la pasión nunca les había faltado. Hasta hacía unos meses que él la hizo salir de casa a mitad de la noche en Seattle, y luego atravesaron el país hasta Nuevo México.  Ella nunca cuestionó sus acciones, porque confiaba plenamente en él, y en sus buenas decisiones. Al final estaba casada con un capitán de las Fuerzas Especiales. Unas semanas después, comenzó a sentirse mal. Kai por temor a que le hubiera transmitido alguna especie de virus, la llevó al médico. Ahí les dieron la noticia de que estaba por fin embarazada. Una vez más habían huido, pensaron en cruzar la frontera con México, pero les fue imposible porque ya no tenían más recursos para seguir escapando. En las pocas semanas que estuvo huyendo, pudo ver que su marido había cambiado. Sobre todo cuando la adrenalina recorría su cuerpo. Solo tenía pocas diferencias en su anatomía que fuese notorias, sus ojos verdes cambiaban al color amarillo según su nivel de estrés. La piel desprovista de vello, no es que tuviera mucho anteriormente, también era más gruesa. Pero en el tiempo que había estado con él no tenía nada de en el cuerpo. Pero su cabello era otra cosa, abundante, con brillo. Una tarde después de hacer el amor, él sonrió completamente relajado, y observó que sus dientes estaban un poco deformados, como si no tuvieran espacio en su encía, y los colmillos también estaban un poco alargados. Pero a ella eso no era motivo para dejar de amarlo. No había nada que pudiera hacer que lo dejara de hacer. Hasta que un día en mitad de la noche, unos hombres vestidos de n***o llegaron. Con pasamontañas, y armados hasta los dientes los emboscaron. Mataron a Kai a sangre fría, y a ella la encerraron. —Ya no puedo más, Mark —dijo Isabella con la respiración entrecortada, a causa del dolor  por las contracciones.  —Déjame chequearte una vez más —manifestó él, mientras revisaba los monitores—. Tu presión arterial está bajando demasiado rápido. Mark se había encargado de controlar su embarazo personalmente. Sabía que podía haber algunos riesgos por la condición genética de Kai, pero durante el proceso todo había sido normal. Isabella Black tenía treinta y ocho semanas de gestación, pero al parecer su bebé era grande y su cuerpo no podía retenerlo por más tiempo.  —No puedo respirar, Mark… —se quejó y cuando él se acercó chilló de dolor— ¡AHHH! Creo que me partiré en dos. No podré resistir por mucho más tiempo.  —Resiste Bella, voy a sacarte eso de ahí. —Resolvió el científico, mientras removía todo para actuar de manera rápida. Tenía que salvar la vida de los dos, si no no se lo perdonaría. Se lo debía a Kai.  —No, Mark —ella le agarró fuertemente del brazo—. No es eso, no es una cosa —se inclinó hacia adelante por el dolor—. Fue concebido con amor, y esperado por años… Es mi hijo y se llamará Kail. —Está bien —dijo Mark, para calmarla. Ella apretó más fuerte su brazo, para insistir.  —¡Promételo, Mark!  —¿Qué quieres qué prometa? —Que su nombre será Kail —le recordó, y agregó:— Promete que de cierta forma cuidarás de él. Mark puso una mano sobre la suya, y con una asentimiento de cabeza: —Así será, Bella —le prometió—. Haré todo lo que pueda para mantener a tu hijo y al de Kai a salvo.  Enseguida llamó a dos enfermeras, que se encargaron de preparar todo. Al terminar Mark procedió a realizar la cesárea. A la media noche se escuchó el llanto de un bebé. Un varón de cuatro kilos y seiscientos cincuenta gramos, rubio con los ojos de color amarillo.  Era un milagro, pensó Mark cuando lo tuvo en sus brazos, y lágrimas corrieron debajo de sus gafas de lectura.  Kai e Isabella Black, habían traído al mundo un hermoso y saludable niño llamado Kail Black. I.D.G. ( International Directions of Genetics)
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