Annie
En cuanto vi a Joshua no dudé en acercarme a él. Lo tomé del brazo y lo empujé a la pista. Todavía seguía molesta con mis sentimientos hacia Kevin. Esta noche sólo quería alocarme. Distenderme de todo en mi vida... Hasta de mi mejor amiga. A Lynn no pareció importarle que le quitara a Joshua, y ¿por qué lo haría? Es obvio que él no es su tipo. Además sigo creyendo que se trae algo con Andrew.
—Acércate mas–le grite a Joshua. Su mirada incómoda me hizo sentir poderosa. Lo tomé de la camiseta y lo acerqué a mi rostro. Él me detuvo. Me confundía.
—Mejor...–no lograba oír lo que me decía. Lo incite a acercarse pero no obtuve respuesta positiva.
—Ven conmigo–tomé su mano y lo hice subir la escalera, ahí tendríamos más privacidad... Para hablar o para cualquier cosa.
Cuando íbamos por la mitad se detuvo. No entendía qué le pasaba. Soy hermosa, agradable... Y necesitó compañía ¿es que no lo nota?
—Me agradas, pero–su expresión sufrida me hacia entender que me rechazaba. ¿Acaso no merezco alguien que me quiera en esta vida? La imagen de Kevin vino a mi mente. Sólo pensarlo me lastimaba–. Creo que no buscamos lo mismo...
—No te comprendo–la música de alrededor pasó a segundo plano–. ¿Es por esa chica?
—Si–me miró fijamente–. Lo siento Annie.
—No–mi orgullo hablaba por mi–. Veremos si ella es capaz de darte lo que yo te ofrecí. Porque lo dudo...
Salí muy molesta. Bajé directo al bar. Comencé a pedir tragos. Joshua no me arruinaría la noche. Estaba cansada de que la vida me golpeará en todos los frentes.
Respiré hondo. Bebí y bebí por al menos una hora. Perdí noción de dónde estaba. Mis movimientos se sentían pesados pero mi mente estaba liberada de todo. Volví a la pista de baile. Todos se movían alocadamente a mi alrededor. Nadie diciéndome qué hacer, cómo vestir o qué decir... Por primera vez me sentía libre. Tantas vueltas terminaron mareándome. Corrí a una esquina de la casa y simplemente vomité en una maceta.
Una mano tocó mi hombro. Intenté voltear rápido pero casi me caigo.
—Annie-Anya parecía preocupada–. Llevo buscándolos a todos hace al menos media hora–sus quejas me aturdían–. ¿Lynn y Andrew no estaban contigo?
—La verdad–mis palabras salían arrastradas. No pensaba en nada–. No sé dónde están y ni me importa. Yo me vine–quise vomitar de nuevo... Pero fue una falsa alarma–. Estúpidos mareos... ¿Qué te decía amiga..? Ah... Vine a divertirme–salté a la pista pero Anya me detuvo.
—Si que te pasaste...–¿quién se creía para juzgarme?–. Ven acá Annie...
Le iba a responder pero mi celular sonó. Lo tomé y respondí la llamada.
—Kevin bonito–me sostuve sobre Anya, los pies me mataban–. ¿Qué cuentas?
—Annie–su tono de preocupación en ese momento no me hizo sentir nada–. ¿Estás... Borracha?
—¿Qué?–mi voz sonó mas aguda de lo que esperaba–. No, no... Sueltálo...
—Annie... Annie_la voz de Kevin se oía a lo lejos—. ¿Qué sucede?
—Suéltalo Anya_a pesar de que me resistí ella términó arrebatándome el celular.
—¿Hola? Si, soy Anya amiga de Annie.
—Hola ¿ella está bien?–oirla hablar con mi Kevin me hizo sentir celosa. Traté de arrebatarle el teléfono pero se alejó un poco para hablar.
—Bueno...–la oí titubear–. Digamos que se le fue la mano con las copas.
Veía a Anya asentir una y otra vez. ¿Acaso coqueteaba con MI amigo? Me acerqué a hurtadillas. Le robé el celular casi me caigo pero logre establecerme. Ella bufó molesta.
—Kevin, lo que te diga no es cierto...–mi voz se oía hasta divertida. Casi no se me entendía pero mi estado se notaba a leguas.
—Ven acá... –ella me tomó del brazo y me arrastró fuera de la casa.
—Me colgó...–me entristecí.
—No te preocupes, viene para acá.
Al oír eso me detuve. Quise volver a la fiesta pero no me dejaba. No quería que Kevin me viera tan fea.
—Sólo me arreglo y ya...–suplique. Pero no me hizo caso. Nos sentamos en la entrada a esperarlo. El tiempo no pasaba más. Apoyé mi cabeza sobre el hombro de Anya, mis ojos se cerraban en contra de mi voluntad. Escuche un motor apagarse. La voz de Kevin entro en mis oídos.
Traté de ponerme de pie pero me costaba. Unos brazos fuerte me tomaron en alza. Mi cabeza ahora se apoyaba en un pecho fuerte. Supuse que se trataba de Kevin. Al sentir lo cómodo del asiento del auto me rendí ante el sueño. El viaje no lo recuerdo. Pero lo que si ví fue la habitación de Kevin.
—Dormirás aquí hoy–abrí los ojos para verlo. Sonreí ante esa belleza–. Porque si tus papás te ven así, no me quiero imaginar lo que harán.
—No me importa... Ser su hija apesta.
Él me acomodó. Dijo que se quedaría en el sofá pero lo agarré fuerte de la mano y lo empujé hacia mi. Kevin yacía en la cama junto a mí. Me acerqué más a él y lo besé. Él no se lo esperaba, pero yo lo deseaban un calor interno me pedía más y más. Lo quería junto a mi.
Kevin me correspondió. No lo dudo. Me coloqué sobre él. Sus manos recorrían mis espalda. Divertida, e intentando parecer sexi me baje la parte superior del vestido. Su rostro quedó asombrado. Hasta parecía ruborizado. Ataqué sus labios. Los devoré. Recorrí su pecho con mis manos e intenté sacarle la camiseta. Pero sus manos tomaron las mías y las detuvieron. No entendía nada.
Kevin me apartó de su lado. Me dejo en la cama y se levantó. Pensé que me deseaba tanto como yo a él.
—¿Qué haces?–pregunté con molesta. Las palabras se entreveraban en mi garganta.
—Así no...–se abrochó el pantalón–. No quiero que pase así.
—¿Y qué importa?–grité. Él me hizo una seña para que baje la voz. Volvió a sentarse en la cama, a mi lado–. Tú quieres, yo quiero. ¿Qué importa cómo pase?
—Importa–con una mano acarició mi rostro–. Estas ebria. No quiero que mañana te arrepientas de esto... Me dolería en el alma–lo miré fijo—. Yo te quiero Annie, y por eso deseo que si alguna vez pasa algo entre nosotros–titubeo. Lucía incómodo—. Sea especial... No así–sus labios se posaron en mi frente plantando un suave beso.
Se fue dejándome ahí, dolida y rechazada. Me acomodé en la cama y dormí. Quizás así olvidé todo lo absurdo de mi existencia.
**Al día siguiente**
Desperté con un fuerte dolor de cabeza. Todo me daba vueltas. Me levanté tratando de ubicarme, no sabia dónde estaba. Por escasos minutos casi entro en pánico. Hasta que reconocí la habitación. Kevin...
Traté de recordar pero nada venía a mi mente. Además cuanto más me esforzaba, la migraña se intensificaba.
Sólo esperaba no haber realizado alguna tontería. Me miré. Estaba vestida... Pero con la mitad superior destapada ¿y si igual pasó algo...?
No... No puede ser.
La puerta se abrió de golpe. Kevin entró llevando consigo una bandeja con alimentos. Me bajé de la cama, tomé mis zapatos y salí corriendo.
—Annie espera–gritó–. Deja que te explique.
Salí corriendo a la calle. Seguí así lo suficiente para alejarme de su casa. Estaba agitada, confundida y avergonzada. Si hice algo para romper mi amistad con Kevin... Moriría.
Llegué a casa sin recordar nada. Había pensado intensamente. Pero los recuerdos simplemente se habían desvanecido. Abrí la puerta por la hora, de seguro mis papás ya no estarían en casa. Andarían en alguna reunión. Tal vez ni notaron que no estuve.
Al entrar una bofetada se estampó contra mi rostro. La cara me ardía. Al igual que los ojos de mi papá. Se veía claro en ellos la ira que lo consumía.
—¿Acaso pensas que esto es un burdel o qué? –me gritó a la cara. Mamá sólo se mantenía en silencio detrás de él–. Aquí existe la moral, algo que claramente tu madre no supo inculcarte–agregó levantado aún mas la voz.
Quería llorar. Sentía que las palabras, emociones y ganas de llorar se atragantaban en mi pecho evitando salir. Dolía. Cada palabra me devastaba.
Ella se mantenía en silencio. Era mayor el miedo hacia él que el amor que decía tenerme.
—Ahí tienes el resultado de tu educación –volteó hacia mi madre. Tomó sus cosas y salió molesto. Su pisadas pesadas y mirada gélida eran suficiente para asustar a cualquiera.
—Si ya sabes cómo se pone ¿por qué lo provocas? Te encanta volvernos locos
Estaba anonadada ante sus palabras. Ella me conocía ¿cómo podía decirme esas cosas?
—¿Es en serio?–respondí escupiendo cada palabra con furia–. Toda la vida me la he pasado tratando de ser la niña perfecta que tanto quieren–lágrimas rodaban por mis mejillas. Comencé a subir las escaleras. Sólo deseaba estar sola–. ¿Cómo puedes decir que vivo para sólo molestarlos? ¿Es qué no ves todo lo que hago para mantenerlos contentos? No verdad... Para ustedes sólo soy un incorregible estorbo.
Su mirada se quebró ante mis acusaciones. Subí a mi cuarto. Cerré la puerta con todo. Grité de furia y dolor. Pensar en que algún día me iría logró calmarme un poco... Pero todavía seguía nerviosa.
Agarré el celular. Muchas llamadas pérdidas de Lynn aparecieron en la pantalla. Vi su imagen y no pude evitar sentir envidia. Siempre con su vida perfecta, padres amorosos y una hermana con la cual compartir. Lo tenía todo... Mientras que yo, tenía una casa gigante llena de soledad.
Leí su mensaje.
"Mi abuela está en el hospital. Te necesito de verdad amiga. Llámame".
Dubitativa agarré mis cosas y salí para el hospital. A pesar de todo era mi amiga. Y me necesitaba tanto como yo a ella en estos momentos.
Me escapé sin que nadie lo notará.
Subiendo al bus sentí vibrar mi teléfono. Kevin.
No estaba preparada para tener esa conversación.
Lo ignoré. Aún así sonó una vez más.
" Tienes que escucharme. Es importante. Por favor..."