Capítulo 3

1555 Words
ALEXEI MORDASHOV Durante el camino de regreso a casa, en medio del tráfico, decidió buscar información de la chica, así que llama a su amigo de la policía solamente por simple curiosidad, para matar el aburrimiento de estar en el taco de la noche. Entre los resultados de la búsqueda mi amigo se encontró con su información personal y otras cosas. “Niña, genio.” Destacaba el encabezado. En la imagen, la chica sostenía el trofeo y un certificado sonreía frente a la cámara junto a quien asumió era la profesora. Jordán Wolke se hizo merecedora del trofeo de las nacionales por su gran inteligencia sobre el promedio. La chica da las gracias a sus profesores por el apoyo. La niña genio, de Texas, es diagnosticada con el síndrome de savach. En ese momento me doy cuenta de que ella es una niña genio, pero detrás de toda información jamás se hace alusión a sus padres. Más no puedo seguir porque el tráfico comenzó a avanzar, bloqueó la pantalla de mi celular y lo dejó sobre el asiento, olvidándose de todo lo que vio. . . . . . . . . . . La joven aprendía rápido y eso no le sorprendía a Alexei. Lograba entender por qué cosas que usualmente le tomaba explicar varias veces, no solo a internos que había tenido en el pasado, sino también a trabajadores sin experiencia que recién estaban saliendo de la universidad. Seguía mis órdenes sin necesidad de apuntarlas o repetirlas y mantenía su espacio limpio. Aquellas cualidades eran bastante apreciadas para alguien adicto al orden y el trabajo como yo. Las siguientes semanas, ambos teníamos una dinámica de trabajo que no nos dimos cuenta de que la creamos, solo la optamos. A ambos les resultó cómoda, lo que más le llamó la atención fue que ella parecía saber lo que yo iba a necesitar antes que yo mismo supiera. Lo que más llamo mi atención era que jamás hablaba de más, solo lo estrictamente necesario, no como otros que llegan a ser fastidiosos porque casi lo idolatraban, unos lamen botas en todas sus palabras. Pero ella siempre permanecía callada, cumpliendo con lo que se le ordenaba, cumplía sus funciones mecánicamente, algo que me intriga. Por qué dirán ustedes, bueno tengo una hermana que es dos años mayor que ella y esa loca parece loro. Solo por eso me intriga esta chica. Pero si la chica no quería ser incomodada con preguntas de su vida, la entendía. Aun así, no podía evitar recordar su encuentro en la catedral, en porque la respuesta que dio al preguntarle, el motivo de su visita. “La necesidad de un milagro”. Pero esas palabras hacían alusión que necesitaba resolver algo en su vida, ¿pero qué clase de desgracias podrían aquejar a alguien de apariencia tan limpio, tan inocente, tan puro? Dejó de pensar en ese tema porque eso a él no le correspondía. Él ya tenía lo que buscaba la chica, era eficiente y con eso era más que suficiente. Miro mi reloj y me doy cuenta de que tengo todos los pendientes listos, y me aseguro de que todos estuvieran terminados. Como aún es temprano, decido ir al gimnasio para despejar mi cabeza un rato. Tomé mis cosas y al llegar a recepción veo a Janet conversando con Jordán muy animadamente. La más joven escuchaba atenta con una emoción en su rostro. Le daré una oportunidad a ese libro. — dice Jordán sonriendo ampliamente aceptando el libro. —Le diré que me pareció que tan pronto lo termine, señorita. —Llámame, Janet, soy vieja, pero no tanto, cariño. La chica asintió y se despidió y comenzó a caminar hacia fuera. Era inevitable que mis ojos recorrieran el cuerpo de la joven, apreciando la firmeza. Cuando la chica siguió su camino, me doy cuenta de que Janet me mira con sus cejas alzadas. Me aclaré la garganta y continué con mi camino. —Vaya, no recuerdo la última vez que saliste tan temprano. —Necesito pensar, mi cabeza ha tenido mucho que procesar recientemente. — —Seguro que sí. — dice yéndose casi corriendo a su vehículo. Al salir del estacionamiento de la empresa, a unos metros no pudo evitar ver a jordán caminando sola, la luz roja llega y ella sigue caminando hasta que no logro verla nuevamente. Trató de ignorar aquellos pensamientos, cuando llego me distraigo durante dos horas en mi gimnasio. Terminó agotado, pero no tanto como para pensar en la chica y su trasero perfectamente redondo y apretable, en su inocente sonrisa, su piel cremosa como de porcelana o su enigmático pasado… de acuerdo, tal vez si pensaba un poco en ella, pero en mi defensa, desde que la nueva sucursal comenzó a planearse varios meses atrás no se había acostado con nadie. Si follaba de pasada como método de liberación, pero no como acostumbraba a hacerlo Posiblemente, era algo pasajero, una leve tensión s****l que va a desaparecer en un par de días. Se dijo así mismo. ****** Pero más que mejorar, esto empero la supuesta tensión por abstinencia se volvió en un ardor constante y continuo. Una maldita comezón, por fin, encontró el nombre correcto Cada vez que la joven acataba una orden suya y esperaba con ansias la otra orden, Su m*****o se endurecía de una manera inexplicable. Cuando me dice “señor MORDASHOV” con ese tono de discreta timidez y absoluta obediencia, hacen que mi cuerpo entero reaccione, mi m*****o se endurece cuando sus ojos celestes esperan una orden mía, pero lo que me mata es cuando le agradezco su sonrisa hace que mi corazón se eleve haciendo que mi pulso explote al nivel de la taquicardia. Pero cuando creía que podía soportar todo, pues no una de las fantasías más recurrentes se dio, el jueves llegaba de un almuerzo, pero el destino jugo en su contra otra vez, ya que se encontró sosteniendo la puerta del ascensor mientras la chica corría para alcanzar la caja metálica. Soltó un gracia que para mí fue un jadeo en toda su plenitud, dejando a un león hambriento por la juventud de la chica a su lado. Cierro los ojos, he imaginado mi fantasía, la cual le acarició su rostro, sabiendo que era la señal de lo que debía hacer. Lentamente, quedó arrodillada frente a mí esperando que yo le dé su premio Saco mi m*****o del pantalón para después restregárselo en sus labios, los cuales son rosados y jugosos. Le ordenó abrir su boca y suavemente mi m*****o desaparece en su interior húmedo y cálido, mientras le recito todas las perversidades que se me ocurren hacerle a su cuerpo, pero queriendo pervertir aún más su cabeza. Todas las perversiones que tenía dentro de mi mente y todas las cosas que le harían de tener más tiempo hasta correrme en su boca, para después besarla de forma posesiva, probando mi orgasmo, llenándola de besos, caricias y le diría al oído lo buena y obediente que es. Pero un dolor se acunó en su mente, ya que la joven no era suya, no era su Baby Girl, menos él su Daddy, lo único que pudo hacer fue saludar de forma educada y poner frente a su erección su maletín. Con una erección dentro de su pantalón y tensión s****l hirviéndole la sangre, salió casi corriendo del ascensor, despidiéndose de la chica casi con desprecio. “Que tenga un buen día, señor MORDASHOV” —Gracias. —respondí de manera rápida. Ingreso a mi oficina rápidamente cerrando con seguro ambas, y de manera apresurada saco mi m*****o liberando mi erección dura como roca le brindo la atención que debería ser brindada por una chica que no sabe que esto es por ella. Mi respiración lentamente se detiene y me doy cuenta del desastre que hice, ya que mi semen está por toda la alfombra de la sala. Pero cuando creí que todo acabaría, pues no la imagen de ella caminando como una gatita me hace mover mi mano en mi erección, nuevamente exploto creyendo que ella está frente a mí bebiendo de mí. Chupa a tu daddy —Buena chica …— Susurraría acariciándole el cabello. —Mi Baby girl.- —¡Mierda! — gruñó entre dientes, recargando mi cabeza contra la puerta, eyaculando con fuerza otra vez, su orgasmo siendo disparado hacia el interior de su oficina, cayendo sobre el suelo. Ve la vista y un gruñido sale de mi garganta. Me pasó la mano por la cara, asombrado por lo que acababa de hacer, de la forma en la que había perdido el control. Cuando yo tenía el control y jamás lo perdía, esto era inusual en mí. Pero no solo era eso, sino que el hecho de haber fantaseado con la joven, la cual apenas llevaba un par de meses trabajando para mí, miró nuevamente el desastre que hice sobre el piso. Y siento la culpa abriéndose paso por su pecho, mientras él pensaba en perversiones y castigos. La chica probablemente pensaba en tareas, fiestas o en lo que fuera que los chicos piensan. Lo que fuera que rondara por la cabeza de aquella joven, que de seguro no sería tan obsceno y oscuro como lo que pasaba por la cabeza de Alexei, de eso él estaba seguro. O eso creía
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