ALEXEI MORDASHOV
Espero aprender mucho de usted… Señor…
Es ella, eso es imposible, pero un rostro como el de ella no se repetiría dos veces. Aceptó su mano.
—Un gusto, joven Wolke, soy Alexei MORDASHOV. —
—El gusto es mío, señor MORDASHOV. —
Solo hubo un silencio durante unos segundos, mientras sujetaban la mano del otro. Una corriente los recorrió.
Los ojos de la joven eran grises, casi trasparentes, pero tan llenos de color, llenos de vida, incluso detrás de sus gafas era imposible no verlos brillar. Y unas pecas adornan su nariz y parte de sus mejillas.
Cuando salgo de mi estupidez y entro nuevamente en mis cinco sentidos, ella de su bolso me saca un folder.
—Aquí están mis documentos de la universidad para poder tomar el trabajo. La señora López ya tiene una copia de todo y acá están los originales. —
Tomo los documentos y le echó un vistazo.
Nombre: Jordán Wolke
Edad: 20 años.
Estudiante de segundo año de finanzas.
Estudiante de segundo año de administración gerencial.
Sus calificaciones son sobresalientes. Ni que decir de su hoja de vida.
Revisó su historial de preparatoria y en lo académico ha sido más que destacada.
Su currículo de la preparatoria era impresionante, tenía registradas muchas actividades tanto académicas como comunitarias. Sus calificaciones eran impecables.
Usualmente, los internos que tenemos son de cuarto semestre en adelante.
—La universidad nos llamó a generar las solicitudes para el trabajo. Así que pensé que podría cumplir con mis estudios y generar experiencia y completar con mi carga académica.
Espero que no sea un problema. — dice bajando su mirada hacia sus zapatos.
Para mí no hay ningún problema y me parece excelente que adquieras experiencia desde ya, mientras tanto esto no intervenga con tus estudios.
—No, ya mis horarios están asignados, por la mañana asisto a clases, y por las tardes asistiré desde la una de la tarde hasta las seis.
Muy bien, entonces me encargaré de ti y de enseñarte todo lo que sé.
En ese momento alexei vio un resplandor de excitación natural de los jóvenes hacia lo desconocido.
—Gracias, señor MORDASHOV.
Bien, acompáñame, te explicaré lo principal. Dijo, saliendo de la oficina con Jordán, siguiéndole sus pasos.
Primeramente, iniciarás con pequeñas tareas; tales como hacer los recados dentro de la empresa, imprimir documentos y lo más importante es el archivar los documentos en el sistema cuando termines tus deberes.
Conforme vayas avanzando y de tu desempeño en los días posteriores y vea qué estás aprendiendo, tus deberes irán aumentando, pero no será nada que un universitario no pueda manejar. —
Jordán asintió de manera enérgica lo que concluyó que tan acto hicieran que se desacomodaran sus gafas, en un acto rápido las acomodó con su pulgar.
¿Por qué tal acto lo encontró tan adorable y excitante a la vez?
Posiblemente, te necesite para que me acompañes en una que otra conferencia, como acomodar a los ejecutivos en sus respectivos lugares, el orden de las carpetas y las presentaciones.
Pero esta será tu misión de esta semana. Digo, abriendo la puerta en donde nos encontramos con una tarea titánica.
Se trata de un almacén con varios archiveros llenos hasta el tope de carpetas y cajas llenas de papeles, todas empolvadas y sin tocar.
Hace unas semanas pedí la información y me la enviaron y después se cayó el sistema, por lo que tuvimos que dejar todo a medias. Con la apertura de la sucursal nueva y el balance semestral, nadie tuvo tiempo de subirlos al sistema.
Pasea la mirada por el desastre del lugar. Sonrió y asintió
Bien. — Tomo una caja y se la tiendo —. Voy a trabajar.
—De acuerdo, pero. — ¿Dónde exactamente será mi área de trabajo? -
Cierto, trabajarás en la oficina dentro de la mía, de ese modo podrás preguntarme directamente si tienes alguna duda. Ven, sígueme, te la mostraré
Aquí trabajarás, digo abriendo la puerta. La oficina era pequeña, pero tenía el espacio suficiente para que la chica realizara su trabajo de manera eficiente.
Tenía una mesa con sillas, un librero, y un escritorio que da a la ventana para contemplar la vista; dejó la caja de archivos sobre el escritorio.
Mi oficina está justo detrás de esta puerta para cualquier situación que se te presente.
Entendido y gracias. — dice la chica mirando por el lugar. Una sonrisa se asomó en su rostro que me dejó con mi respiración atascada en mi garganta. Parecía contenta con lo que veía.
Cuando me doy cuenta de que me quedé viéndola más de la cuenta, aclaro mi garganta y saco nuevamente mi voz.
Ven, te mostraré los programas que usamos para llevar la contabilidad de la empresa. Tomó asiento en el escritorio, ahora el de ella, y mueve el computador para que pudiera ver.
Actualmente, usamos estos programas para realizar inventarios, contabilidad, reuniones, finanzas, etc.; algunas empresas utilizan otros softwares, pero este es el que me parece más versátil y práctico. —Se acerca a mí para poder mirar.
Sus ojos claros como el cielo se encuentran con los míos azules, veo un sonrojo en sus mejillas, algo que me pareció adorable.
¿Estás familiarizado con alguien? Pregunto desviando mi mirada.
— Tomé curso, de ambos y otros más. Si no ha cambiado mucho en unos meses, no tendré problemas.
Usualmente en la universidad no les enseñan a usarlos hasta el cuarto semestre. Comento sorprendido.
Bien, ya que vimos tus deberes, debemos ponernos de acuerdo con tu horario.
. —Okey, no hay problema, mis horarios los hablé con la chica que nos reclutó en la universidad.
Dice entregándome un papel con su malla académica y extras curriculares: los lunes, miércoles y viernes de 1:00 de la tarde hasta las 6:00 pm, estarás conmigo.
¿Por qué me salió en tu postulación el horario recomendado? Pregunto con curiosidad.
. —Bueno, yo trabajo los martes y jueves. ——Me responde mirando sus manos en señal de nerviosismo.
Bien, si no hay dudas ni objeciones, tienes algún problema para empezar ahora. Ella me mira y en sus ojos se ve felicidad, extiendo mi mano nuevamente hacia ella.
Volviendo a sentir ese cosquilleo que sentí hace un momento.
Bienvenida a M&A ENTERPRISE, va a hacer un gusto tenerte bajo mi cargo. —
Mira mi mano antes de tomarla, mostrando cierto cuidado en su agarre. De nuevo, el gusto es mío. —
Ya estaba hecho, el destino puso las piezas en cada lugar, solo esperaba que los implicados fueran lo suficientemente despiertos para ver las señales, ninguno sabía que el segundo encuentro sería el principio de todo.
Durante el resto de la tarde, la chica permaneció en su escritorio donde comenzó con su trabajo. Ocasionalmente, iba a mirarla, pero sin que se diera cuenta.
Trató de que ella se desconcentre y verla frustrada, por sacarla de sus actividades, pidiéndole llevar documentos a otros pisos o hacer un par de viajes a la máquina copiadora. Pero nada, ella seguía con lo suyo más concentrada.
No se dan cuenta de que la semana pasó en un abrir y cerrar de ojos sin problemas.
—Señor MORDASHOV, tengo una duda respecto a este registro. Sus valores no son exactos a los del sistema. — Me saca de mis pensamientos.
Lo tomo en mis manos y lo reviso minuciosamente y veo que tiene razón, así que le pido que se acerque.
Trae tu laptop y una silla. — nuevamente, me pongo mis gafas y espera a la chica.
Una vez estuvo a mi lado, respondo todas sus dudas y a darme cuenta de la falla que encontró en el documento.
¿Has visto más papeles con estas irregularidades? — pregunto, ya que es algo grave.
No solo este, los demás los revisé minuciosamente y no había ninguna regularidad.
De acuerdo, gracias. — Dice la chica volviendo a su oficina a seguir con lo suyo.
Deja la puerta abierta, por favor.
Mientras Jordán ingresaba los datos, alexei hacía cálculos en voz alta de grandes cantidades, y acostumbraba a murmurar los números mientras realizaba las operaciones en su computadora.
Trescientos veinticinco millones, quinientos cuarenta y seis millones, es igual a y, sin evitarlo, desde unos metros escucha.
Ochocientos noventa y un millones.
Escucha la joven hablar desde el otro lado.
Me levanto intrigado tomo mi laptop y desde ese lugar cerca de la puerta nuevamente hago otra operación, pero esta vez sacando porcentajes y tasas, levantó la mirada y nuevamente hago el mismo proceso y la veo de pie mirando y ordenando los documentos.
Me aclaro la garganta. Y en ese momento recién se da cuenta de mi presencia.
Hago otra suma de grandes cantidades y cuando obtengo los datos finales, la chica me dice el resultado, yo fruncí el ceño, la chica ni siquiera tenía un celular, calculadora o el laptop cerca de ella.
¿Estás segura?
Ella asiente.
Mientras yo compruebo el resultado en mi computadora. Efectivamente, es la cantidad correcta, hasta con decimales y todo.
La observo con incredulidad por tal talento. Así que tomo mi celular de mi bolsillo y hago otra operación, esta vez al azar.
Digo en su dirección mirándola, espero…
Un segundo.
Dos segundos.
Lo verificó en mi celular y, una vez más, el resultado fue el correcto.
Estaba atónito con tal destreza; ese talento con los números le será de mucha ayuda. Yo me consideraba bueno con los números. Las matemáticas siempre fueron mi fuerte, pero nunca había mostrado una habilidad semejante. ¿O he conocido a alguien así?
La chica sonrió, pero era una sonrisa tímida y sutil.
—Es más fácil de lo que parece. Dice con timidez.
Sabía que aquella joven era aplicada e inteligente, pero eso iba más allá de mis expectativas.
—Buen trabajo, un cerebro así te hará llegar muy lejos. —
El rostro de la joven se iluminó ante su cumplido.
Ambos volvieron a lo suyo. Ocasionalmente, me encontré mirándola; su concentración era envidiable. En su rostro se reflejaba.
Fruncía el ceño y mordía ligeramente su labio. Tanta inocencia era encantadora… y extrañamente intrigante.
La mente de alexei comenzó a sentir un extraño y perverso sentimiento creciendo en su pecho sin darse cuenta.
Cuando el reloj marcó las seis, el mayor se despidió del joven.
—Bueno, ya puedes retirarte.
La chica frunció el ceño y miro al reloj de pared.
—Vaya, el tiempo se pasó volando.
Nos vemos el lunes. —Le digo de forma rara, haz un poco brusca.
—Hasta el lunes, buenas tardes, señor. — Se marcha sin esperar mi respuesta.
—Descansa, ve con cuidado. —Digo casi a la nada.
¿Qué tal la primera semana de la chica nueva? - entra preguntando Deimon.
Bien, realmente mejor de lo que esperaba es bastante eficiente, cumple con sus obligaciones y deberes a tiempo, es buena trabajadora.
Deimon asintió, con una sonrisa en el rostro. ¿Por qué siempre decía cosas que no lograba entender?
Alzó ambas cejas y le preguntó: ¿¿Algo que quieras decirme?
—Nop. — Pasó las carpetas de sus manos al escritorio. —Aquí están los reportes que pediste, no olvides la junta a las ocho galanes, debemos convencer a los brasileños de vendernos esas minas.
—No te preocupes, no lo haré. — Respondo mirando los documentos.
— ¿Algo más? - digo aún con mi mirada en los documentos, pero sintiendo la suya.
—Oh, no. Nada. — se encaminó a la salida. Esa pícara sonrisa nunca abandonó su cara.