Volviendo al departamento, una vez la puerta fue cerrada detrás de ellos, el príncipe Dorian inmediatamente sintió la persistente mirada de Sadie sobre él, algo que había estado sintiendo desde el instante en que dejaron la empresa. —Si tienes algo que decir, es bueno expresarlo con palabras, porque ten por seguro de que no soy un lector de mentes y no tengo ni idea de lo que estás pensando —indicó quitándose su abrigo. —Si crees que quiero decirte algo, tal vez es porque quieres que te diga algo —argumentó Sadie. Soltando un bufido, el omega dominante le entregó su abrigo y le observó con una expresión divertida. —Sé que me quieres decir algo, porque en el mismo instante en que dejamos la empresa que has tenido tu mirada sobre mí, la cual siguió incluso cuando fuimos al puerto a envia

