Capítulo 5

1508 Words
Al bajar del auto vi una gran mansión, era realmente sorprendente, no sabía mucho de mi supuesto esposo, Carl Solaires un hombre de veinticinco años, era uno de los empresarios más ricos y jóvenes en el mundo, no lo había visto hasta ahora, en la fotografía tenía el cabello oscuro y sus ojos miel, dueño de varias propiedades y comercios, su pasatiempo era coleccionar antigüedades, a mi padre le gustan las pinturas, supongo que están involucrados, después de todo él propuso el matrimonio, pero por el derroche de dinero puedo darme cuenta. Jesse me llevó directamente a la habitación, apenas me saludaron amablemente unos cuantos empleados, otros me vieron asombrada, pensé que se habían dado cuenta que no era Alice hasta que Jesse me aclaró que algunos empleados no estaban de acuerdo con que yo viviera ahí, hay cosas que aún no entiendo y sé que Jesse me las está ocultando. –Es justo como en las fotos –mencioné. –Por favor, no digas eso aquí, tendremos formas de comunicarnos pero lo encontraremos después, además recuerda que en algunas habitaciones hay cámaras con audio. –Si, entiendo –murmuré viendo el dormitorio, este era el dormitorio de Alice, aquí están sus cosas, huele a ella. –Les he dicho que aún estás en recuperación, así que te traerán la cena, estaremos así unos días hasta que te acostumbres y puedas responder a tu nombre ahora, Alice. Aún sentía una punzada en el pecho cuando escuchaba su nombre, pero tenía que acostumbrarme, ese sería el único nombre que yo escucharía ahora, fui yo quien falleció. –Sí –contesté mirando alrededor –. ¿Dónde está la cuna de Dieguito? –Ya te dije que será el señor Solaires quien le dará el nombre, no le digas así –contestó –. Una niñera vendrá y se lo llevará a su dormitorio. –Nada de niñera, yo lo cuidaré –contesté. –Se supone que está delicada y tenemos niñeras. Justo en ese momento entró una mujer al dormitorio, era alta y de rasgos fuertes, su cabello recogido, tal vez de unos cuarenta años, no lo sé. –Señora Solaires, me informaron que ya se encontraba aquí y quise venir a verla personalmente. –Hola Karen –sonreí, sabía su nombre por las fotografías –. Me alegra mucho verte. Vi como su ojo tembló un poco, creo que es un tic, aunque por lo que decía su hoja, mantengo una relación limitada con ella, es la encargada de la casa, así que eso me parece extraño, tendría que ser con quien me llevó mejor. –Si, por supuesto –se acercó hacía mí, trague saliva cuando se inclinó, pero su mirada fue directamente al bebé –. El bebé ha nacido bien, eso es bueno –mencionó viendolo –. La niñera vendrá en unos minutos para llevarlo al otro dormitorio, usted puede descansar. –El niño se queda conmigo. Sus ojos se abrieron directamente hacía mí, supongo que se me salió un poco de Eleanor. –Quiero decir –sonreí de nuevo –. Ya vio lo hermoso que es, no he podido dejarlo ir con nadie desde que nació y está acostumbrado a mí, tengo mucho espacio en la habitación, aquí estaremos bien los dos. –No ha podido dejarlo ir –comentó viendo a Jesse –. Creí que habría personal en el hospital. –El parto fue muy repentino –contestó Jesse –. Y debido a la delicadeza del estado de salud de la señora Solaires el médico mencionó que era mejor que madre e hijo se quedarán juntos. –Mmmm… ya veo –murmuró –. Es mejor que venga la niñera y dará igual los brazos que lo carguen. Miré a Jesse pidiendo ayuda y ella se apresuró a hablarle. –El médico dijo que es mejor que permanezcan juntos –se apresuró –. La señora Solaires y el bebé tienen unos medicamentos importantes que tomar, supongo que a la niñera no le importará venir aquí con ella. –La niñera debió estar en parto, Jesse –contestó –. Usted debió avisar sobre la emergencia. –Todo fue demasiado rápido y el bebé reconoce a su madre. –Bueno, la niñera estará aquí hasta que el bebé se acostumbre a ella y luego se lo llevará a su dormitorio. Dicho eso salió del dormitorio, eso fue demasiado extraño, ¿la niñera debió estar en el parto? Eso no tiene sentido. Además, ahora se lo quieren llevar. –¿Qué fue eso? –le pregunté directamente a Jesse. –No lo sé –murmuró ella –. Pero pasé lo que pasé, no sueltes a Dieguito. Sonreí al escuchar que dijo su nombre, está vez sí era una sonrisa genuina. –Así que sí te gusta el nombre. –No acabes con mi paciencia –gruñó –. Averiguaré qué sucede mientras tanto, tú sonríe y atiende cuando te digan Alice. –Sí, lo sé. Ella salió y me dejó sola en la habitación, dejé a Dieguito en la cama y miré alrededor, aquí vivía Alice y aquí están sus cosas, su cama grande, una ventana, un televisor, un armario, un baño, recorrí el lugar, abrí las puertas y gavetas, su ropa era colorida, siempre fue así, vestidos en su mayoría, yo era más de Jeans o mallas, muy cómodas para correr o saltar, una fotografía de ella y Carl, era del día de la boda, recuerdo ese día, fue el día que determinó nuestras vidas, acabamos de cumplir dieciocho años cuando mi padre decidió que se casaría… Fue hace cuatro años… –¡QUE VIVAN LOS NOVIOS! Esas palabras fueron mi oportunidad, la boda se estaba llevando a cabo. No mi boda, por suerte. La boda de mi hermana Alice, mi padre le había conseguido un pretendiente muy rico y poderoso, no tenía mucha información, Alice lo vería hasta el día de su boda, osea ahora mismo se estaban conociendo. Pero yo tenía otros planes, está era mi oportunidad de huir de casa, de la ciudad y de todo este maldito lugar en el qué he estado encerrada toda mi vida. Desde que me enteré de la boda estuve cerca de mi hermana, en lo que podía, porque obviamente nuestro padre la había dejado salir con él un par de veces a algunas reuniones, pero yo seguía sin poder salir y de hecho tenía prohibido decir que era su hija, ni siquiera sabía el motivo exacto de mi existencia en este lugar, aparte de ser castigada cuando quería escapar, pero este día no iba a ser así, lo había planeado con anticipación, había estudiado y calculado cada movimiento, preparé cada parte de mi plan minuciosamente, no podía fallar, está era mi oportunidad. Todos estaban tan emocionados con la boda y yo no había causado ningún estrago, lo cual era casi un milagro, de hecho me había hecho casi invisible para nuestro padre, ahora Alice y su boda era el centro de atención para todos. Me despedí con un fuerte abrazo de mi hermana antes de que desapareciera por la puerta principal, cuando escuché las bombas supe que era mi momento y corrí hacía las escaleras, fui directamente a la habitación de nuestro padre, era un lugar tenebroso, nadie se atrevía a entrar jamás aquí, se sentía su presencia y ni siquiera estaba aquí, pero también era el único lugar que estaba tan cerca del muro que rodeaba la mansión incluso podías ver al otro lado, como ahora él no se encontraba aquí y la mayoría de sus guardias estaban en la boda, el poco personal no se iba a fijar en nada, abrí la ventana, tomé mi bolsa y me la crucé por el pecho, no llevaba nada más que mis papeles y algo de dinero, después de todo nada me pertenecía, ni siquiera esta vida, el corazón me palpitaba tan fuerte que sentía que se iba a salir del pecho, no había nadie más, me temblaba el cuerpo. –Está es mi oportunidad. Vamos, Eleanor, puedes hacerlo. Me animé a mi misma antes de tomar aire y la poca valentía que me quedaba y salté, fui demasiado fuerte y mi pie pasó el muro, pude dar la vuelta antes de seguir de largo y sujetarme de la pared, sentí algo de dolor en el brazo, pero nada que no pueda soportar, he llegado demasiado lejos, no voy a detenerme ahora, tomé la soga en mi cintura y la lancé al árbol del otro lado y bajar tranquila, cuando estuve abajo sentí un gran alivio. –Logré salir –sonreí –. Soy libre. Las bombas se volvieron a escuchar a lo lejos de nuevo, unas luces impresionantes se veían en el cielo, era una gran boda, solo espero que mi hermana sea feliz, mientras tanto yo voy a aprovechar está oportunidad para construir mi propio camino. Ahora soy libre y nunca más volveré a poner un pie en está ciudad, al menos ese era el plan original.
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