Capítulo II

1438 Words
Recupero la compostura y me acerco a ambos. Voy tan intrigada que no noto la puerta que se abre frente a mi. Mi cara la golpea de lleno. Cuando abro los ojos muchas caras me están mirando. Pienso por un segundo que tengo algo por lo que me toco rostro, y efectivamente lo tengo. Un moretón en el pómulo derecho. Hago una mueca de dolor al tocarlo. Unos chicos me ayudan a levantarme. Estoy algo mareada pero viviré. De repente recuerdo lo que estaba haciendo antes de la caída. —¿Estás bien?–pregunta preocupada mi amiga. Alcanzo a asentir y ella comienza a reírse disimuladamente. La miro feo. ¿Qué clase de amiga se ríe de eso? Al menos pudo esperar más tiempo. Me limpio el trasero y la espalda me duele. Tengo 19 años pero el cuerpo de una señora de 80. —¿Estás sola?–Annie me mira confundida. Después mira a todos lados, entre sus brazos y pega una vuelta completa. Me frustra verla hacer eso. —Parece que si, pero como no logro ver detrás de mi espalda no pondría al fuego mis manos por mi misma–suelta una carcajada. —Yaa–le recrimino–. Eres una pesada–ella le resta importancia–. ¿Y tu amigo? —Se fue después de que besaste el suelo–mi ceño se frunce mientras seguimos caminando–. Tenía cosas por hacer, o eso me dijo. Yo que sé. —¿Era el de la foto no? —Sep, guapo pero algo tímido–entramos al aula magna donde otros jóvenes esperaban sentados al presentador que nos daría la bienvenida–. Aunque lo puedo pervertir...–Annie se ríe por su comentario. Finjo hacer lo mismo, pero no me cree–. Ay... Que aguafiestas eres. Luego de estar una hora escuchando un discurso interminable, al fin nos dijieron que podríamos ir a la biblioteca a recoger nuestros programas. Para después ya poder irnos y regresar mañana. O sea, sólo era de introducción todo esto. Casi muero de aburrición o ¿aburrimiento? Como sea... El santuario de libros era hermoso, dos pisos, una luz blanca y natural rodeada de cientos de mesas espaciadas. Estaba en un paraíso. Recogí el programa y me senté en una mesa. Vi el celular. "Hija, ya dinos cómo te fue". " Lyn, responde... ¿Acaso te secuestraron? ¿Estás bien? "LYN MARIZA LOSER RESPONDELE A TU MADRE" Cada mensaje más loco que el anterior. La llame. —Ma, estoy bien no te preocu... —¡No me digas que no me preocupe! Y la próxima responde que asustas niña... —Si, ma...–mirando el programa me sentía emocionada por iniciar ya las otras clases. Colgué. Sentí una presencia detrás de mi. Volteé rápido. Mis ojos no lo creían. Estaba frente a mi. Annie Regresando a casa, tome el camino largo. Papá me había dejado en claro que no regresará tarde, y mucho menos me distrajera llendo a otro lugar. Con pasos largos y pesados sentía como si arrastrara mi cuerpo al infierno. Un silbido sonó cerca de mi. Un hombre en auto del otro lado me estaba viendo de manera morbosa. Disimuladamente baje un poco mi falda me sentía sucia e incómoda. Debí ponerme un pantalón para no tener que lidiar con esto. Seguí caminando, lo ignoré. Pensé en decirle algo, reclamarle... Pero ¿y si ma hacia algo? Mejor sólo caminé. Abrí la puerta de casa. Mamá estaba ocupada preparando el almuerzo. Papá quería todo perfecto. —Annie amor–deje caer mi bolso –. Tú papá traerá a su jefe a comer. Por favor ponte algo bonito...–asentí. Ni siquiera preguntó por mi primer día. Subía por las escaleras cuando escuché: "Annie tampoco algo provocador, ya sabes como se pone tu padre". Pensé que lloraría, pero no. Sólo sentí un vacío. Nada más. Agarre el celular y llamé a Lyn. Ella no respondió. Tal vez se enojó conmigo por lo de su caída, esperaba que no. No quería perderla. Así que sólo le mandé un mensaje. " Perdón por reírme. Pero admite que si hubiera sido yo, habrías hecho lo mismo jajajaja" Era irónico pensar que escribí tantos "jajajaja" sin siquiera haber sonreído desde que llegué. Las horas pasaron rápido. Me vestí lo más recatada que pude. Un jean, una remera con el cuello cerrado y una chaqueta rosa pastel para darle algo de estilo. Me senté en la mesa mamá me miro. —Un jean menos ajustado no podía ser ¿no?–no sabía que responderle. Su mueca de disgusto cambió al instante en que oyó la puerta abrirse. —Adelante Sr Fergusson. Estoy seguro que amará la comida de mi esposa. Dos hombres ingresaron al comedor. Uno alto, de cabello n***o y ojos oscuros, y otro un poco más bajo pero de gran porte e imponencia. —Ella es mi esposa, Susan–mamá sonrío e intento darle la mano al hombre. A papá no le gustó mucho. Se notó en su mirada–. Y ella es mi hija Annie—el hombre me observó un momento. Me sentí tan incómoda que no sabía qué hacer. —Ambas muy hermosas. Me senté al otro lado de la mesa, justo frente al jefe de mi padre. Sentí un roce en la pierna, nadie noto lo incómoda que me sentía. Retraje la pierna, y la puse para adentro de la silla. Ellos hablaron por al menos una hora mientras comíamos. De vez en cuando un elogio hacia mi madre se escuchaba, aunque sólo eran pequeñas palabras. No veía la hora de volver a mi cuarto. Sentí mi teléfono vibrar desde mi pantalón. Con disimulo ví que era un mensaje. Lo abrí. "Aunque seas insoportable igual te aguanto :) jajajaja" Era de Lyn. Por suerte estábamos bien. Sin darme cuenta los demás se habían levantado. Guarde el celular y los seguí. En la puerta mi papá y su jefe se preparaban para irse. Él hombre se despidió. Sólo asentí. Salió de la casa. Mi papá espero un momento. —Esta vez si te luciste, al fin haces algo bien–dijo. Mi madre lo tomó como un cumplido, su sonrisa lo demostraba. Yo por otro lado no entendía ¿cómo se deja tratar de esa manera? Él salió. Se despidió de forma vaga. Subí rápido a mi cuarto. Necesitaba distraerme. Le hable a Kevin. De seguro él me ayudaría. —Dichosos los oídos que te escuchan–dijo con tono risueño. —Necesito salir. ¿Te animas? —Por ti, claro que si. Nos vemos en la esquina de tu casa–un ruido de llaves se oyó al otro lado–. Espérame. —Bien–. Colgué y agarre una chaqueta. Me cambie por algo más cómodo y que me diera la libertad de moverme. Traba mi puerta con el cerrojo y baje por la ventana. La enredadera al final, había sido una gran ayuda. Casi me caigo en el último tramo pero logre sostenerme. Una uña se me rompió. Pero mañana voy al salón. Me agache entre en los arbustos y me escabullí. El camino se hizo eterno. Me senté en un banco de la plaza. Estaba agitada por correr los últimos metros. El sonido de un claxón me distrajo. La blanca sonrisa de Kevin aguarda dentro de su camioneta. No era una última modelo, pero servía para movernos. —Apurate o te dejo EH...–grito fuerte. La gente lo observo. Al subir le respondí. —No lo harías, si ya viniste hasta aquí –alzo una ceja–. Además me adoras. —Eso no lo niego–agregó dulce. Me miraba de manera demasiado cariñosa. Su cabello oscuro y ojos azules siempre me parecieron atractivos. Pero Kevin es la única persona que me entiende. No podría perder su amistad por algo que no se sabe como acabará. —¿A dónde vamos?–traté de cambiar de tema. Se quedó pensativo un segundo. —¿Tienes ganas de romper cosas?–me miro con cierto gesto travieso. —Todo el tiempo. —Entonces–colocó su rostro a centímetros del mío. Sentí que la mejillas se me enrojecieron–. Creo que conozco un lugar que vas a amar. Y espero que al final también me ames a mi–una sonrisa gigante apareció en su rostro. Lo alejé juguetonamente. Pero el pulso todavía no me volvía a su estado natural–. Ya relajate, sólo juego–vuelve la vista al frente, pero no me convence del todo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD