bc

Contrato A Mi Felicidad

book_age18+
25.1K
FOLLOW
179.3K
READ
family
second chance
sensitive
confident
versatile
drama
office/work place
nanny
like
intro-logo
Blurb

Sebastián Santorini, abogado y dueño de una de los más grandes bufete de abogado de Estados Unidos, actualmente recide en Los Ángeles, California donde tiene su oficina principal.

Estuvo en una relación alrededor de 11 y casado durante los ultimos 7 años y su más anhelado sueño era tener un hijo con su amada esposa, pero el destino les jugo un mala pasada, cuando el día del nacimiento de la pequeña Bianca, su esposa muere dejándolo viudo y como padre soltero de una pequeña bebé que es la viva imagen de su difunta esposa quién era el gran amor de su vida.

Dolor e ira es lo que sentía a diario tras su perdida, se volvió un hombre frío, egoísta, arrogante, intimidante, extremadamente exigente en su trabajo y carente de un montón de emociones, decide construir un muro alrededor de su corazón tras la muerte de su esposa, se niega a volver a sentir algo por alguien y menos por una mujer, ni siquiera su pequeña hija es capaz de derretir el hielo que se ha apoderó de él y su corazón.

Pero su vida da un vuelco, cuando la persona que lo ayudaba en la crianza de la niña, su madre lo abandona dejándolo sólo hace 8 meses, sin saber que hacer por que nunca a estado presente en la vida de su hija, decide comenzar la búsqueda de una niñera para que se haga cargo de la pequeña, durante los últimos meses han pasado múltiples niñeras pero ninguna dura demasiado por la problemática niña, desesperado por encontrar a alguien es que pone un aviso esperando que aparezca pronto alguien que lo ayude con su problema.

Isabella Davis, cansada de la vida que estaba llevando donde sufría de humillaciones, maltratls y abusos por parte de su padrastro reiteradamente, tiene una discusión con su madre quién la corre de la casa, ella ve esto como una oportunidad para comenzar de cero, deja la ciudad de Ohio para trasladarse con los pocos ahorros que tiene hacia Los Ángeles para comenzar de nuevo, pero nada es tan fácil como pensaba, no encuentra trabajo ni donde vivir y los ahorros ya estaban llegando a su fin, se encuentra desesperada en espera de algún rayo de luz que le ilumine su camino, y es así como tiene la oportunidad de cuidar a una pequeña niña huérfana de madre y de un padre completamente ausente.

Nada será fácil en este trabajo, deberá soportar a un grosero y muy arrogante hombre que desprecia todo sentimiento, incluyendo a su hija, a quién culpa por la muerte de su esposa.

Pero Isabella con toda su dulzura ira poco a poco derrientiendo el iceberg que cubre el corazón de Sebastián, demostrando que el amor todo lo cura, incluso el más grande dolor que podamos tener en nuestros corazones.

En este viaje de descubrimiento Sebastián conocerá a una Isabella diferente a lo que el tenía pensado, su hielo se va derritiendo poco a poco, logrando encontrar el amor que él tenía enterrado descubriendo también que hasta su amor propio tenía perdido, y es en este nuevo camino donde aprenderá amarse así mismo y a los demás.

chap-preview
Free preview
Prólogo
"El término "felicidad" perdería todo su significado si no fuese compensado por la tristeza." Carl Jung. POV Sebastián La vida siempre me ha brindado lo que he deseado, tuve una niñez tranquila, una adolescencia buena y una adultez maravillosa, al menos hasta ahora. Hace casi 7 años que estoy casado con la mujer más maravillosa del mundo, ella es todo lo que siempre busque en una mujer, es alegre, simpática, tierna y demasiado dulce, tenemos una química increíble, el día que la conocí supe que estaba completamente perdido por que al verla, supe que me había enamorado a primera vista. Comenzamos una relación cuando ambos estábamos en la universidad, yo en último año y ella en el primero, no fue fácil al comienzo, ya que teníamos muy poco también para estar juntos. Pero de alguna manera nos la arreglabamos para vernos. El tiempo fue pasando y nuestra relación se fue fortaleciendo, yo crecía a pasos agigantados en el rubro de las leyes cuando ella ya estaba a punto de terminar su carrera de ingeniera. Le pedí matrimonio en Navidad, fue un día glorioso para los dos, estaba muy nervioso por su respuesta pero no sé por qué lo estaba, sabía que ella me amaba igual o más que yo, obviamente su respuesta fue un "SI QUIERO", de solo recordar ese día me produce un cosquilleo en el cuerpo. Nos casamos cuando se graduó de ingeniera. Fue un matrimonio simple donde asistieron nuestras familias y amigos mas cercanos, ese dia todos fueron testigos del profundo amor que nos teníamos, no hizo falta una despampanante boda para que lo recordaramos, al contrario, la simpleza de nuestra ceremonia y unión fue perfecta y la recuerdo hasta el día de hoy, creo que la recordaré siempre. El tiempo pasó y nuestra relación se fortalecia cada vez más, cada día me enamoraba un poco más de ella, como si eso fuera posible. Quisimos agrandar la familia un par de años después de nuestro matrimonio, así que comenzamos a intentarlo. Las cosas no se dieron como las esperábamos, no podíamos quedar embarazados por más que lo intentábamos, decidimos ir al médico para ver si alguno de los dos tenía algún problema. Pasamos por un montón de chequeos y exámenes médicos para que al final nos dijeran que no había problema alguno con ninguno de los dos, eso nos dio cierto alivio pero igual pesar por no obtener lo que queríamos. Lo seguimos intentando durante años, me dolía ver a mi esposa sufriendo con cada test de embarazo negativo que se realizaba, sufría verla así, desilusionada, yo sabía las ganas enormes que tenía con ser madre y yo igual, yo añoraba la idea de ser padre, tener un pequeño o pequeña que fuera parte de nosotros dos. Poco antes de nuestro sexto aniversario de matrimonio, las cosas comenzaron a cambiar, ella se notaba más distante, más fría, ya no era esa chica dulce de la que me enamoré y sabía la razón. Llevábamos más de 4 años intentando ser padres sin éxito alguno, nuestros cercanos nos sugirieron un montón de cosas, incluso la adopción, pero ella da una respuesta negativa a todas las ideas que proponen. Con el tiempo las personas dejaron de preguntar que cuando tendríamos hijos, dejaron de dar ideas, dejaron de conversar sobre el tema. No sabía que hacer, ya no sabía en que más la podía ayudar para que volviera a ser feliz, a ser la chica sonriente que iluminaba mi vida, ahora era una mujer sin vida, deprimida, fría, sarcástica y sin brillo alguno. No podía dejar que las cosas continuarán de esta manera, le propuse adoptar a lo cual ella me grito un rotundo NO, no por que le desagrada la idea de adoptar, si no, por que ella quiere tener un hijo de la forma normal, tradicional. Yo igual, pero no quiero seguir viendo como el amor de mi vida de hunde en la miseria todos los días un poco más por no poder concebir. Decidí dejar el tema de los hijos de lado, ya no me interesaba tener uno, prefiero tenerla a ella a mi lado siendo feliz que un hijo, con eso me basta y me sobra, de alguna manera conseguí que dejará el tema de lado, y le propuse viajar para despejar la mente. Una semana más tarde, estábamos viajando con rumbo a Francia, es un país que ella ama y sabía que si la traía aquí, sería feliz. Y así fue, por fin pude ver una sonrisa en ella apenas pisamos suelo francés, extrañaba verla sonreír y ser feliz, hace semanas que no lo hacía. Yo daría todo lo que tengo en el mundo por ver esa sonrisa siempre. Estuvimos alrededor de 2 semanas en Francia recorriendo todos los rincones posibles, no nos detuvimos ningún día, llegábamos cansadisimos al hotel por la noche, pero antes de dormir, siempre hacíamos el amor con la misma pasión que la primera vez que la hice mía. Debíamos volver a Estados Unidos, ella disimulo muy bien su tristeza por esto, pero yo la conocía tan bien, que sabía incluso que estaba pensando. Las siguientes semanas pasaron muy rápido, mi mujer ya no volvió a ser tan fría y distante como antes, se veía de mejor ánimo. Estábamos en nuestro hogar cuando un grito de su parte llamándome, me hace acercarme corriendo a nuestra habitación y con el corazón en la boca, me imaginé un montón de escenarios, menos el que me encontraría segundos más tarde. - ¿Qué sucede amor? ¿Estás bien? ¿Estás herida? ¿Necesitas ir al médico? - pregunté rápidamente repasandola con mi mirada para ver si tiene alguna herida o algo por el estilo. - No amor...lo-lo conseguimos - dice con lágrimas en los ojos y me acercó preocupado hacia ella, no entiendo de que habla. - Amor, no entiendo...¿Qué conseguimos? - tomo su rostro entre mis manos para levantar su rostro y observar sus preciosos ojos. - Es..es...Estoy embarazada - le cuesta hablar hasta que porfin me dice que sucede y no lo puedo creer. Mi pecho salta emocionado, mis ojos están abiertos como platos, tengo la boca seca y mis ojos pican por soltar lágrimas de felicidad. - ¿Es-estas segura? - ella asiente con su cabeza de manera afirmativa y me muestra el test de embarazo que tiene en su manos, tiembla al igual que yo. Al tomar el test me doy cuenta que tiene las dos famosas rayitas, lo que significa que si, joder, si está embarazada. No se que decir, estoy en shock, completamente sorprendido, porfin después de años lo conseguimos...seremos padres. Ese día celebramos como nunca, al día siguiente fuimos al médico para asegurarnos que todo estaba bien y que en realidad hubiera un bebé en camino. Mientras esperábamos a que nos llamarán, cada uno estaba sumido en sus propios pensamientos, ambos teníamos miedo que nos dijeran que el test mintió, no se si lo podríamos soportar, ya llevábamos años de desilusiones. Una enfermera grita el nombre de mi esposa y nos obliga a salir de nuestra ensoñación, caminamos a paso lento hacia la consulta médica. Estaba aterrado, tenía mucho, muchísimo miedo de lo que nos pudieran decir, pero me daba mas miedo pensar en mi mujer, no creo que mi amada esposa logré aguantar una desilusión más y eso me tenía con un pánico enorme en el corazón. Me costó muchísimo sacarla de esa depresión que cargaba, si ahora no lograba estar embarazada, no se como lograríamos superar esta situación, temía por ella y por mi, por nosotros. El doctor comenzó con hacerle varias preguntas de rigor, luego procedió a realizarle un chequeo médico rápido para después pedirle que se acostará en la camilla. Ahora si, este es el momento en que sabremos la verdad. Tiemblo ligeramente y un sudor frío corre por mi cuerpo de los nervios que tengo. Ninguno dice nada, ambos permanecemos en silencio dejando que el doctor haga todo lo que debe hacer. Le pide que se levante su blusa para poner un gel y pasar un aparato por su vientre. Mi corazón alta frenético en mi pecho, tengo miedo, muchísimo miedo, quisiera no mirar o escuchar lo que el doctor tenga que decir, pero debo hacerlo, por mi mujer, ella me necesita fuerte a su lado. El doctor comienza a deslizar el aparato y no se ve nada por unos segundos, veo como mi esposa se le comienza a cristalizar los ojos y muerde su labio inferior nerviosa. ¡Mierda! ¿Por que carajos no se ve nada? Por favor...por favor...¡Por favor! Grito de forma interna, no quiero creer que el test se haya equivocado, por Dios, no nos hagas esto. Jamás he sido muy creyente, pero ahora necesito que nos haga el milagro de traer un bebé al mundo. Estoy tan perdido en mis pensamientos que ni me percató que el doctor está hablando. - Felicidades muchachos, en unos 8 meses tendrás un hermoso bebé - no lo creo, en serio dijo lo que dijo? - ¿Qu-que dijo do-doctor? - Él nos mira con una radiante sonrisa antes de responder. - Que su esposa está embarazada, tiene alrededor de 5 semanas de gestación - mierda, en serio lo conseguimos? Giro mi rostro para ver a mi mujer quién se encuentra inundada de lágrimas, me acercó a ella y beso su rostro por completo. - Gracias...gracias...gracias, por fin lo conseguimos amor, seremos padres - yo me permito deslizar las mías en completa libertad, lloró como nunca lo he hecho. Es que todo esto es demasiado por asimilar, pensé que nunca tendríamos la fortuna de ser padres, pero aquí estamos, mirando a nuestro pequeño o pequeña bendición formándose en el vientre de mi mujer. Los meses fueron pasando y la felicidad y alegría estaba más presente que nunca, decidimos esperar hasta los 3 meses antes de contarle a nuestras familias. Cuando supieron, se volvieron como locos, todos estaban más que emocionados, todos sabían lo mucho que nos había costado concebir. Pero aqui estábamos, viendo como ni pequeña princesa crecía en el vientre perfecto de su madre. Por que si, nos enteramos a los 4 meses que era una nenita la que nos vendría acompañar, me la imaginaba igual de hermosa que su madre y espero que asi sea, que se parezca a ella, a su magnífica madre. El embarazo le entregó un brillo especial, se veía más hermosa que antes, su abultado vientre le venía de maravilla, amaba recostarse junto a ella y sentir los movimientos de nuestra bebé. El embarazo avanzo sin mayores contratiempos, amaba verla así, amaba mi vida y la hermosa familia que estábamos construyendo. Y a mi pequeña hija sin conocerla, ya se había ganado mi corazón. El dia del nacimiento de nuestra pequeña Bianca llevó a mitad de la noche. Corrimos de urgencia al hospital y la ingresamos de emergencia, por que ya estaba lo suficientemente dilatada para que la bebé naciera. Yo en ningún momento me despegue de ella, era su apoyo, su soporte y necesitaba que ella lo supiera. Casi una hora más tarde dimos la bienvenida a nuestra pequeña Bianca Santorini, era una cosa preciosa, tan pequeñita y frágil, me propuse hacer de todo en la vida para que fuera feliz, no dejaría que nadie la hiriera. Me acerca con nuestra pequeña en brazos donde mi mujer para que la conociera. - Mira amor, es preciosa nuestra pequeña Bianca - le dije con todo el amor y dulzura que sentía en ese momento. - Es preciosa...cu-cuidala, por favor - asentí en respuesta de forma inconsciente, hasta que sus palabras resonaron en mi mente. - La cuidaremos amor, los dos - le dije y me acerque a darle un beso en su frente y luego sus labios. - Te amo...no importa que, de-deseo que seas muy feliz, y...y cui-cuidala por mi - dice ella entre susurros que se hacen cada vez más lentos y lejanos. La miro detalladamente y me percato que esta muy pálida, casi no tiene color en su piel y un ruido de alguna máquina comienza a sonar fuertemente en la habitación, lo que acelera los latidos de mi corazón. No entiendo nada, no sé que diablos pasa, pero no sé ve que es algo bueno. - Sr. Santorini, necesito me entregué a la niña y salga de la habitación - ¿Qué? No, me niego a retirarme. - No, no quiero ¡¿Que le sucede a mi mujer?! - preguntó desesperado, me quitan a la niña de mis brazos mientras que dos guardias ingresan y me sacan a la fuerza de la habitación. Grito desesperado por que me digan que pasa, mi mujer no se veía nada de bien. Camino de un lado a otro con los nervios de punta, tengo un mal presentimiento, pero prefiero no pensar en eso. Ella debe estar bien. Tiene que estar bien, no me puede dejar solo, la necesito conmigo...la necesitamos. No se cuanto tiempo pasó hasta que veo al medico acercarse con un semblante en su rostro que no me gusta. No se si quiero escuchar lo que me tenga que decir, pero necesito saber como esta mi mujer. - Familiares de la Sr. Santorini - me levanto de golpe y camino a paso rapido hacia el docto. Me encuentro solo, no le he avisado a nadie que estamos aquí. - Yo, soy su esposo...¿Cómo está mi mujer? - pregunto con un nudo en la garganta, temblando y con mi corazón latiendo a mil por hora. - Señor Santorini, lo lamento...lamento informarle que su esposa falleció tras el parto de su hija - siento como si mil baldes de agua fría me fuera arrojado encima. Me quedé pegado en mi sitio, solo miro atentamente al doctor que me acaba de dar esa información pensando que se equivocó o que es una broma de mal gusto, pero no, su rostro no demuestra nada más que no sea tristeza ante la noticia. No, me niego a creer lo que dice. Niego con la cabeza repetidamente. - No, es-eso no es cierto, ell-ella está bien - digo como puedo ante lo que siento. - Lo siento mucho señor santorini, pero su esposa sufrió una hemorragia interna que no se pudo detener a tiempo - mis ojos se cristalizan ante lo que me dice, pero sigo negando a lo que me indica. Ella no, no me pudo haber dejado. - ¿Qu-quiero ve-verla? - digo con un inmenso nudo en mi garganta mientras mis ojos se cristalizan cada vez más. Me niego a creerlo, necesito verla, no creo nada de lo que me dicen, necesito comprobarlo yo mismo. El doctor asiente con pesar y me lleva donde mismo tuvimos a nuestra pequeña. Se encuentra todo más tranquilo, ya no tiene el mismo caos que cuando me sacaron. Y la veo...se ve tan tranquila, tan serena. Me acerco a paso lento y temeroso hacia ella, toco su mano y está fría, me sorprende lo fría que está. - Anda mi amor, abre tus hermoso ojitos - susurro las palabras con un dolor inmenso en mi pecho. Ella no responde, no hace nada, sigue igual de fría con sus ojos cerrados, esos ojitos que me enamoraban siempre que los veía. - Vamos preciosa...no se-seas así, abre tus ojos pa-para mi...Di-dime algo por fa-favor - pero nada, no obtengo nada de ella. La comienzo a mover de lo desesperado que me encuentro al no obtener respuesta por parte de ella. - ¡Abre tus ojos! Maldita sea, no me puedes dejar...¡¡Te lo prohíbo!! No me puedes abandonar - cada segundo que paso a su lado me hacen caer en cuenta de la realidad, que ella ya no está, que me dejó, me abandonó. Las lágrimas ya no las puedo retener y comienzan a caer en cascada por mis ojos. - ¡NO! No me dejes, no se que haré sin ti mi amor - grito desesperado, llorando derrotado ante lo que esta pasando, me aferro a su cuerpo inerte en la camilla. Hundo mi rostro en su cuello buscando su aroma, pero no esta. Espero sentir sus brazos acariciando los míos, pero solo siento su cuerpo frío bajo el mío. Espero que me diga un "Te amo" o lo que sea, pero solo escucho como el doctor repite la hora de su muerte. - Sr. Santorini, necesitamos que abandoné la habitación, necesitamos preparar a su esposa para...- niego con la cabeza ante sus palabras, no quiero oírla, no quiero que diga esas palabras. Me niego a creer que ya no la veré más, que ya no escucharé su risa por la mañana, sus chistes malos o en doble sentido, ya no comeré sus deliciosos platillos, ya no sentiré el calor de su cuerpo junto al mío o lo dulce que son sus besos. Me acerco hundido en la tristeza a su rostro, paseo mis manos por sus mejillas acariciandolas por última vez. - Te-te amo - me despido aunque no quiero, besos sus labios que tanto me encantan esperando una respuesta, pero no obtengo nada, solo el frío de su piel contra el mío. La miro una última vez esperando un maldito milagro, pero nada, la perdí, ya no esta más conmigo. - Señor Santorini, desea ver a su hija? - escuchó que me habla una enfermera, asiento por inercia, ni siquiera sé qué me pregunto. Me dejo guiar por ella y me lleva al área de recién nacidos, cuando estoy en el espejo mirando a una bebé que es igual a mi esposa es que me doy cuenta de donde estoy y aquien me están mostrando. Mi hija...nuestra hija. La observo detalladamente por varios minutos y me doy cuents que es igual a mi mujer. La pequeña abre sus ojos y son del mismo color que de...de su madre. Niego ante lo que veo, la rabia e ira me consumen, por tenerla a ella perdí a mi mujer, mi esposa, el amor de mi vida. La observo unos segundos más, les indico el nombre que habíamos escogido. No digo nada más, giro mi rostro y salgo de ahí... No quiero verla, verla solo me hace daño. Por culpa de ella la perdí...perdí mi razón de vivir!

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.8K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.6K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
53.3K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.5K
bc

La embarazada sacrificada

read
3.2K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.5M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook