De nuevo en la cabaña de Estela, Rebeca deseaba saber algo muy necesario para encontrar la paz necesaria. —Ya lo hice, tal como me pediste. El video está borrado, y las cámaras están apagadas. Rebeca la observó durante un largo momento, evaluando cada palabra de Estela. Finalmente, asintió y dejó escapar un suspiro. —Entiendo. Bueno, entonces te dejo. Creo que era eso todo lo que necesitaba saber. Con un movimiento final, Rebeca se dio la vuelta y salió de la cabaña, dejando a Estela respirar profundamente, ahora casi completamente aliviada. Pero sabía que su calma era solo momentánea. La situación aún estaba llena de trampas y peligros, y no sabía cuánto más podría mantener el juego sin que todo se viniera abajo. Mientras tanto en la cabaña de Luciano la conversación fluyó, saltando

