CAPÍTULO 01:

1421 Words
────────✦──────── Liger: INICIO Libro 2 ────────✦──────── Dos días después... —Maaaaarkkk... –los gritos de Rose resonaban por toda la casa– ¡AYÚDAME, MARK! Rose Porter estaba de casi más de ocho meses de embarazo, pero algo había pasado. Ella solo había ido al supermercado por víveres. Cuando sintió la sangre corriendo por sus piernas. El miedo le recorrió hasta la médula, y salió corriendo disparada hasta su casa olvidándose de todo lo demás.  «¡Oh,Dios! No permitas que le pase nada a mi bebé». Ella repetía en su mente como un mantra, para tratar de controlar sus nervios. Llegó a la casa como pudo, y desde el momento que abrió la puerta, comenzó a llamar a su esposo. —¡Oh, cariño! ¿Qué te ha pasado? —Mark estaba nervioso al ver el estado de su esposa.  —¡Yo no lo sé! —contestó confundida y negando con la cabeza, agarró fuertemente del brazo a su esposo—.  Solo fui al pueblo, Mark… Haz algo. —¡Vamos! —exclamó él tomándola en sus brazos con mucho cuidado, sin importarle la sangre que salía de su cuerpo—. Te llevaré  al sótano. Más que un sótano, era un laboratorio con tecnología de punta, demasiado avanzada. En ese lugar era donde desarrollaba algunos de sus experimentos. Mark Porter, era uno de los tres científicos que habían desarrollado el proyecto Triana, y  el único que quedaba vivo. Porque Kai Black antes de morir él solo había acabado con más de una veintena de hombres, y un laboratorio incluyendo a todo el personal.  Dentro del frío lugar estaba Isabella, la esposa de su amigo Kai Black, y su hijo recién nacido. Ella estaba todavía en observación. Mark le había hecho una cesárea de emergencia, porque ella no aguantaba en su cuerpo al niño. —Mark… no permitas que le pase nada a nuestro hijo. ¡Promételo! —Rose observaba detenidamente el  laboratorio como si jamás hubiese entrado. Jamás pasaba de la puerta. Ella se enterneció al mirar a Isabella dormida con su bebé a su lado. Se veía tan hermosa aquella escena, y el niño era hermoso. No parecía tener el  ADN alterado. —Cariño, voy a hacerte un sonograma —Mark trató de que su voz fuera calmada—. Veremos cómo está nuestro bebé. —¡Está muerto, Mark ! —exclamó Rose con pesar. Su esposo se inclinó hacia ella para darle un beso en la frente. —No digas eso, cariño —acarició su cabello—. Nuestro hijo estará bien-. Ella negó con la cabeza, y le acarició la mejilla a Mark. —Yo siento que no… se ha ido —las lágrimas corrían por su rostro. Él no pudo hacer otra cosa más que guardar silencio, mientras observaba como sus asistentes preparaban todo. En los tres últimos años, había traído al mundo más de veinte criaturas como el hijo de Kai. Unos partos más difíciles que otros. Se negaba rotundamente a creer que no podía salvar la vida de su propio hijo. Con unas tijeras, cortó en dos el vestido de su esposa. Respiró profundamente al darse cuenta de la sangre que corría por los muslos de esta.  «Esto es peor de lo que pensaba», se dijo. Puso gel sobre su vientre abultado por el proceso de gestación, para luego comenzar a hacer el sonograma. Sintió que por un momento el pecho se le desgarraba en dos. No había movimiento cardíaco, ni actividad cerebral. Miró a su esposa. Ella estaba en lo cierto, la ciencia no podía explicar ese lazo invisible que había entre la madres y los hijos. —Rose…  —No te atrevas… Mark… No lo digas —dijo con voz entrecortada por el llanto—. Lo perdí ¿verdad?  Mark solo pudo asentir, mientras rodó también una lágrima por sus ojos. —¿Qué ironía, Mark? —Señaló en donde se encontraba Isabella alimentado a su hijo con leche materna—. A pesar de lo mucho que ha sufrido, mírala. Su hijo es una bendición, y está cada día más sano y más fuerte. Mark supo a lo que se refería perfectamente. —Por su puesto que un hijo, siempre es una bendición —él cerró los ojos—. Es un niño normal, Rose. Hasta ahora no ha manifestado ningún síntoma de anomalía o alguna complicación. Pero su ADN está alterado, no sabemos a ciencia cierta cuándo comenzará a manifestarse.  —¿Sabes una cosa, Mark? —preguntó Rose con voz determinada—. No me importaría traer al mundo un niño así. Siempre y cuando nazca de mi. Lo miró de manera seria, mientras él le colocaba un medicamento endovenoso, para prepararla para una cesárea. Pues el feto no podía pasar mucho tiempo en su vientre. Sin pensar en nada más el dolor que sentía en su pecho, Rose Porter seguía llorando por su hijo no nacido. Mientras miraba a Isabella dándole pecho a su hijo, y disfrutar del momento, Minutos después, cerró los ojos. Ya que la oscuridad se adueñó de ella. Tres horas después de la operación realizada a su esposa. Mark entró a su despacho, y buscó una botella de whisky, se sirvió un trago de licor color ámbar, y pasó una mano por la cara. Su hijo. No había podido salvarlo. Como hombre de ciencias sabía que todo era producto de las probabilidades, pero joder, como dolía. En ese instante recordó la última conversación con quien fue su mejor amigo, específicamente una semana antes de que fuesen encontrado: —¿Qué pasará con mi, Mark?  Kai Black estaba preocupado por la situación. —Me imagino que irá al laboratorio central en Nuevo México —Mark contestó sinceramente.  —Se suponía que el proyecto recaería sobre mí. No sobre mi familia, mi mujer —Kai le estaba reprochando a su amigo de tantos años.  —¡Tú la comprometiste! —le recordó él—. Cuando fuiste a casa, por ella. Kai lo miró entrecerrando los ojos y Mark se asustó al ver como cambiaban. —¡Es mi mujer! —espetó Kai furioso— ¿Cómo podías pedirme que no tuviese sexo con ella? —negó con la cabeza, y agregó:— Además, fueron cinco años. Cinco malditos años y ella no quedaba embarazada, Mark. —Te entiendo, amigo —manifestó palmeando su brazo—. Veo tu punto de vista como hombre, pero la verdad es que la pusiste en riesgo. —La Triana, les hará daño —No preguntó, lo afirmó. —Los someterán a estudios. Primero para ver como Bella pudo concebir, y luego para estudiar al niño. —¡NO! –gritó Kai ensordeciendo el lugar—. Es a mi es a quien deben de estudiar, no a mi mujer… no a mi hijo.  —Kai, joder. Reconoce de una buena vez que cometiste un error buscando a Bella. —¿Qué harías en mi caso? —se giró para enfrentar a Mark— ¿Dejarías a un lado a la mujer que amas? —Te recuerdo que yo también estoy en el proyecto, Kai. Mi hijo también será como el tuyo. Kai se quedó mirando inmóvil al científico, pues su amigo en ese instante había desaparecido.  —¿Qué hiciste, Mark? —preguntó alarmado— ¿Estás loco? —Para nada, esto es solo parte de la evolución del hombre. —Evolución una mierda… ¡No eres Dios! —Tengo varias muestras de ti —Mark negó con la cabeza, y luego se acomodó sus gafas de lectura con el dedo índice—. Pero con Bella esto ha ido a otro nivel, pues el proceso de concepción fue natural. —¡Bastardo! ¿Le hiciste eso a Rose? —Kai le cuestionó— ¿Sabe ella que le pusiste un monstruo en el vientre? —No tiene porque saberlo —Mark movió la cabeza de un lado a otro en negación—. Solo queremos un hijo, Kai… solo un hijo.  Tomó un largo sorbo de licor, y permitió que le quemara la garganta, para volver al amargo presente.   Suspiró con resignación. Kai tenía razón, estaba en lo correcto en defender a su familia. En ese momento lo entendió. Él hubiera hecho lo mismo. Grace, una de las enfermeras que le asistían entró corriendo  al despacho sin tocar la puerta. —Disculpe, doctor Porter —se excusó, mientras tomaba aire—. Pero Isabella Black ha entrado en shock.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD