Ella inspiró hondo, recuperando el coraje que la caracterizaba. Sintió un leve temblor, pero se armó de fortaleza ante los grafitis. No iban a rendirse. Había demasiados sueños en juego. Remigio se comprometió a investigar, hablar con cada integrante del personal y revisar cámaras cercanas y registros. La tensión se notaba en los rostros. Nadie se sentía seguro; todos se preguntaban qué vendría a continuación. Linda, por un instante, recordó la mirada preocupada de Rogelio —su antiguo mentor—, quien solía decirle que la cocina era un mundo lleno de pasiones encontradas, rivalidades y egos inflamados. Ahora comprendía en carne propia la crudeza de ese consejo. —Haré todo lo posible para esclarecer esto —aseguró Luciano, colocando una mano en el hombro de Linda—. No dejaremos que estos co

