ALEXEI MORDASHOV
Alexei, al ver las primeras gotas de la lluvia que se aproximaban, estacionó el vehículo al costado de la capilla, donde cada veinte de cada mes iba a pulgar sus demonios y suplicar perdón por sus pecados.
Salió de su auto, y sintió las gotas caer sobre sus hombros. Como todo lo que ha tenido en estos años. Debí haberle hecho caso a Nikita de traer paraguas, casi podía escucharla: «te lo dije».
La lluvia caía con fuerza sobre San Francisco sin piedad, llevándose consigo todo lo que estaba de más, pero así era el clima en la ciudad, que los adoptó como suyos hace ya diez años. Es maravillosa, te puede sorprender lo muy tranquila o caótica que puede ser, nunca había un punto medio.
Se apresuró a llegar al interior del recinto. No por miedo a quedar mojado, sino que debía hacer cosas después de esto. Debía admitir que, aun bajo la lluvia y la lúgubre noche, la ciudad de San Francisco lucía hermosa.
El calor me dio la bienvenida, disipando todo el frío que podría impregnarse debajo de sus costosas vestimentas hacia su piel.
Me quitó los guantes y los guardó en el bolsillo interior de mi chaqueta. Y sin esperar más, camina hacia uno de los asientos; sus pasos les avisan a todos en el lugar casi desértico de la llegada de alguien tratando de espiar sus pecados.
Sin más, mira a su alrededor y se da cuenta de que solo está él y una joven sentada unos asientos más adelante. Alexei, sin prestar más atención, hace lo que tiene que hacer como cada veinte, sin prestarle atención a nadie más que a sus súplicas.
Sí, tan solo eso fuera cierto. Si tan solo me brindaras la paz que quiero y necesito.
Y sin más me levanto y me voy.
Pero cuando estoy por salir, la chica se apresura hacia la puerta como si la estuviera persiguiendo el diablo, algo poco probable, ya que estamos en una iglesia.
—Gracias y perdón. — Susurra la joven quitándose la capucha.
Sus cabellos negros y despeinados me llamaron la atención, pero su rostro se quedó impreso en mi mente, sus ojos celestes como el cielo más limpio, y rasgos delicados.
Mis pensamientos me gritan que quizás es un ángel. Quién viene por mí a espiar mis pecados.
Por nada. —Respondió mirándola directamente, claro, cuando dejó de contemplarla.
Y sin más se marcha, mirándome por una última vez. Pero le grito algo para que me saque de la intriga.
¿Qué te trajo aquí?
.-la necesidad de un milagro.
¡La necesidad de un milagro! - ¿Qué tipo de milagro viene a pedir una chica?
La observó a lo lejos, quien camina a paso rápido cubriéndose con sus ropas, las cuales no están aptas para esta noche.
Cuando quería preguntar su nombre, ya era demasiado tarde. Y aquella misteriosa joven desapareció entre las calles, dejando como única prueba de su existencia solo era el dulce rastro de su aroma.
. . . . . . . . .
Alexei, como siempre, llega a las 8:30 en punto. Ingresando a la recepción del edificio con su portafolio en mano y su teléfono en la oreja, resolviendo problemas. Tan pronto como hizo acto de presencia, los pendientes comenzaron a lloverle. Le gustaba su trabajo y lo ama, es lo que lo mantiene activo. También le da la señal de que todo está en movimiento, y generando más y más, lo que significaba que su empresa está en perfecto estado.
—Buenos días, señor Morshardov.— —me saluda Felipe, el gerente del departamento de logística, uno de los más importantes.
Buenos días, Felipe.
El pobre hombre se veía realmente agotado, y las ojeras bajo sus ojos delataban su reciente paternidad.
. — Señor, estos son los costos para el resto de este año y los costos del primer trimestre del próximo año, señor. También le dejé una copia del reporte desglosado sobre su escritorio esta mañana.
—Gracias, buen trabajo como siempre, Felipe. — Tomo los documentos revisándolos. — Se marcha y no doy ni dos pasos cuando se me acercan nuevamente.
—Señor Morshardov, necesito su firma. Estos son los documentos que son el visto bueno para el inicio del proyecto, ya todos los preparativos están listos. Todo lo que quedó contemplado en las reuniones.
Habla de forma muy coqueta Margaret, la chica de marketing y publicidad. Le pido que me siga a mi oficina, que ahí firmaré, pero ella sabe a lo que me refiero. Antes de llegar, la tomo y la encierro en una bodega, donde la follo sin piedad ni ternura. Término, tomo los documentos, los firmo y se los tiendo, no me despido ni nada.
Un breve momento de silencio me azota en el ascensor, el cual termina en cuando pongo un pie afuera de este. Y me encuentro con mi secretaria, quien me mira y niega.
—Señor MORDASHOV.— — Escuchó su voz llamarme.
Que pasa Janet respondo ya ingresando a mi oficina donde me encuentro con una pila de documentos. Los cuales se tratan del área del departamento de finanzas.
¿Qué sucede? ¿Por qué tantos papeles en mi oficina?
. — Bueno, tuvimos respuesta de todos los bancos y nos enviaron los papeles que se solicitaron desde la fecha que usted solicitó.
. — tuvimos respuesta de los bancos de Rusia, y la conferencia se agendó, tal y como lo pidió, para dentro de cinco meses.
—Gracias, Janet, te lo agradezco mucho.
—Lo que necesité, señor MORDASHOV- Escuchó la voz que no pensé escuchar tan temprano, que repite de forma burlona y seductora.
. —Por favor, hágame saber si lo hice bien y si no puede nalguearme tan fuerte hasta que lo haga bien para usted.
Ruedo los ojos.
Buenos días también para ti. Le respondo a Demon quien es mi mano derecha asistente personal/salvavidas/mejor amigo.
No se supone que estarías en una conferencia en Londres o me equivoco.
. — Sí, pero….
¿Esos son los registros de las ganancias del último mes? Verdad.
Me pasa el documento que tiene en sus manos. —Remarqué las cantidades más importantes. Asintió agradecido.
— ¿Sabes que para eso están los gerentes y los jefes de departamentos? ¿Verdad?
Lo sé, pero me gusta mantenerme involucrado en todas las áreas para asegurarme que todo está bajo control.
—Eres un adicto al control, sabes que puede que termines quedándote calvo, debes aprender a delegar un poco, relájate de vez en cuando. —
¿Sabes que me relajaré y descansaré cuando muera?
—Oh, y tu nuevo interno llegó esta mañana.
¿Qué?
¿Cuál interno?
Pregunto por qué tengo un millón de cosas que hacer y, con un interno, todo se multiplicaba.
— ¿Qué pasó con…? Pregunto dando un largo sorbo de mi café. — Ella era relativamente eficiente.
Ya termino su periodo y se llamaba gloria, cuando se graduó le enviaste flores.
Suspiro con decepción, un interno nuevo iba a ser un problema, tendría que enseñarle todo desde cero, capacitarlo en cuanto a los programas, la dinámica de la empresa, los protocolos y no tenía tiempo para eso.
Gruño con fastidio.
Demon ríe a carcajada, me da unas palmadas en la espalda.
—Descuida, la chica que enviaron tiene un currículum maravilloso, es la primera en su clase y parece buena chica. Un pícaro destello brilló detrás de sus palabras.
Usualmente, siempre era yo quien buscaba los talentos en las universidades, siempre me aseguraba de que fueran los mejores.
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Acomodo los documentos sobre mi escritorio, marqué en mi agenda las llamadas ya marcadas, pero las que son muy importantes asi que me enfoco en prepararme para la conferencia en la sala de juntas en unas tres horas más, ya con todo listo, vuelvo a los documentos.
Miro a demon quien está sonriendo a su celular, suspiro y recuerdo todo lo que hemos vivido, en que él fue mi roca cuando paso aquello y su apoyo con mi hermanita. Como cuando murieron mis padres.
Sacudo mi cabeza y por fin le digo lo que muy pocas veces repito fuera de mi cabeza.
¿Qué habría sido de mí, sin ti?
.-Bueno, habrías muerto de hambre, probablemente. — Le quitó el café de las manos y se va.
Ingresa Janet, quien lleva casi 15 años conmigo en la empresa y es como una madre para nosotros tres: mi hermanita, demon y yo.
—Sé lindo con la nueva, por favor, y no la hagas llorar en su primer día. —dice la mujer mirándonos sobre su hombro.
Oye, jamás he sido hostil o intolerante con los aprendices y con nadie en realidad. Lo que sí soy muy estricto, cosa que es diferente, y si no están a la altura, pues lo siento.
Sigo con mi mañana y es como un nunca acabar, la pila de trabajo se acumulaba de manera exorbitante. Al terminar la conferencia, nuevamente ingresa a su oficina y, al momento de abrir la puerta, la imagen frente de él lo dejó congelado. A quien jamás pensó volver a ver está de frente, mirándolo y esperando algo.
La chica de la iglesia con quien cruzó un par de palabras estaba parada en su oficina, admirando la vista.
Debo reconocer que esta vestía un pantalón de vestir n***o, zapatos un poco gastados negros y una camisa blanca y un chaleco.
Él jamás creyó que en algún momento en tan grande ciudad la volvería a encontrar. Y estaba frente de él.
Me aclaró la garganta, para que note mi presencia.
—Buenos días, señor MORDASHOV- —saluda con educación, caminando con cierta timidez hacia mí, lo que me resultó un tanto exquisita.
Con cada paso, puedo ver los detalles de su fino rostro, los que esa noche no pude notar, los cuales eran notorios aún con las gafas.
—Soy su nueva interna. —dijo una vez que estuvo parada frente a él
—Mi nombre es Jordán Wolke.— — Extendió mi mano y le sonrió.
—Espero aprender mucho de usted… SEÑOR