La primera vez que lo vi, lo odié, aunque posiblemente todo era solo envidia de que él tuviera todo lo que no tuve yo, sobre todo a esa mujer que, aunque no me hablaba como si yo fuera una pobre chica, me miraba llena de compasión. La primera vez que lo escuché, lo odié, porque dijo lo que estaba segura que diría, pero que, de verdad, con todo el corazón, necesitaba no escuchar de nadie otra vez jamás. Pero él no era una mala persona, y tampoco quería hacerme daño, según Lorena, quien me entendía tanto que sabía cuándo llegar y cuándo irse sin provocar ningún daño, era su buena prudencia, cosa que se le pasó heredarle al imprudente de su único hijo Elías. Luego de conocernos lo evité, porque ese joven, al cual no podía ignorar, me hacía demasiado daño; sin embargo, con el paso del ti
Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books


