"Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris"
Esas malditas palabras, siempre me atrajeron las lenguas extranjeras, más aún las antiguas, pero esa puta frase en latín convertida en un cliché para estos momentos parecía ser una burla más que nada.
Ajusté la corbata negra y la correa oscura de Zeus, su bozal estaba bien puesto y aunque odiaba colocárselo, eran las reglas en el cementerio.
El hermoso ramo de rosas rojas estaba en mi mano y mientras la urna de cedro llena de coronas de flores era bajada por unos trabajadores, lo lancé terminando sobre lo que sería el rostro de mi hermosa amiga.
Anastasia no tenía que morir así. Me molesta, me emputa, me encojona y me alebresta el saber que mi compañera de juegos, mi amiga, había sido asesinada por un idiota desconocido que qu
