Conquistando al chico de mis sueños

¡Me siento como la peor amiga del mundo! Pero él es tan... Joshua me mira sonriente y optimista, siento que miles de mariposas me hacen flotar. Toma mi rostro e intenta besarme. Sé que es sólo un sueño, pero ¿qué me importa? Cierro los ojos esperando que lo haga pero no sucede nada. Al abrirlos descubro que me encuentro en la inmensidad de un blanco. Nada ni nadie alrededor. A lo lejos una visión aparece. Joshua y Annie besándose. Frente a mi. Me entristece verlos así, pero peor es sentirme como una traidora. Eso le gana por mucho. ¿Qué clase de amiga tiene citas ficticias con el novio de su mejor amiga? Si se preguntan quién es Joshua, es algo difícil de explicar al cien por ciento pero lo intentaré. Vieron esos sueños donde tu mente crea fantasías hermosas, sobre romances, aventuras o pérdidas. Bueno, digamos que algo así es lo que sucede. Pero un poco más complicado. Los sueños son esos lugares a los que vamos huyendo de la realidad esperando encontrar la paz, pero en mi caso sólo me hicieron encontrar PROBLEMAS. Pues resulta que me enamoré del chico que siempre aparece en mis sueños, además que descubrí que ese mundo que creí que era de "fantasía" pues... Resultó no serlo tanto. Pero me estoy adelantado. Mejor se los cuento desde el inicio. Hace unos meses me encontraba en un extraño lugar. No parecía real. Los colores estaban como más claros, tenues. Todo se sentía diferente. El semáforo parecía dibujado por un artista, pero cuando la luz roja se encendió no lo dude y cruce. Al llegar al otro lado vi mi reflejo en la vidriera, traía mi piyama de rayas roja. Pero a nadie parecía importarle. Seguí avanzando por la acera, percatándome de las diferentes personas que cruzaban a mi lado. Que hermoso mundo este donde caminas con cualquier cosa y todos te ignoran. Hasta que en la esquina vi una pequeña cafetería. Caminé hasta ella, una mesa desocupada afuera captó mi atención. Un libro yacía sobre ella. Me dio curiosidad así que me senté y lo tomé. Nadie parecía reclamarlo. Pero si me acusan de ladrona, quién sabe a dónde me manden. Un par de chicos alrededor hablaban de sus cosas. No entendía qué estaba pasando. Al poco tiempo un mesero se me acercó y me ofreció un jugo de naranja. Lo tomé. Vi el título del libro. En blanco. Lo abrí, y por dentro estaba igual. —Es mi libro favorito–un chico de cabello castaño y mirada dulce estaba sentado frente a mi. Me sonrió. Me sonroje y el jugo cayó sobre mi falda. ¿Un momento? ¿En que instante me cambié de ropa? Sorprendida y confusa me observe anonadada. Estaba vestida con una remera y una falda negra suelta. —¿Y qué opinas del libro?–preguntó el chico. _Pero... Esta vacío. —Debes llenarlo con lo que te haga feliz–dijo mientras me sonreía. Esa sensación me agradó –. Así lo convertirás en tu favorito. —Eso es filosófico–digo tratando de no parecer sumamente confundida por no saber lo que sucede. —Puede ser–rió. Observa la calle–. Es la primera que te veo por aquí, y eso que vengo seguido. —Si, bueno...–trato de pensar una respuesta sensata–. Soy un ser de interiores–él ríe por mi comentario. Lo imito. Mientras lo hago, observe cruzar un desfile por la calle. Un desfile de... ¿Osos de peluche? —Si vieras tu cara en este momento, morírias de risa–lo miré esperando una respuesta. Siento que enloquezco. Se ríe conmigo o de mi. Quien me manda a irme a dormir tempra... En ese instante todo se esclarecio. ¡Era un sueño!—. Ya lo captaste, para mi tampoco fue fácil. Admito que corrí un par de cuadras disfrazado tratando de entender que pasaba. —¿Disfrazado de qué?–pregunto. Pero él le resta importancia–. Entonces, si estoy soñando... ¿tampoco eres real? —Si lo soy, que sea un sueño no significa que no exista. —Eso no tiene mucho sentido–mi sentido analítico atacó. —Soy Joshua, por cierto–me ofreció su mano extendida. —Lynn-digo correspondiendo a su gesto. Al tocarlo algo se estremecio en mi. Ese chico me hacia sentir rara. Sus ojos negros sólo me intrigan cada vez más. —Me gusta. Sabes–se levantó de la mesa. Lo miré extrañada–. Ya debo levantarme, pero fue un gusto soñar contigo. Tal vez lo podamos repetir. —Me gustaría eso–suelto sin pensar. Su sonrisa se expande, mi respuesta le agrada. Aunque preferiría que no se fuera. —Entonces, en el mismo sitio esperaré–se aleja caminando despacio. No se despide. Respiro hondo tratando de saber qué hacer ahora. Joshua me ha dejado boquiabierta-Por cierto–le escucho decir de lejos–. No olvides rellenar el libro. Ambos sonreímos. Mirándonos. Pero en un instante el desaparece, al igual que los asientos, el café y todo. Un sonido estridente invade mis oídos. Es el despertador. Tomo la almohada y grito en ella. El sueño sigue lucido en mi mente. ¿Por qué tuvo que terminar? Pensar en Joshua hace que sienta algo en el estómago. Pero a la vez, me entristece saber que será de eso sueños donde crees conocer a alguien especial, pero que sólo está en su tu mente. ¡Es lo peor! Pensar que ese era sólo el principio. Después de haber cruzado palabras con ese joven interesante, traté de no darle mucha importancia, por obvias razones. Sólo me levanté me preparé para el primer día de Universidad y me despedí de mis padres. Llegando a la Universidad, todo me resultó nuevo. Mi cabello enmarañado desentonaba con el resto de chicas. Intenté alizarlo, pero no había caso. Los rulos de la abuela eran indomables. Llegando a la primera clase.Mis compañeros fueron llegando después de mi. Annie, con su vestido rosa y su boina roja entró. Lucía bellísima, como siempre. —¿Te puedes creer la cantidad de chicos lindos que hay aquí? —¿En serio, es lo primero que me dices después de un mes de no vernos?–le recrimino. —Que amargada eres...–dice fingiendo estar molesta–. ¿Por cierto, cómo le fue a tu hermana en su nuevo trabajo? —Aún no la veo, hace un mes que se fue y según ella–hago una mueca–. No ha tenido tiempo. —Ohh...–saca su teléfono y lo desbloquea. Como siempre su atención no estaba puesta en mi–. Tienes que ver al chico que conocí recién en la entrada. —¿Tienes una foto de él? –pregunto sorprendida. Es que esta chica tiene una confianza nivel dios. Al ver al joven del celular no puedo creer lo que mis ojos ven. Un chico de ojos negros, cabello castaño oscuro corto y con un arete en la oreja izquierda le sonríe a la cámara. ¡Era Joshua! ¡El chico de mis sueños! —¿Es... Está afuera?–tartamudeo. La impresión es demasiada. Abro los ojos grandes. Annie no en tiene que me sucede. —Ay, tampoco es para tanto. Si es lindo–mira la foto–. Pero tampoco es para ponerse tipo chica de telenovela barata que hace drama por todo. Su comentario me molesta. Pero la ignoro. ¿Cómo es posible que Joshua sea real? —Ten un poco de dignidad–una joven de cabello oscuro se detiene frente a mi. Su mirada es extraña. —¿Qué?–digo. —Eso de babearse por los chicos es muy de los 2000–. Después de molestarme se va. ¿Qué le pasa? ¿Quién se cree? Terminada la primera clase salgo apurada al baño. Annie me dice algo pero sólo continuó caminando. Estoy algo perdida por lo que entro disparada al primer baño que encuentro de casualidad. Me observo y me tranquilizo. Es obvio que lo de Joshua, es un error. Debe ser mi mente jugándome una mala pasada. Desde de lo de mi abuela, mi cerebro no ha casi dormido. Debe ser eso. Sólo eso. Saliendo, la puerta choca contra alguien. Entro en pánico lo último que necesito mi primer día es una discusión. —-Auch...-el chico de lentes y chaqueta azul se toca el hombro. Un poco exagerado si me permiten acotar. Me disculpo enseguida pero él se me queda mirando. Se ríe. —No te preocupes–se arregla el cabello-. Pero ten más cuidado, la próxima me puedes arrancar el brazo. —No seas exagerado–digo sin pensar. El simple hecho de hablar con un desconocido, me pone nerviosa. El asocialismo al ataque. —¿Quién fue el golpeado, tú o yo?–lo miro. No sé que decirle su expresión no me permite ver si habla en serio o bromea. —Ehh... —Andrew, no la molestes–una chica de ojos azules y pelo castaño claro le pega por detrás de la cabeza. Él se toca el golpe–. Disculpalo, el interactuar no es su fuerte. —No pasa nada–ella lo toma del brazo y se lo lleva. El chico me observa por última vez con curiosidad. Mi mente se tranquiliza. Acomodo mi ropa mientras camino de vuelta al lugar donde deje a Annie. Pero me detengo de pronto ante lo que veo. Ella le toca el brazo, él sonríe. Algo incómodo se lo nota, pero no lo suficiente como para alejarse. Ríen. Ninguno nota mi presencia. No puedo creer que él esté sólo a unos pasos.