Capitulo 3: Algo paso con Maldad
Solo fue un sueño Paola, solo un sueño.
Solté un suspiro y pase una mano por mis mejillas, mire hacia la ventana al escuchar un ruido molesto; como si algo tocara la ventana, todavía era de noche, entrecerré los ojos, había un cuervo en la ventana, sus ojos no eran negros, eran como la plata y me observaban del otro lado del vidrio.
Uy no.
Me levente tocando el vidrio para que se fuera pero el pájaro siguió ahí, sentía que me observaba o como si me desafiara, di un paso atrás con el ceno fruncido y cerré las cortinas quedando en completa oscuridad para ir nuevamente a mi cama.
No me gustaban los cuervos, me ponían intranquila y contando con lo intranquila que estaba ya, me alteraba aun mas.
—Basta, solo… Duérmete —me dije.
Me acosté y cerré los ojos.
****
Me levante como todas las mañanas muy temprano para poder bañarme, vestirme, comer un pan y salir sin toparme con mis padres, de esa forma no me dirían nada, en especial mi madre que se ponía quisquillosa.
Era muy fastidiosa.
Realmente quería irme de la casa ya.
Salí de la casa yendo hacia mi auto cuando vi a alguien acercarse, fruncí el ceño pero cuando lo reconocí mi rostro se ilumino.
—David —susurre con una ligera sonrisa.
David era mi novio desde hace un año, a mis padres le agrada porque iba a la iglesia y no era tan problemático, era unos años mayor que yo, el tenia 25 y yo tenia 22, pero la diferencia era que David no tenia un trabajo fijo, siempre estaba haciendo diferente cosas y no era un ingreso constante, solo vivia con su abuela.
—Hola, nena —dijo metiendo sus manos en sus bolsillos.
Lo mire con una ligera sonrisa de enamorada, su cabello castaño en corte militar, ojos negros con cortas pestañas y no tan alto, era de mi altura, pero aun asi lo amaba, el fisico no era lo importante, es decir, David no era guapo, pero tampoco es que era feo, creo que estaba dentro de lo normal, es decir no era el tipo de chico que miles de chicas volteaban a mirar y se les salia la baba como Maldad… espera, ¿por que los estaba comparando?
Muy mal.
Me acerque para darle un abrazo a David, pero al ver que el no se inmuto y solo me miro pareciendo algo serio me quede quieta observándolo sin comprender.
—¿Que paso? —pregunte, ¿acaso se me veía en la cara el sueño húmedo que había tenido con Maldad?
No, era imposible que se me notara en el rostro ese sueño, ademas no tenia la culpa de soñar esas cosas.
—Tu sabes que pasó. —dijo David.
—No —dije sin comprender—, en realidad no se que pasó.
—¿Como no vas a saber? —replico.
—David —solté un suspiro—, voy a llegar tarde al trabajo, no estoy para adivinanzas.
Su ceño se frunció y pareció ligeramente ofendida por lo que le había acabado de decir.
—No me trates así —replicó—, me haces sentir mal.
—Lo siento —dije—, ¿que ocurrió?
David suspiró.
—Necesito que me prestes un billete de 5.
Lo mire incrédula, en lo que iba de la semana ya me había pedido 6 billetes de 5.
—David…
—Por favor —insistió—, te lo pagare.
Yo sabia que David no me pagaba nunca.
—David —suspire—, dijiste que conseguirías empleo.
Sentía que ahora comenzaba a darle toda mi paga para ahorros.
—Nena —dijo David— sabes que ha sido difícil, pero ya contacte con el primo de mi mama para comenzar a vender productos en el mercado.
Lo mire con interés.
—¿Cuando empiezas?
—Mañana —dijo sin ni siquiera inmutarse y eso me hizo pensar que estaba mintiendo.
—David —dije—, podrías comenzar a trabajar en el supermercado.
Ese seria un buen ingreso mensual en una situación como la de él que estaba desempleado.
—Sabes que para mi trabajarle a alguien es esclavitud —refuto, como no, a David no le gustaba trabajarle a nadie, sino que le trabajaran a el, le gustaba ser su propio jefe así eso significara que no tuviera dinero.
—No es esclavitud —replico—, es ingreso, es dinero que necesitas.
—Si no me lo puedes prestar, esta bien —dijo David—, yo resuelvo por otro lado.
Se iba a ir, pero lo tome de la muñeca.
—Vale, toma —dije, él se volteo hacia mi quedándose tranquilo.
Abrí mi bolso y saque un billete.
—Toma —se lo ofrecí.
El lo tomo mirando mi bolso.
—¿Tienes un poco mas de 5? —pregunto.
Lo mire incrédula.
—Me pediste 5 —refute.
Su cara cambio a un gesto un poco petulante.
—Eso es lo malo de ti —dijo—, siempre pones condiciones.
Negué con la cabeza.
—Sabes que también necesito el dinero, David —replique, no era como si tuviera una excelente situación económica, apenas había empezado este trabajo y tenia deudas que pagar.
El giro los ojos.
—Te voy a pagar, joder, si eres intensa —replico.
Me sentí un poco mal, es decir, el tampoco estaba pasando por un buen momento.
—Vale —dije—, lo siento.
—Tranquila —dijo evitando mi mirada—, pero esas son las cosas que me hacen dudar de casarnos.
Deje de respirar, es decir, casarnos era algo que deseaba con todo mi corazón, no quería que desistiera de esa idea y me dejara, pasar mas años en esta casa era un infierno para mi. Relamí mis labios acercándome a el y acariciando su cabello un poco.
—No digas eso —dije.
David se alejo de mi pareciendo aun algo molesto.
—Solo piénsalo, nos vemos después —dijo aun sin mirarme demostrando que estaba algo indiferente.
Me dio un beso en la mejilla y se fue, solté un suspiro y me monte en el auto, vaya mañana, de verdad quería ayudar a David para que encontrara un buen trabajo, y de esa forma ambos compráramos una casa y poder casarnos y salirme de mi casa.
Era lo que mas deseaba, salir de mi casa.
Casarme e irme, así mis padres no tendrían objeción.
Llegue a la cárcel luego de media hora, había hecho una parada unos kilómetros atrás para maquillarme, me sentía nerviosa y no sabia por qué, mi corazón estaba acelerado… el sueño de anoche volvía a mi cabeza una y otra vez, y solo pensar en que vería a Maldad otra vez… no, no debía de pensar eso.
Enseñe mi identificación en la vigilancia y me dejaron pasar, entre estacionándome tome mis cosas cuando de repente se escuchó una alarma y los guardias comenzaron a correr.
Me quede congelada.
Un guardia se acerco a mi ventana.
—Señorita Nieve quédese en el auto —dijo—, al parecer hay un ataque.
Me quede sin respiración.
—¿Un ataque? —replique sintiendo mis manos temblar.
—Ya sabe —explico girando los ojos como si fuera algo comun aqui—, uno de los desastre de Maldad.
¿Maldad?
Trague pesadamente saliva escuchando gritos en el patio.
Esto parecía ser grave.
—Uhm, creo que ya mataron a alguien —continuo el guardia.
Me tense.
¿Acaso habían asesinado a Maldad?