Westwood Village, Los Ángeles, California. Natasha. Apuesto a que más de una vez han escuchado una de las frases más famosas que existen en el mundo. Déjenme decirles que yo la llevo tatuada en la piel, como un mal augurio que me susurra cada noche. Si algo puede salir mal, saldrá mal... o peor. Juro que la ley de Murphy y yo tenemos un pacto de sangre. Después del pequeño encuentro con los pandilleros, nada volvió a ser normal. Mucho trabajo en el hospital. Cristal y yo planeamos mil cosas, pero todo se derrumbó como un castillo de naipes con un soplido de realidad. El único plan que prospera, irónicamente, es cazar a esos pandilleros. Aunque a veces me pregunto si de verdad quiero atraparlos o si disfruto demasiado el peligro de tenerlos cerca. Quizás una parte de mí necesita ese fi

