Capitulo 2: Pensando en alguien en quien no debo pensar

1570 Words
Capitulo 2: Pensando en alguien en quien no debo pensar Vaya día de trabajo, no estaba tan cansada físicamente pero si mentalmente por todos los libros que tuve que repasar y todos los casos que tuve que leer, al menos escuchar música me relajaba mucho, solo tamborilear los dedos sobre el volante mientras me quedaba sin aire por gritar la canción a todo pulmón. Mi forma de dejar de estar estresada. Estacione el auto a un costado de la calle justo frente a mi casa, tome mi bolso sacando una toallita desmaquillante para comenzar a quitarme el maquillaje de la cara, era una larga historia, mis padres tenían prohibido el maquillaje así que no me maquillaba en casa, y me aseguraba de quitármelo cuando llegaba; como ahora que me quitaba el maquillaje mirándome en el retrovisor, asegurándome de que no tuviera algún rastro de rimel, labial o lápiz de ojos, termine de limpiarme con agua, me seque con una toalla seca y por fin estaba lista. Vaya vida la mía. Guarde las cosas en mi bolso y me baje a la casa de mis padres, era humilde, de una sola planta con un jardín lindo y cuidado que mi papa se encargaba de mantener. Entre a mi casa y me quite la chaqueta colgándola en el perchero, el olor a galletas recién horneadas me pegaba en la nariz; mi madre hacia para vender como un ingreso extra; unas galletas muy buenas de avena y miel. —Hola hija, ¿como te fue? —pregunto mi padre mirándome sobre la montura de sus gafas, el estaba con el periódico en sus manos leyendo en el sofá al lado de la lampara como era muy típico de el a esta hora de la noche, una taza de café humeante en la pequeña mesa que tomaba a tragos cortos, mi padre era de esos amantes del café que lo tomaba a todas horas en cualquier momento del día, siempre lo admire por eso, a mi no me gustaba mucho el cafe, el agrio para mi era insoportable; con leche tal vez si. —Bien —me limite a decir en respuesta—, me fue bien. Obviando el hecho de que me encontré con un guapo recluso intenso que logro desestabilizarme… Sin detalles, mi padre no era de detalles. Comencé a quitarme los zapatos, a mi mama no le gustaba que usáramos zapatos dentro de la casa. —Paola, quitate la ropa y la metes a lavar —dijo mi madre asomándose a la sala— , esos reclusos huelen feo porque no se bañan. Apreté los labios, quise reírme pero estaba tan cansada que ni animos para eso tenia. —Tienen duchas, mama —dije—, claro que si se bañan. Ella me giro los ojos de manera dramatica. —Se te pueden pegar sus pecados —dijo—, solo el Santo sabe que ese ambiente es el mas cercano al infierno. Como no, ella siempre creia que todo nos iba a mandar a al infierno. Uhm, ¿había mencionado que mis padres eran religiosos? Bueno, mi madre ademas de ser religiosa, ella creía fielmente que el pecado se pegaba como gripe contagiosa y discriminaba a los de la cárcel mas que nada. Cabe destacar que no estuvo de acuerdo con que aceptara el trabajo de psicóloga ahí, pero pagaban muy bien y el dinero era algo que hemos necesitado mucho siempre porque mi padre sufrió un accidente en una pierna por lo que se le dificultaba estar mucho tiempo de pie y casi todos los trabajos necesitaban eso; por la tanto solo estaba jubilado, mi madre trabajaba medio tiempo en una panadería pero el ingreso tampoco era tanto, solo nos alcanzaba para subsistir, tenia otros 3 hermanos, pero ellos se casaron y huyeron de casa en cuanto pudieron. Solo quede yo, la menor. —Quitate la ropa —dijo nuevamente mi madre. Suspire, esa señora era muy intensa. Fui a la cocina donde también estaba la lavadora; como dije, mi casa era humilde y el espacio era reducido, al menos con la partida de mis hermanos logramos tener mas espacio disponible. Me quite el pantalón y la camisa quedando en mi ropa interior, mi madre la agarro metiendola a la lavadora, miro mi ropa interior de forma despectiva para decir: —También, a lavar. Suspire, me quite el sostén y las bragas, ella me dio una toalla para cubrir mi desnudes, es decir, yo era una maniatica de la limpieza, pero ella me ganaba en extremismos. —Anda a bañarte directamente. —me ordeno. No le respondi, solo obedeci, no valia la pena hacer eso de discutir con ella, incluso en mi relacion con mi novio ella queria siempre meterse, por eso preferiamos salir a donde no estuvieran cerca; asi ser solo nosotros. Fui al baño dandome una ducha, no quería darme lastima de una triste vida adulta de sometida, apenas tenia 22 me había graduado y seguia viviendo con mis padres, claro ellos decian que hasta que no me casara no podia salir de mi casa porque caería en los pecados carnales, claro que no sabian que de hecho ya habia estado con mi novio, para ellos era un chico bueno, pero yo aun estaba esperando un anillo que no llegaba para poder largarme de mi casa. Aburrida vida soltera, asi era. Fui a mi habitacion pasandole el seguro a la puerta para que no me molestaran, me arrodille frente a la ventana con la mirada fija en el cielo como tenia por costumbre hacer desde que tengo uso de razon, rogando al Santo perdon por los pecados que no cometi porque realmente hoy no habia cometido ningun pecado, aunque bueno, hoy habia sido algo diferente porque senti algo muy raro al conocer a Maldad, las cosas sucias que me dijo en la consulta, mas que asustarme me… gustaron y es que habia sido diferente, su intensidad, su manera de mirarme encendió algo en mi que nunca había sentido. No me comprendía, debía de estar muy mal. —Perdon porque me gusto las obscenidad que me dijo —susurre nuevamente al Santo y me levante para acostarme en la cama, realmente no era como si pudiera controlar lo que un hombre me dijera, pero nadie nunca me habia dicho eso y realmente me llamo la atencion que alguien me deseara y no tuviera pelos en la lengua para revelar tal cosa. Era… sexy, a mi parecer, porque todo lo que habia conocido en el sexo era algo… uhm, ¿como decirlo sin que sonara feo? Insípido; era completamente insípido. Tome mi teléfono y busque información de Maldad, salieron un montón de fotos del guapo hombre como el criminal buscado que era, tenia esa mirada fija que podía helarte la sangre, unos labios rellenos muy lindos y esa manera de hacerte temblar con solo aparecer. Relamí mis labios sintiendo mi cuerpo caliente al recordar lo que me había dicho en la sesión, esto era tan inapropiado… Maldición, ¿pero que pasaba conmigo? Apague el teléfono y lo deje el teléfono a un lado para forzarme a dormir, solo tenia que olvidar esto y dejarlo a un lado como un paciente mas de mis consultas, solo esperaba poder controlarme… *** Entre a la celda, la cárcel tenia olor a humedad, todo estaba oscuro, debia de tener miedo, pero no tenia, entonces lo vi, ahi estaba el, sentado en la cama, su cabello ligeramente desordenado, su mirada oscura y penetrante viéndome bajo sus espesas pestañas oscuras. —Hola, amor —susurro Maldad, ese aire maléfico que lo envolvía me hizo estremecerme. —Trátame con respeto, señor Fonsi —susurre pero mas que una voz autoritaria sonó como un gemido desesperado. Observe como paso la lengua por el borde de sus labios en una ligera sonrisa para decir: —Quiero tratarte como quiero —se levanto de la cama, me quede sorprendida al ver lo alto que era, no llevaba camisa haciendo ver un deslumbrante torso ejercitado lleno de tatuajes, mis ojos se deslizaron por todo su cuerpo, de repente sentía la garganta reseca, mi corazón completamente acelerado cuando lo vi acercarse, pero por mas que quise correr lejos de ahí, mi cuerpo no se movió ni un poco. Maldad se detuvo frente a mi, su olor era embriagante, su dedo alzo mi mentón para que pudiera verlo al rostro y asi enfretara su mirada, entonces se inclino de modo que sus labios chocaron con los mios en un beso salvaje, todo mi cuerpo sintió el completo deseo prenderse en cuestion de segundos, sus manos fueron a mi cintura aferrandome contra el, y entonces en un movimiento me lanzo a la cama colocandose encima de mi, note como su cadena colgaba de su cuello rozando mi nariz dandole un aire completamente sexy, Maldad no perdio tiempo, descendió por mi cuerpo en besos rebeldes, agarrándome como si quisiera partirme en dos, su boca sobre mis pechos besándolos encima de la ropa mientras su mano subia por mi falda, comence a gemir como una completa loca y entonces… **** Me desperte sobre saltada probablemente por mi propio gemido de placer por el sueño que habia acabado de tener, algunas gotas de sudor cubrian mi frente. Me tape la boca sintiendo todo mi rostro sonrojarse. ¿Pero que había acabado de pasar? Había tenido un sueño húmedo con mi paciente, eso no podía estar bien.
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