Tú Me Salvaste

Vivía en una burbuja, una burbuja de cristal, hermosa y aparentemente inquebrantable, pero construida sobre cimientos de mentiras y traiciones. Natasha, una rubia de orígenes rusos, lo había aprendido de la manera más dolorosa. Había sido robada, engañada y criada por manos que no eran las suyas, creyendo ciegamente en el calor de un hogar que resultaría ser una prisión disfrazada. La felicidad, ese velo dulce que la cubría, se mantuvo intacta mientras la verdad permaneció oculta, mientras creía conocer a quienes la rodeaban. Pero el destino, siempre cruel y certero, tenía otros planes. Todo cambió una noche. Justo meses antes de la fecha que ahora se clavaba en su alma como una astilla de hielo. Fue en un congreso médico en Islandia, un lugar de belleza impresionante y paisajes desolados, donde el pasado de Natasha, silenciado por años, comenzó a susurrar. Allí, en la tierra de fuego y hielo, vió a un hombre. Era muy alto, imponente, con una mirada tan helada como la estepa invernal y tan ardiente como una llama descontrolada. Él le produjo una extraña mezcla de dolor y nostalgia, una conexión innegable que la hizo temblar, no de miedo, sino de un reconocimiento que podría traer realidades a su vida. Natasha, una belleza etérea con un pasado trágico que no recordaba y un presente incierto que la atormentaba, se encontró de pronto en el centro de un tablero de ajedrez donde las mentiras y las traiciones eran el plato principal del día. Una vez, alguien le había susurrado: "Los lobos también se visten de oveja". Con el tiempo, Natasha lo había confirmado de la peor manera. Ahora, con el alma desgarrada, se preguntaba con terror todos los días. ¿Quién será el lobo feroz en esta historia?