"¿Cuándo es ese baile, Becky?"
—Es dentro de dos semanas, el viernes veintidós. Por favor, di que sí, Jack.
—Vale. Lo espero con ilusión. —Becky estaba muy contenta.
"Oh, gracias. Deberíamos tener una buena noche."
Hablamos por teléfono un par de veces para quedar. Insistí en recoger a Becky. No era muy bebedor, así que prescindir del alcohol, salvo una copa de vino, no sería un problema. Sin embargo, sabía que a Becky le gustaba tomar algo. Me había dado su dirección y le dije que estaría allí a las siete. Busqué la dirección en internet y me sorprendí un poco. Conocía el pueblo donde vivía, y su dirección no era una buena zona. El viernes recogí mi esmoquin alquilado.
Llegué justo antes de las siete y Becky estaba lista. Vi que llevaba un vestido largo, pero no sabría decirte cómo era, ya que también llevaba un abrigo. Al salir, me dirigí al Mercedes plateado. Becky estaba confundida hasta que accioné el control remoto y las luces se encendieron.
"Diablos, Jack, ¿un Merc?"
"Sí."
"Bueno, me alegro de haber estado lista. Si dejas ese coche aquí más de diez minutos, se te van a ir las ruedas. ¡Si lo dejas más tiempo, se te va a ir todo el coche!" Le abrí la puerta mientras subía.
"Siempre supe que eras un caballero, Jack. Gracias."
El lugar era un club de campo a unos once kilómetros. Becky dejó su abrigo en el guardarropa. ¡Era una maravilla! Un precioso vestido verde celadón combinaba a la perfección con su cabello castaño oscuro. El escote, realzado por un sujetador que realzaba esos generosos pechos, dejaba al descubierto su escote. Estaba impresionante, pero debo decir que, en general, el baile fue decepcionante. La comida era comestible, pero atender a trescientas personas sentadas a la vez iba a ser un desafío para la mayoría de las cocinas, y los discursos posteriores fueron los típicos discursos de autocomplacencia y humillación. Quizás si hubiera conocido a la gente, habría sido mejor. Hubo un descanso después de la comida, ya que hubo que reorganizar todas las mesas para dejar libre la pista para el baile. La gente tenía bebidas, charlaba y se relacionaba mientras esto ocurría. Becky estaba en su salsa; me presentó como su amiga, agarrándome del brazo con fuerza, como para sugerir que había algo más que amistad. Charlé con muchos de los que me habían presentado. Una vez vendedor, siempre vendedor, nunca se pierde la costumbre. Sin embargo, Becky era muy específica con quién hablaba. Se me ocurrió una idea: ¡estaba haciendo contactos! Becky buscaba otro trabajo. Dar la impresión de que tenía una relación estable podría ayudar. Me estaban utilizando de nuevo. Enseguida supe quién era el objetivo. Se llamaba Richard Ewing. Conocía su negocio, una de las agencias inmobiliarias más grandes del condado, con vínculos con una organización nacional. No solo trabajaba en el sector residencial, sino también en el comercial y el industrial. Bueno, Becky había elegido al hombre indicado.
También pude charlar con Richard. Era educado, pero frío. Dudaba que me hubiera caído bien, percibiendo en él ese trasfondo de que veía a las personas como mercancías, de usar y tirar. Obviamente, había decidido que yo no le era de mucha utilidad y que podía ignorarme. Pensé que tendría que advertir a Becky; estaba pescando un pez gordo y podría descubrir que había atrapado un tiburón.
Por fin, la pista quedó vacía y la banda empezó a tocar. Encontramos una mesa y nos trajeron nuestras bebidas. Yo estaba tomando agua con gas, Becky vodka con Coca-Cola. Al principio, pocas parejas se atrevieron a bailar, así que le dije a Becky.
"Te quedaría bien ser de las primeras en bailar. ¿Vamos?". La mirada que me dirigió pudo haber sido de aprensión por bailar, o pudo haber sido que se dio cuenta de que yo había descubierto su propósito. En fin, decirle que le quedaría bien la convenció. Asintió.
"Sí, vamos." Mientras tomábamos posición murmuré.
"Recuerda, tú me sigues, yo te guío." Sonrió y nos pusimos en espera. Puede que hubieran pasado tres años, pero no había olvidado lo primero que nos enseñaron. Su mano izquierda descansaba ligeramente sobre mi brazo derecho y su cabeza se giró ligeramente. Era la postura perfecta para el baile de salón. Por suerte era un vals, uno de los bailes de salón más fáciles, y me siguió, incluso durante el giro giratorio y el batidor. "Bien hecho", susurré.
—No te compliques más por ahora, por favor, Jack. —La pista se estaba llenando, así que había pocas posibilidades de hacer algo llamativo.
Después de volver a nuestra mesa, Becky estaba encantada consigo misma. "Jack, eso estuvo genial. Pensé que me costaría, pero cuando seguiste esos pasos, te seguí y fue pan comido. Bailas muy bien, ¿sabes?".
"¿Probamos el Quickstep ahora? Seguro que tocan uno pronto". Becky tenía dudas, pero luego decidió.
"Sí. Si hacemos solo lo básico hasta que me encuentre bien." Acepté, y así fue. Salimos de nuevo mientras la banda tocaba un Quickstep, y después de dar una vuelta por la pista, Becky sugirió probar algunos de los pasos más complicados. De nuevo, el giro giratorio fue fácil, ya que es muy similar al vals, pero fui yo quien falló al intentar el paso de cambio. Eso hizo reír a Becky, así que lo repetimos sin fallar. Luego intenté el paso de bloqueo, y ella lo hizo sin problemas.
Las bandas no suelen tocar fox-trot, ya que muy poca gente lo baila bien. La mayoría hace un quickstep lento. Pero esta noche la banda sí tocó fox-trot. Era Moonlight Serenade, una de las melodías más hermosas para bailar. Becky se negó. «Solo iba a esas clases el tiempo suficiente para tener dos lecciones de fox-trot. Lo arruinaría por completo, lo sé». Justo entonces, una señora se acercó a nuestra mesa. Se dirigió a Becky.
—He notado que no te has levantado para bailar el fox-trot. ¿Te importaría si le pido a tu acompañante que lo baile conmigo? He notado que es uno de los pocos aquí que sabe bailar bien. —Becky sonrió.
"Por supuesto que no." Miré a Becky.
"¿Si no te importa?"
"No, adelante, Jack. Será un placer verte bailar". Tomé la mano de la dama y salimos a la pista. Debo decir que esta dama sabía bailar. Me sentí como un principiante. Pero lo logramos. Nos quedamos para la siguiente melodía, otro Fox-Trot. Ya quedaban muy pocas parejas en la pista. La llevé al giro de talones inversos y al tejido, y un poco después al chequeo y tejido. Me siguió a la perfección y dijo:
"Tenía razón, bailas bien."
"Ah, por cierto, soy Jack", dije a modo de presentación. Ella sonrió.
"Sheila." Era un poco mayor que yo y, a juzgar por el collar y la piedra en su dedo, estaba casada con un hombre rico. Me preocupó que me preguntara quién era y cuánto tiempo hacía que conocía a Becky. Debí de responderle bien, ya que de repente sonrió y dejó de preguntar. La razón se supo cuando la acompañé de vuelta a su mesa. ¡Era la esposa de Richard Ewing! Levantó la vista como si yo fuera una intrusa, pero tuvo que reconocerme cuando su esposa se sentó a su lado.
"Gracias por bailar con mi esposa, ¿eh?", le susurró Sheila al oído. "Jack. Bailaste muy bien".
"Gracias eh... Richard." Podría jugarle ese juego.
Al volver a ver a Becky, me di cuenta de que estaba emocionada.
-¿Sabes quién era esa mujer?
—Sí. Era la esposa de Richard Ewing. Baila bien, debo decir. Mucho mejor que yo. —Becky parecía un poco decepcionada, pues le había robado protagonismo, pero se animó cuando volvimos a la pista a bailar.
"¡Maldición!" exclamó.
"¿Qué demonios? ¿Quién demonios?", pregunté. Ella se rió.
"¡Maldita sea! Me encanta bailar contigo, Jack. Y si no hubiera sido tan estúpida entonces, podríamos estar en esta pista haciendo que la gente se sobresalte. Y habría bailado Fox-Trop contigo. Esa música era tan romántica. ¿Por qué lo arruino todo?", se preguntó con tristeza.
Nos quedamos hasta que la banda decidió que se les había acabado el tiempo. Llevé a Becky a casa. Cuando llegamos, no salió del coche inmediatamente. En cambio, se giró hacia mí y me dejó atónito. "Jack, quería preguntarte si te gustaría quedarte conmigo esta noche. Pero no puedo ahora, porque puede que tu coche no llegue mañana. ¿Puedo ir a tu casa?". ¿Y ahora qué le respondes? Si eres demasiado informal, parece que no te gusta. Si eres efusivo, pareces estar desesperado. Desde luego, no iba a rechazarla.
"Becky, si me robaran el coche, igual sentiría que valió la pena, por haberte dado el gusto." Soy una vieja locuaz. Becky se rió.